Crónica del Viña Rock 2023: un torbellino mucho más allá de un vídeo viral

Lo mejor del rock y el punk nacional vuelve a Villarrobledo en una cita imprescindible para sus afines

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El Viña Rock ha vuelto a tener lugar, un año más, en Villarrobledo, Albacete, y, como viene a ser costumbre, más allá de los torbellinos virales en el camping, la música ha sido, un año más, una de las grandes protagonistas.



Como en todos los grandes eventos, no es fácil hacer un recorrido 100% satisfactorio por su cartel, puesto que siempre queda algo por ver, ya sea por falta de fuerzas físicas o por solapamientos, muchas veces inevitables, en el cartel. Y es que, salvo su fiesta de bienvenida, en la que nos encontramos nombres como La Cabra Mecánica o -los muy esperados- Ítaca Band, todos los días habría una selección de artistas que nos haría complicado elegir entre ir a ver a uno o a otro.

La jornada del viernes la comenzaríamos viendo a El Niño de la Hipoteca. Esta, si no la conoces, es una de las grandes bandas de este país que tiene la sorprendente habilidad de congregar a un público bastante heterogénero. Y es que, más allá de tus ideas, mensajes como el de “Romeo y Julieta”, “Mi novia de 2ºB” o “Que te vaya bien” son universales. Su música gusta y su directo es de lo más divertido, se nota. El show, sin ninguna duda, es uno que, habiéndolo visto en distintas ocasiones, recomendaría encarecidamente a cualquier curioso o fanático. ¡No faltaron bailes, buen rollo ni solvencia interpretativa!

La Fuga serían los siguiente elegidos en nuestro punto de ruta y, sinceramente, su show hará las delicias de los seguidores más fieles al conjunto. Un concierto efectivo, resultón, en el que no faltaron sus clásicos más conocidos. Y es que lo que tiene esta banda es que, te guste o no, siempre va a haber alguna que te cantes. El grupo, además, sonó realmente bien, si bien es cierto que, a lo largo de todo el festival y, como es normal, el sonido sería mejor o peor dependiendo de lo cerca que estuvieras del escenario y de, literalmente, cómo soplara el viento. Cierto es que esto, en los conciertos más multitudinarios, podía llegar a ser un fastidio si veías el show desde lejos.



Zoo entraban, a continuación, en nuestro recorrido. Los valencianos están cada vez más cotizados y hasta las personas más ajenas a la banda empiezan a conocer su nombre. No en vano, no sólo su música es espectacular, sino que su show en directo es todo un sobresaliente. No necesitan muchos artificios, puesto que ellos en sí mismos son una fiesta que genera cada vez más devoción entre propios y extraños. Si no les conoces aún, puede que hoy sea el momento para descubrir a esta gran banda. Vas a oír hablar mucho de ellos.

Desakato eran los siguientes en salir al escenario. Se notó, por la afluencia de público, que esto era una gira de despedida. El show de los asturianos no decepcionó y nos dejaron una última -que ojalá no- visita a Villarrobledo que no olvidaremos jamás. El grupo hizo sonar todo lo que esperábamos de ellos, con canciones como “Cuando salga el sol” o “Cada vez” cobrando un papel protagonista y haciéndonos lamentarnos al pensar que esta puede ser la última vez que las escuchemos en directo. Su último concierto en el WiZink Center de Madrid se postula como una cita imprescindible en los meses venideros.

La jornada del viernes no podía acabar sin una visita obligada a una banda tan de nuestro gusto que nos hizo -eso sí, con mucho dolor- saltarnos a otros grupos como Smoking Souls o Boikot. Y es que en la Carpa Viña Rock tocaban Sexy Zebras. Los madrileños no decepcionaron a los que se acercaron a verles y dieron un concierto tan divertido como dinámico en el que no faltaron algunas de nuestras favoritas como “Jaleo”, “Canción de Mierda” o “Tonterías”. Esta banda tiene una proyección cada vez más grande y, a buen seguro, van a seguir demostrando grandes cosas en los años venideros. Tiempo al tiempo.



Llegaba el sábado y tocaba dividirse entre Celtas Cortos y Mojinos Escocíos. Desde luego, la dicotomía no podía estar más pronunciada. Lo que pudimos ver de ambos shows nos gustó, aunque hay que reconocer que los de El Sevilla tienen un directo que no solamente es bueno, sino también desternillante, da igual cuando les veas.

Una de las grandes sorpresas -y no porque les falten galones- vino con el concierto de Segismundo Toxicómano. Una verdadera delicia para los fanáticos del punk patrio, el show llegó a incluir una carrera entre dos asistentes haciendo crowdsurfing desde el escenario hasta el técnico de sonido. Si eso no es dar un buen espectáculo... El recital, de verdad, fue para verlo, sentirlo y disfrutarlo. Además, escuchar “Por ti” en directo es, siempre, un verdadero placer. ¡Qué gran “bolo”!

Se acercaba uno de los momentos más complicados del festival. La Maravillosa Orquesta del Alcohol y Porretas se solapaban en el horario y tocaba elegir: ¿dulce nostalgia o rock and roll del bueno de toda la vida? Al final, decidimos que iríamos a ver un poco de cada espectáculo y, para ser sinceros, ninguno de los dos decepcionó un ápice.

Los de Burgos llevan ya tiempo en estado de gracia y eso se nota en sus directos. Poco se puede hablar más de una banda que ha conquistado corazones y oídos a lo ancho y a lo largo del panorama nacional. Y es que, una vez más, el grupo consigue conquistar públicos y sensibilidades muy distintas, lo cual es algo cada vez más valorable en la época en la que vivimos.

