El Francotirarock y los grandes genios de la historia

Álex Clavero ha echado una mirada a la diversidad de la genialidad humana a través de la ciencia, la comedia y la pintura

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En la vasta galería de la historia, hay nombres que resuenan con un eco imponente, genios cuyas contribuciones han marcado el curso de la humanidad. Uno de estos colosos es Gregor Mendel, el maestro de las leyes de la herencia genética. Si nos aventuramos en los pasillos del tiempo y nos detenemos en los albores del siglo XVIII, nos encontraremos con un hombre que desafió las convenciones de su época de una manera inesperada y revolucionaria. ¿Quién podría imaginar que un estudio meticuloso de los modestos guisantes revelaría los secretos más profundos de la herencia?

"Mendel, el de sus leyes… ¡Mendel descubrió la Herencia Genética con guisantes!", exclama Álex Clavero, como si estuviera asombrado ante el telón de la historia que se despliega ante él. Y es que la imagen de Mendel, inmerso en su jardín experimental, observando con cuidado los patrones de herencia entre los guisantes, es una que despierta una admiración reverente. "A principios del siglo XVIII… con el hambre que se tenía que estar pasando en esa época, ¡Tener guisantes y ponerte a jugar con ellos en vez de comértelos me parece una genialidad!!!", agrega

Imaginemos el escenario: en un mundo donde la escasez y la hambruna eran compañeras constantes, Mendel elige desentrañar los misterios de la herencia en vez de ceder a la tentación de la alimentación. "Él descubría cómo iban a ser los niños con guisantes, ¡¡Eso tiene mérito teniendo en cuenta que el resto de gente lo hacía lo mismo pero con el nabo!!", señala Clavero, destacando la singularidad de la visión de Mendel en un contexto histórico donde la supervivencia era la prioridad.

Pero la grandeza no siempre se presenta en los laboratorios o entre las páginas de los tratados científicos. Álex Clavero nos recuerda que la genialidad puede manifestarse de formas sorprendentes y a menudo inesperadas. "El genio más grande de la historia… Te había entendido el Eugenio más grande de la historia… Digo ¡coño, el cómico! ¿Cuántos Eugenios conoce esta gente?", plantea con una chispa de ironía. Y así nos introduce en el universo de otro genio, uno de la comedia: Eugenio, el maestro de la risa que conquistó los escenarios con su ingenio inigualable.

"Eugenio, el cómico catalán que Se llamaba Eugenio y se apellidaba...¡¡Saben aquel que diú!!", evoca Clavero, haciendo honor al legado humorístico que trascendió generaciones. Pero más allá de los chistes y las risas, hay una lección profunda en la genialidad de Eugenio: la capacidad de transformar lo ordinario en extraordinario. "¡Lo que le hacía ser un genio es que contaba chistes muy malos y él los convertía en muy buenos!", subraya, destacando la habilidad única de convertir lo mundano en sublime, un talento que pocos poseen.

Y así, entre guisantes y chistes, llegamos a otro maestro de la creatividad: Diego Velázquez, el virtuoso pintor cuya obra maestra, "Las Meninas", sigue siendo un faro de la excelencia artística. "Mi genio favorito es el que pintó Las Meninas… ¡¡Velázquez!!", declara Clavero con admiración palpable. Y es que la mera mención del nombre de Velázquez evoca imágenes de elegancia y maestría, un artista cuyo pincel trascendió los límites del lienzo para capturar la esencia misma de la vida.

"Pues a mi me hubiera gustado pintar Las Meninas", confiesa Clavero, expresando un deseo que seguramente muchos compartirían. Pero más allá del deseo de emular la genialidad de Velázquez, hay una aspiración más profunda: el deseo de ser reconocido y apreciado por la grandeza de nuestro propio arte. "Y que todo el mundo me hiciera la pelota… Pero de escuchar comentarios tipo: ¡¡¡Qué guapas son las niñas!!!", bromea, ilustrando la paradoja de la fama y la crítica que rodea a los grandes artistas.

En un mundo donde el arte a menudo es objeto de interpretaciones divergentes y críticas acaloradas, la obra de Velázquez sigue siendo un faro de unanimidad. "¡¡Pero que hasta Picaso me hiciera la pelota!!", sostieneClavero, llevando la broma un paso más allá al mencionar al mismísimo Picasso y su célebre "Guernica". Y es que en el vasto panorama del arte, la genialidad de Velázquez brilla con una intensidad inigualable, una luz que trasciende las barreras del tiempo y el espacio.





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