Cinco de los momentos más locos y épicos de la vida de Lemmy Kilmister (Motörhead)

Repasamos cinco de las mejores anécdotas de la vida de Lemmy Kilmister, líder de Motörhead

Tiempo de lectura: 3’

Pocos músicos han creado una leyenda tan grande alrededor de su persona como lo hizo Lemmy Kilmister, líder de Mötorhead. Las historias que han circulado sobre sus épicas fiestas, desplantes o comportamientos erráticos, han creado, incluso después de su muerte, un halo de grandeza y de misterio alrededor de su persona. Ahora, con ocasión de la noticia de que tendremos un biopic sobre su vida, que empezará a producirse el año que viene, rescatamos cinco de sus mejores anécdotas que, sin duda, nos encantaría ver en la gran pantalla.

  • Clases de no-guitarra del mejor de la historia

Antes de estar en Motörhead y en la banda anterior al conjunto que le dio la fama, Hawkind, Lemmy trabajó como "roadie" de la Jimi Hendrix Experience. Con ellos, aprendió muchas cosas y no todas fueron musicales. "Jimi me enseñó a encontrar drogas en los sitios que menos te esperas, porque eso era parte de mi trabajo", recordaba Lemmy en una entrevista a Revolver. "Así aprendí a funcionar después de meterme ácido cinco veces en un mismo día. Aunque también aprendí sobre el carisma sobre el escenario. Jimi lucía genial sin ningún esfuerzo, como si fuera una elegante araña. Siempre estaba interesado en el público. Hacía bromas malísimas porque estaba fuera de sí mismo. La gente no entendía de lo que estaba hablando incluso cuando había teminado. De todas formas, era el mejor guitarrista que probablemente jamás verás".

  • Lemmy, la policía y 100 pastillas

Cuenta la historia que, en cierto momento, Lemmy y un amigo iban en coche con una mezcla de 100 pastillas entre las que se encontraban speed y tranquilizantes. Aparentemente, ambos fueron parados por la policía y, para que no les pillaran, se las tomaron todas de golpe antes de que los agentes tuvieran la ocasión de revisar el coche. Aquella noche, Lemmy estuvo realmente cerca de la muerte, dado que su respiración y su ritmo cardíaco se redujeron sobremanera. "Parecía que había parado de respirar, incluso aunque no lo había hecho", narra el músico en su biografía 'White Line Fever'. "Estaba allí, tirado, con los dos ojos abiertos y sin poder hablar". Algunos de sus compañeros le dieron por muerto aquella noche.

  • Lemmy y la policía canadiense

Lo de Lemmy y las drogas siempre fue una historia de lo más alocada. Según narra la leyenda, la policía canadiense pilló al músico con anfetamintas en la frontera del país y estuvo cinco días encerrado en al cárcel. Tras darse cuenta de que las habían confundido con cocaína, Kilimister fue liberado. Sin embargo, su banda, Hawkind, decidió expulsarle. Por suerte, esto le sirvió para crear una de las bandas más legendarias y ruidosas del planeta, Motörhead.

  • Cuando Lemmy comenzó a "cuidarse"

Lemmy no dejó de fumarse al menos dos cajetillas diarias y de beberse una botella de whisky cada jornada durante al menos 30 años. Con el comienzo de siglo, el músico tuvo que comenzar a cuidarse por orden del médico. Entonces, decidió "relajarse" y solo fumarse una cajetilla y pasarse al vodka.

En 2011, al músico le detectaron problemas del corazón y tuvo que someterse a una arriesgada operación para implantarse un marcapasos. Esto le obligó a dejar de fumar y a "dejar de beber" (beberse solo una copa al día). Curiosamente, el músico comenzó a retener fluidos y a engordar mucho a las pocas semanas. Cuando los médicos vieron su dieta, se dieron cuenta de que el músico se había estado dando atracones de arándanos. "Supongo que nada, en exceso, es bueno para ti, incluso las cosas que supuestamente son sanas", le dijo a la revista Revolver.

  • ¿Retirarse? No, gracias

Lemmy fue un tipo duro hasta el final de su vida. Cuando tuvo que operarse en 2011, su vida cambió para siempre y su salud comenzó a deteriorarse hasta que le detectaron el cáncer que acabó con su vida en 2015. Sin embargo, el legendario líder de Motörhead se negó a parar hasta el final de sus días. El 1 de septiembre de 2015, el músico no pudo tocar más de tres canciones al subirse al escenario en Austin, Texas. Esto llevó a la banda a cancelar cuatro conciertos, pero, tan solo nueve días después, la banda volvió a la carga en otro concierto en St. Louis.

"Mientras pueda andar los pocos metros que hay del backstage al escenario sin un bastón, seguiré tocando. O incluso si tengo que usar un bastón", afirmaba Lemmy durante aquellos días en declaraciones a The Guardian. Poco después, el 28 de diciembre de 2015, la leyenda nos dejaba para siempre. Aunque no cabe duda de que vivirá, eternamente, en su música y nuestros corazones.

RockFM