Porretas, por su parte, no necesitan presentación ni sus canciones tampoco. Alguien decía, durante el show, que puedes ir a ver un concierto suyo sin saberte ninguna canción y aún así cantar 15. Es cierto, cuando no son acertadas versiones, los madrileños te golpean con sus himnos levantando el espíritu, las energías y todo lo que haga falta. Y es que, seamos sinceros, incluso para el más ajeno a temas como “Última Generación” o su tremenda versión del “Pongamos que hablo de Madrid”, ¿quién no ha cantado “Marihuana” en las fiestas de su pueblo? Hay que ver a Porretas por lo menos una vez en la vida y, una vez pasada la primera, hay que intentar volver a verles siempre que sea posible.

Los de Marras, la siguiente banda en salir al escenario, son todo un clásico del Viña Rock y este año no podía ser distinto. Es imposible no tenerle un tremendo cariño a este grupo y a canciones como el archiconocido “Hoy”, “Sexo en la calle” o “A tu vera”. Tristemente, aquí sí que se notó bastante el verles a cierta distancia, puesto que el sonido perdía mucha fuerza y definición en las últimas filas. Sea como fuere, es imposible no cantar con una banda como esta y no cabe duda de por qué son imprescindibles en este festival.

Acababa, para nosotros, la noche del sábado con un concierto imprescindible. Y es que, mientras la mayor parte de los asistentes iban a ver a Talco, nosotros no pudimos evitar disfrutar del directo del gran maestro del bajo, Pepe Bao, con O'Funkillo. ¡Qué banda, qué buen rollo, qué sonido más espectacular! Si alguien puede mezclar virtuosismo con espectáculo y buen rollo, ese es sin duda este grupo. A riego de caer, una vez más, en el cliché de las canciones más conocidas, escuchar “En el campito” en directo es algo espectacular y exageradamente divertido. ¡Hacen que parezca fácil y no lo es!



La jornada del domingo comenzaba temprano, alrededor de las cuatro de la tarde, cuando nos dirigimos al escenario Villarrobledo para ver a Vita Imana. Los veteranos metaleros madrileños cogieron el calor, el mal horario y le dieron la vuelta a la situación. ¡Qué gran show! La “intimidad” propia de la tarde más temprana de un domingo caluroso se convirtió en un show genial que destilaba carisma por los cuatro costados. Su cantante, Mero Mero, supo cogerle, a cada instante, el pulso al concierto con gran maestría. No creo que hubiera un sólo alma allí presente que no se lo pasara pipa con ellos.



Pasarían unas cuantas horas antes de que volviéramos al recinto del festival para enfrentarnos a una de las bandas que más ganas y curiosidad teníamos por ver: Uoho. El conjunto que encabeza el que fuera guitarrista de Extremoduro ofreció un show impecable lleno de clásicos, también de Platero y Tú e Inconscientes. Por sonar, sonaban bien hasta algunos de sus compañeros tras bambalinas, que se subieron al escenario para interpretar una genial versión del “Ace of Spades” de Motörhead.

¿Nuestra recomendación? Si Uoho toca cerca de ti, ve a verle sin ninguna duda. No pararás de cantar, suena espectacularmente bien y, además, verás a historia viva del rock patrio sobre el escenario. No pudimos salir más contentos después de aquel último “Ama, ama, ama y ensancha el alma”. Ojo, porque no faltaron himnos como “Salir”, “Sucede”, “El roce de tu cuerpo” o “Hay poco rock and roll”. Magistral.



Luego tocaba ver a una de las bandas más imponentes, en todos los sentidos, que ha dado este país. Narco vuelven con nueva formación, pero con el mismo sonido, más contundente que un bate de béisbol reventándote los dientes de un golpe seco y con su característica sordidez intacta. Ojo a cómo suena “P.A.M.!”, de su nuevo disco, 'Parásitos', en directo para comenzar el espectáculo. No faltaron otros grandes favoritos de los fans como “Yoni El Robot” o “El Trapichero”.

Y es que Narco son una bofetada por sorpresa en la cara, despertarte con un cubo de agua con hielo, resbalarte por la calle y romperte una pierna. Si no conoces a los sevillanos, dales una oportunidad porque no te van a dejar indiferente.



En nuestra hoja de ruta quedaba, aún, una última parada. Ska-P tomaba el control de un Viña Rock que parecía estar más abarrotado que en cualquier otro momento del evento. No sé si los 200.000 asistentes estábamos ahí, pero sí buena parte (y los que no, estaban al lado viendo a Gigatron). Aquí los problemas con el sonido sí que se recrudecieron en las últimas filas, y es que casi no cabía un alfiler en cualquier zona donde el show fuera audible.

¿Y cómo fue el concierto? Pues es que los Vallecanos son expertos en hacer lo que hacen y verles en directo es casi una garantía de que nada puede salir mal. “Mis colegas”, “Niños soldado”, “McDollar”, “Colores”... Todo rematado con el famosísimo “Vals del Obrero” con un interludio de “Como un rayo” ente medias. ¡Qué gran colofón para propios y extraños!



Dicho esto, y episodios virales aparte, hay que destacar, por último, a la gente, el público, los que de verdad hacen el Viña Rock. Y es que, más allá de tiendas voladoras y de TikTokers infiltrados, este evento significa solidaridad, dejar a tu vecino, que llega por primera vez muy poco preparado, un hinchador para el colchón o que repose del sol bajo tu lona. El verdadero espíritu del Viña reside en aquellos que los disfrutan y eso es algo que jamás debemos olvidar.



¡Nos vemos el año que viene!

RockFM