El Francotirarock y Madrid a ojos de un campesino

Álex Clavero nos vuelve a traer un capítulo de su primo Casio pero esta vez mezcla tractores y rascacielos

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El relato de Álex Clavero sobre su primo Casio es una crónica de pura comedia de la visita del inocente campesino al bullicioso y desconcertante mundo de Madrid. Desde el momento en que Casio pone un pie en la capital, su asombro y confusión son palpables, transformando cada experiencia en un episodio digno de ser compartido. Y así lo plasma nuestro Francotirarock.

"Mi primo Casio, esa persona que es tan de mi pueblo" comienza Álex, presentando a su pariente como el arquetipo del habitante rural, ajeno a las complejidades de la vida urbana. La primera parada en su odisea es un concierto de Guns N' Roses, donde Casio ofrece una interpretación de la interacción entre Axel y Slash: "La cantante de la orquesta se quiere zumbar al mago", declara con ingenuidad, convirtiendo un momento de rock en un chiste surrealista.

Pero la verdadera comedia comienza cuando Casio se encuentra cara a cara con la modernidad de Madrid. La congestión del tráfico, lejos de ser una señal de progreso, se convierte en un símbolo de la confusión para él. "Con lo que me costó convencerle de que viniese a Madrid para que viese la modernidad, y llegó a Madrid y se la encontró colapsada por los tractores", lamenta Álex, viendo cómo sus esfuerzos por abrir los ojos de Casio a la vida urbana se desvanecen ante la realidad caótica de la ciudad.

La visita al estadio Santiago Bernabéu revela aún más la brecha entre el mundo de Casio y el de la ciudad. Su desconcierto ante la idea de un techo sobre el campo de juego es tanto cómico como revelador de su mentalidad rural. "No me importa que la gente le ponga puertas al campo pero ponerle techo a la era me parece una barbaridad", comenta Casio, sin duda sorprendido por la aparente falta de lógica en la construcción moderna.

Pero es en el mundo del tenis donde Casio alcanza nuevas cotas de confusión. Sus intentos de comprender el juego y sus reglas resultan en malentendidos cómicos que ilustran su inocencia y su falta de familiaridad con el deporte. "Y si se lio con la pelota del tenis, imaginaros con las puntuaciones, hace uno un punto y gritan 15-nada", relata Álex, describiendo cómo Casio se encuentra completamente perdido en un mar de términos y números que no logra comprender.

Sin embargo, es en sus interacciones con los lugares emblemáticos de Madrid donde Casio demuestra su verdadera capacidad para confundir y asombrar. Desde el Wizink Center hasta la Puerta del Sol, cada sitio se convierte en una oportunidad para Casio de ofrecer comentarios ingeniosos y a menudo desconcertantes sobre su entorno. "Pues ya sé dónde está el frontón", exclama al ver una de las Torres Kio, revelando una vez más su tendencia a interpretar mal la realidad que lo rodea.

Pero más allá de sus malentendidos y confusiones, Casio también ofrece una mirada fresca y sincera sobre la vida en la gran ciudad. Su inocencia y su sentido del asombro son un recordatorio de la belleza y la extrañeza que se encuentran en lo mundano, y su capacidad para encontrar humor en las situaciones más absurdas es verdaderamente admirable.

En última instancia, el viaje de Casio a Madrid es más que una serie de malentendidos cómicos; es una exploración de la brecha entre lo familiar y lo desconocido, entre lo rural y lo urbano. A través de sus ojos ingenuos, vemos la ciudad como un lugar de maravilla y confusión, donde las reglas de la realidad parecen doblarse y retorcerse en cada esquina. Y aunque su visita pueda haber sido desconcertante para algunos, para otros, como Álex Clavero y sus amigos, es una oportunidad para reír, aprender y apreciar la belleza del absurdo en la vida diaria.

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