Altamont, la tragedia que cambió el mundo del rock para siempre

Una idea de los Rolling Stones salió terriblemente mal a finales de los '60 

Tiempo de lectura: 4’

Uno de los días más trágicos de la historia del rock and roll fue el 6 de diciembre de 1969, fecha que también marcó el final de la corriente contracultural de paz y amor que alcanzó su punto álgido con el verano del amor de 1967 y, musicalmente, con el festival de Woodstock '69. Si los terribles asesinatos de Charles Manson el año anterior, ya habían supuesto un desagradable golpe de realidad para muchos, el festival de Altamont Speedway fue la gota que colmó el vaso, marcando un oscuro hito que cambiaría la manera en la que el mundo percibió la música para siempre. El movimiento hippie murió en aquel evento.

La idea de los Rolling Stones, atracción principal del festival, era crear su propio Woodstock gratuito, llenando una ubicación por determinar con bandas atrayentes y, con todo el recinto hasta la bandera, sacar una película con la que terminarían de lucirse. Sin embargo, todo salió terriblemente mal, por culpa, sobre todo, de la desastrosa organización con la que se llevó a cabo esta idea. 

The Grateful Dead era la otra banda organizadora de el evento, aunque, por el mal desarrollo del mismo, decidió no tocar su show establecido. El cartel incluía, también, a Santana, Jefferson Airplane, The Flying Burrito Brothers y Crosby, Stills, Nash & Young. El recinto elegido, sin embargo, era el más inadecuado que podía existir para un festival de estas dimensiones, sólo se trataba de un descampado al que, además no se le añadieron los servicios necesarios. No había retretes de ningún tipo ni comida o bebida suficiente para todos. Lo peor, pese a todo, fue la seguridad. Los Rolling Stones decidieron contratar a los Hell's Angels, una banda de moteros con los que ya habían trabajado en Inglaterra. Pese a que su experiencia anterior había sido positiva, la realidad es que la banda tenía ramificaciones en casi todo el mundo y la califoniana, una de las originales, era mucho más violenta y caótica que cualquier otra que Jagger y los suyos hubieran visto antes. 

Llegó el día de los conciertos y, para colmo, el escenario estaba tan sólo a un metro de altura por encima de la audiencia. Lo único que separaba a los artistas de las más de 300.000 personas que acabarían asistiendo era una muralla de violentos moteros a los que la banda inglesa había pagado con cerveza. Como es evidente, un montón de tipos violentos bebiendo cerveza no son el equipo de seguridad ideal, sobre todo si lo que tienes enfrente es una cantidad ingente de personas que están escuchando música, bebiendo y consumiendo drogas. 

Aunque, desde la actuación de Santana, algunos fans ya habían recibido las primeras tundas por parte de los moteros, algunos de los cuales se habían dedicado a pasear en sus monturas entre el público, los primeros en sufrir la ira de los Ángeles del Infierno en sus propias carnes fueron Jefferson Airplane. Su vocalista, Marty Balin, fue noqueado por uno de los moteros cuando intentaba parar una de las múltiples refriegas. Otro de los moteros se subió al escenario y se encaró con el resto de la formación verbalmente mientras algunos de sus compinches seguían golpeando a la gente con palos de billar. Toda una delicia. 

Sin embargo, no fue hasta el comienzo del recital de los Rolling Stones cuando se produjo la peor de las tragedias. La tensión cada vez crecía más y los moteros se habían convertido en dueños y señores del festival, sacudiendo a todo aquel que consideraran que había roto una regla. Su enfado, además, se había acrecentado cuando parte de los asistentes rompieron alguna de sus motos. Se podía mascar la tragedia en el ambiente. 

Jagger y los suyos salieron al escenario con la noche ya entrada. Entre el público, un joven afroamericano de 18 años, Meredith Hunter que había consumido metanfetamina y se había acercado demasiado al escenario. El chico fue golpeado y devuelto a la multitud, pero, por desgracia, volvió a acercarse al los Rolling Stones, puede que enfadado por el maltrato de los moteros o por culpa de las drogas. Los testigos visuales han dado versiones de todo tipo: hay quién dice que el muchacho quería hacer daño a la banda, otros que estaba tan drogado que a penas podía andar, mientras que otra versión es que, simplemente, el chico estaba enfurecido por haber sido golpeado. Sea como fuere, se enfrentó al grupo de moteros borrachos, que le volvieron a golpear con saña hasta que, en cierto momento, el joven sacó una pistola y uno de los Ángeles, Alan Passaro, le apuñaló varias veces. 

Más allá de lo que se puede ver en el vídeo, el resto de los sucesos no fueron grabados en vídeo, sino relatados por testigos. Estos afirmaron que Hunter recibió una brutal paliza de varios moteros, que no permitieron que nadie le ayudara, ni siquiera su novia. Las heridas del chico eran tan profundas y la paliza recibida tan fuerte, que su destino estaba sellado. Según se contó, sus últimas palabras fueron: “No iba a dispararos”. Cuando, por fin, se consiguió trasladar al joven al puesto de la Cruz Roja, ya era demasiado tarde, Meredith seguía respirando, pero sus signos vitales eran muy débiles y su cuerpo había sufrido demasiado. Su novia, desesperada, fue de a un sitio a otro sin saber qué iba a pasar con su pareja. Al final, la terrible noticia se confirmó, Hunter no podía ser salvado ni aunque se consiguiera trasladarle en helicóptero al hospital. 

El concierto de los Stones continuó pese a este evento. Mick Jagger no se enteró de lo que había pasado, sólo había visto una pelea y amenazó con dejar el concierto a medias si la gente no se comportaba. Hasta el día siguiente, la banda no se enteró de lo que había sucedido. La grabación de la película se produjo de todas formas, se estrenaría en formato documental y se titularía 'Gimme Shelter', igual que la canción de la banda. 

Así, el Altamont Speedway Free Festival se convirtió en uno de los días más oscuros de la historia del rock. La inocencia de los hippies y el amor libre comenzaron a transicionar hacia una filosofía mucho más oscura y sórdida, reflejo de la época en la que Estados Unidos comenzaba a vivir. La figura de Meredith Hunter nunca ha terminado de ser olvidada. A Alan Passaro no se le condenó, ya que se consideró que había actuado en defensa propia, aunque acabó apareciendo muerto en extrañas circunstancias en 1985. Los Rolling siguen actuando, pero jamás nadie se ha vuelto a atrever a repetir un evento como el de aquella oscura noche del 6 de diciembre de 1969. 

RockFM