Entrevista a La Pulquería

RockFM

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La Pulquería se encuentra en plena promoción de su nuevo disco de estudio, Lobo de Bar. En RockFM hemos tenido la oportunidad de compartir con ellos unas palabras y descubrir cuáles son las sensaciones de la banda valenciana al volver a la carga.

Seis años desde la publicación de Fast Cuisine, entre medias dos años para tomar aire, celebración del décimo aniversario de la banda y vuelta a la carretera. ¿Qué sensaciones tenéis tras volver a juntaros en el estudio de grabación?. ¿Se ha reflejado este pequeño parón de alguna forma a la hora de componer y grabar?

Pues los descansos muchas veces vienen bien. Son muchos años de gira 24 horas al día con los mismas personas y a veces el cuerpo te pide parar. Y es lo que hicimos. 

Obviamente, después del parón se pilla con ganas volver al estudio. Las sensaciones han sido estupendas. Siempre nos hemos llevado bien y nos hemos reído mucho juntos. No se ha reflejado de ninguna forma especial. Siempre hemos hecho lo que nos ha venido en gana a la hora de componer canciones y eso sigue siendo exactamente igual. Vamos evolucionando como músicos y te empapas de toda la música que oyes para luego volcarla en tus composiciones. En este disco hay estilos que hasta la fecha no formaban parte de ningún disco, hasta nos hemos atrevido con la electrónica 

Doce años después de debutar con vuestro primer disco, Corridos de Amor, presentáis nuevo álbum. ¿Qué se encontrarán los pulqueros, que llevan años cantando y bailando con vuestra propuesta, al escuchar Lobo de Bar?

Pues más de lo mismo pero diferente, como te he comentado nos hemos atrevido a adentrarnos en nuevos caminos musicales. Es un disco muy ecléctico, como todos los de la pulquería. Hay caña rockera y temas más suaves pero muy sentidos. En este disco nos hemos volcado especialmente con las letras. Teníamos más ganas de decir cosas y que estas cosas sean más trascendentes.

Estuvimos a punto de llamarlo pizza cuatro estaciones porque se ha compuesto por cuatro personas, cada uno aportando la canción hecha completamente. Esa imagen nos recordaba a una pizza cuatro estaciones, cuyos ingredientes están organizados en cuatro cuartos muy diferenciados entre sí pero que forman parte de la misma pizza. Es una metáfora muy acertada para definir cómo se ha hecho este disco.

Los términos con los que se define vuestra propuesta son de lo más variados, pero hay uno que nos llama especialmente la atención: Hard-Mariachi. México parece muy presente en el imaginario de La Pulquería. ¿Se debe a alguna razón particular?

No. El encuentro con el hard mariachi fue absolutamente fortuito. Antes cantábamos en inglés y fue una forma muy natural y orgánica de pasarse al castellano. Además compartíamos local con un cantante de orquesta con el que probábamos cosas. Ademas, por supuesto de mucho ensayo de risas y mucho banco de parque y calimocho con la guitarra española a altas horas de la madrugada.

Con todo este cóctel de situaciones sobre el mantel, fue como acabamos creando el sonido Hard-Mariachi.

Parece que cada vez más crece la popularidad de bebidas como el tequila o el mezcal fuera de México. ¿Con qué personaje os gustaría compartir un pulque y un platillo de nachos con guacamole?.

La verdad es que esta pregunta es difícil. Nos gustaría compartirla con John Lennon, o con Hitler, pero si tuviera que ser alguien vivo, con Donald Trump. Le haríamos comer nachos y guacamole hasta que se le pusiera cara de mexicano. A ver si así deja de decir gilipolleces.

La presentación de Lobo de Bar ha venido acompañada de una gira de por distintos puntos de España. ¿Qué sensaciones os genera volver a subiros al escenario? ¿Tenéis alguna previsión de volver a salir fuera de España?

Las bandas somos yonquis del escenario. Cuando te enganchas a esa mierda no hay vuelta atrás. Tras un descanso de dos años, lo echas tanto de menos como la paella de tu madre después de dos años viviendo en Alemania. En la vida de una banda no es todo de color rosa. Hay mucho curro detrás que es difícil imaginar. Lo increíble es que compense hacer todo ese trabajo por solo una hora y media de show. En cuanto a la previsión de viajar, es siempre un objetivo. Salir fuera. Pero de momento hay todavía trabajo que hacer aquí. Cuando lo terminemos ya nos plantearemos abordar nuestro plan de dominación mundial. Muahahaha.

Una de los grandes atractivos de La Pulquería es asistir a vuestras descargas en directo. ¿Cómo le describiríais la experiencia a alguien que nunca ha asistido a un show de La Pulquería? ¿Y  si la pregunta hubiese sido hace diez años?.

Nosotros somos un desastre en términos generales. Pero creo que hay algo en lo que rara vez fallamos y es, precisamente, en esa descarga del directo. Independientemente de si el concierto tiene lugar ahora o hace diez años. Nuestra música tiene el directo como hábitat natural, y esa especie protegida y salvaje que son las canciones de La Pulquería muestran su verdadera naturaleza encima de un escenario. Es difícil de explicar porque no son solo las canciones. Es el clima que se crea en directo lo que hace que la experiencia tenga un valor especial.

Sois un grupo especialmente activo en redes sociales. ¿Qué ventajas encontráis en estos medios y qué os llama especialmente la atención de ellos?

A estas alturas yo creo que no hace falta explicar que las redes son un activo más de cualquier banda. Es otra vía de darle contenido a tu música. Un contenido personal y exclusivo al que antes se accedía por medio de la prensa especializada. Con la ventaja de que el público sabe lo que piensas o cómo te comportas sin que haya intermediarios. La comunicación es directa. Y eso es muy interesante porque además es bidireccional. Puedes conseguir mucho retorno de cada acción. Es genial.

De momento hay diez conciertos programados para presentar vuestro nuevo trabajo, Lobo de Bar. ¿Qué ocurrirá después? ¿Hay Pulquería para rato?

Cuando sacas un disco es porque tu intención es volver a la rueda y al ruedo. Primero hay que presentar las canciones nuevas a los seguidores. A los más próximos, el primer círculo. Y luego ir ampliando el radio a los festivales y todo lo que se nos ponga a tiro hasta agotar la munición. En ese momento habrá que recargar el armamento con nuevas canciones y seguir el ciclo natural de la vida del músico. Disco, gira, disco, gira... hasta que el cuerpo aguante.

 


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