Bryan Adams trae a Madrid la esperanza de la antigua normalidad

12.000 personas disfrutaron de un Bryan Adams en plena forma, con un concierto que fue de más a menos, pero con momentos de mucha magia

Tiempo de lectura: 4’

Desde que comenzó la pandemia no había llegado un artista internacional a recordar que esto se está acabando, Bryan Adams fue el último artista pre-covid (diciembre de 2019) y el primero en meter a 12.000 almas en un Wizink Center que pide a gritos la antigua normalidad, ya que un concierto de este calibre no es de recibo verlo sentado en pista; eso sí, poco duraron en levantase del asiento y bailar sin moverse demasiado en su escaso metro cuadrado, a excepción de las primeras filas que no dudaron en ver a su héroe apoyados en la valla.

Siempre es difícil comenzar una gira con un gran show entre manos y que todo salga a pedir de boca, por eso quiero juzgar este concierto como lo que es: prueba-ensayo-error. No fue un mal espectáculo, no digo eso, pero creo que el repertorio no está elegido debidamente, ya que los altos y bajos que debería que tener fueron más bajos que altos a partir de la mitad del show. En cualquier caso, la banda fue el soporte perfecto para sentirse increíblemente bien arropado, con Keith Scott a la guitarra, Mickey Curry a la batería, Solomon Walker al bajo y Gary Breit al piano de media cola y teclados.

Bryan Adams

El inicio fue como un trueno que te arroya, presentando el single que publicaba hace un par de meses como adelanto de su nuevo trabajo, “Kick Ass” tiene todo para poner las pilas al público y, aunque el sonido aún distaba de ser el correcto, se podía oler que iba a ser una gran cita; le siguieron dos clásicos que llevaron al público a ponerse en pie y gozar con “Can’t Stop This Thing We Started” y “Run to you”.

Las luces se apagaron para iluminar a un Bryan que se había enfundado la acústica para pedir a todos que encendieran sus móviles y cantaran con él “Shine A Light”, creando una comunión especial con un público entregado ya a la causa, con “Heaven” se ganó definitivamente a los despistados que habían ido a ver si estaba o no en forma, pero con sus 63 años demostró que podría ser la perfecta imagen de un quarterback de película americana, por no hablar de su voz, que derrochó categoría durante más de dos horas.

La intención no bastó para que “Go Down Rockin’” bajara un poco los ánimos, pero claro, sirvió como anticipo de la enorme “It’s Only Love”, en la que Keith hizo los coros de Tina Turner y tuvo su primer momento de gloria con un solo tremendo aunque con la guitarra con demasiados agudos -por poner alguna pega-. Más oscura se mostró “Cloud Number Nine” pero sorprendió al superar en fuerza a la versión de estudio, al igual que el rock and roll “You Belong To Me” con el que no quedaba duda de que había que levantarse a bailar, más después de que Bryan se mostrase contrariado al afirmar que era la primera vez que venía a Madrid y veía al público sentado.

video

Bryan Adams

El momento cumbre estaba a punto de llegar, es de sobra conocida la gran atracción que siente Adams por España, pero en “Have You Ever Really Loved A Woman” demostró la fuerza que puede generar una guitarra española dentro de una balada pop; sustituir la de Paco de Lucía, que colaboró en la versión original, no es tarea fácil, pero Scott brilló con luz propia y el público lo agradeció, pero una de las mayores ovaciones fue cuando al final de la misma se vio en la pantalla la imagen de Paco de Lucía, para entonces los pelos ya los teníamos todos de punta, pero esto nos desmontó. Es quizás por eso por lo que a partir de aquí el concierto decayó, con momentos puntuales de gloria, pero sin la magia de esta primera parte, y mira que tenía temas para levantarnos, pero no supo construir un argumento sólido.

Se quedaron solos Breit al piano y él con acústica para presentar “Here I Am” y la potente “When You’re Gone” en la que eché de menos a la banda, representada, no obstante, por las palmas que se escuchaban en el Wizink haciendo las veces de base rítmica. Pidió Bryan que las luces enfocaran al público durante la siguiente canción, en la que sobraba toda parafernalia escénica: “(Everything I Do) I Do It For You” devolvió el hechizo a la grada y consiguió un canto uniforme, excepto por el grupo que me tocó detrás, que se sabía todas las canciones, pero en otro tono.

Una de las pruebas de que el público está entregado es cuando el suelo de la grada se empieza a tambalear, y eso consiguió con “Back To You” que volvió a hacer botar al auditorio. “The Only Thing That Looks Good on Me Is You” y “I’m Ready” volvieron a esa montaña rusa de bajada, al igual que “18 til I Die” cuyo sonido pareció empeorar pero se suplió con una puesta en escena muy potente con iluminación muy acertada en rojos y blancos. Recordó Bryan que tiene aún balas en el cargador y sonó su esperadísimo “Summer of 69” que recibió los aplausos más calurosos de la noche.

Las usuales peticiones del público fueron “Let’s Make a Night to Remember”, “House Arrest” y “Sombody”, quizás la única que no supuso un bajón, aunque le faltaban ensayos. Enganchó de nuevo, a pesar de un nuevo medio tiempo, con “Please Forgive Me” para terminar con la más antigua del repertorio hasta el momento, “Cuts Like a Knife” de 1983.

Bryan Adams

Era lógico que se hiciera esperar poco para volver con los bises, que empezaron con la canción que dará título a su nuevo trabajo que saldrá a la luz el próximo 11 de marzo, “So Happy it Hurts”, que despertó de nuevo los bailes del Wizink, los últimos de la jornada, ya que el final fue de lo más soso, no recuerdo un concierto de esta categoría que acabara así: “Straight From the Heart” y “All for Love”, ambas con Bryan solo en el escenario bordando la voz, pero sin la fuerza que hubiera dado acabar ambas con banda, imagino que los fans vibraron, pero se me escapa este final.

Hoy aterrizará en Barcelona para ofrecer su cuarto concierto de la gira europea, será en el Palau Sant Jordi a las 21:00h.


RockFM