Crónica de la segunda fecha de AC/DC en Sevilla: la llama se extingue con una última lección de rock

Los australianos dejan, con un último gran espectáculo, la antorcha lista para la siguiente gran banda de rock
  • Dara Chriss

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Han sido más de 50 años de una carrera que parece llegar a su fin. AC/DC ofrecía, el pasado sábado, el que, a todas luces, era el último show de los australianos en España. Su repertorio, el mismo que el de hace unos días y el que seguramente siga sonando en lo que les queda de gira. ¿Las sensaciones? La de que Angus Young y compañía están listos para pasar la antorcha al siguiente gran grupo de rock... aunque eso no esté del todo en sus manos.

Desde "If You Want Blood You've Got It" hasta "For Those About to Rock (We Salute You)", los australianos, y más en concreto el bueno de Angus, salieron al escenario a dar todo lo que tenían, exprimiendo hasta lo último de sus fuerzas, como una vela que arde más fuerte antes de apagarse. A estas alturas, parece casi un milagro poder ver a estos veteranos en directo.

Es de admirar la resiliencia de un Brian Johnson que, de casi quedarse sordo, ha vuelto a los escenarios y puede cantar durante más de dos horas sin caerse redondo. Este señor se vio forzado a retirarse y, gracias a su empeño y a la tecnología, llegó a Sevilla a cantar todo lo que se le pusiera por delante. Llega justito, sí, pero es que tiene 76 años. Quién pudiera aguantar un esfuerzo tan titánico a su edad.

Los nuevos fichajes, en su sitio

Otro asunto con el que ha tenido que lidiar AC/DC es el de su formación. Como bien sabrás, sin Phil Rudd (batería) ni Cliff Williams (bajo), el grupo ha tenido que buscar sustitutos para su directo. La elección no podría haber sido más acertada. Angus y compañía siempre han tenido buen ojo a la hora de hacer fichajes y esta vez no ha sido una excepción.

A Matt Laug se le veía de lo más cómodo a la batería y, a decir verdad, si nos hubieran dicho que llevaba 20 años militando en el grupo nos lo hubiéramos creído. Cuesta creer que este tipo es el mismo que grabó el 'Jagged Little Pill' de Alanis Morissette, que luego interpretaría en directo el difunto Taylor Hawkins. Y es que el mundo del rock es un pañuelo.

Esto lo decimos porque el nuevo bajista de la banda, Chris Chaney, también trabajó con Morissette y con Hawkins, además de haber militado, por lo que es más conocido, en Jane's Addiction. Y bueno, como músico de estudio en la sombra, este señor ha estado desde con Slash hasta con Shakira. No sorprende, por lo tanto, que supiera encajarse así de bien en el escenario con los australianos.

Chaney, sin casi moverse, parecía vivir cada nota al mismo tiempo que también disfrutaba de estar subido al escenario junto a un grupo tan emblemático.

Angus, el MVP de la noche

Pero si alguien destacó, fue el líder del conjunto. Angus Young tiene 69 años y se ha dejado el pelo blanco, pero sigue teniendo la energía de un chaval de 20. Sin dejar de moverse, sin dejar de sudar, el guitarrista se cargó, sin ninguna duda, el show a sus hombros.

En cierto momento del show, casi para acabar, el hacha nos transporta a otra época. A base de pura pentatónica, de esas raíces blueseras que le caracterizan, Young se marca un solo de guitarra de casi 20 minutos. Quizás es un anacronismo en plena era de TikTok pero, sin duda, este fragmento se trata de un lujo que el guitarrista puede permitirse puesto que no deja de ser un último baño de masas antes de decir adiós. No en vano, este señor es el hombre que ha conseguido sobrevivir a toda la historia de AC/DC, el tipo que nunca se ha rendido con el proyecto y que siempre será parte de la historia de la música.

Unos himnos que marcan historia

¿Cuántas veces habremos escuchado “Highway to Hell” tocada por una orquesta en unas fiestas de pueblo? Eso mismo pensaba el que escribe estas líneas mientras sonaba el himno de los australianos, el corte número 17 del show, en La Cartuja de Sevilla. Y es que no se me ocurre una canción más manida en la historia del rock. Sin embargo, cuando la tocan ellos, los originales, los de verdad, se produce una especie de catarsis, una suerte de magia, que hace que los corazones den un vuelco al ritmo de los saltos del estadio.

Porque AC/DC serán tres o cuatro acordes, pero qué tres o cuatro acordes. Es muy difícil contar tanto con tan poco, y eso quedó claro con un repertorio que fue un repaso histórico a todo lo que la banda ha hecho en su carrera. ¿Quién no se vuelve loco con “Back in Black”, “Dirty Deeds Done Dirt Cheap”, “Thunderstruck”, “Let There Be Rock” o “You Shook Me All Night Long”? Y lo que es más importante, son temas que no sólo son canciones, son marcas imborrables en la cultura popular. Películas, series, anuncios, cualquier contenido audiovisual que se te ocurra... ¡y hasta momentos de nuestras vidas! Este directo sirvió para que ellos nos hicieran volver a disfrutarlas, pero también para que nosotros pudiéramos, una última vez, darles un aplauso a modo de agradecimiento por todo lo que han creado.

Pasar la antorcha

Pero la pregunta es... ¿y ahora qué? Cuando AC/DC deje de llenar estadios, cada vez contaremos con menos de nuestros veteranos. Giras de hologramas aparte, el rock clásico siempre estará vivo en nuestra memoria. Pero, ¿y qué pasa con el nuevo?

Ahí fuera hay grupos de rock de muchos estilos diferentes. Gente para todos los gustos. Qué más da que sea hard rock, progresivo o un nuevo sonido que aún no hayamos llegado a etiquetar. Con o sin solos de guitarra... ¡Que me aspen! ¡He escuchado rock hasta con autotune! A veces es un sonido, otras una actitud. El caso es que el espíritu no se debe perder nunca.

Tengo la firme creencia de que el próximo Angus está ahí fuera, tocando en una sala. Es un gran momento para ir precisamente allí, para que con los medios que tenemos a nuestro alcance, que no son pocos, nos pongamos -sin olvidar nunca a los de siempre- a descubrir nueva música con la mente abierta. No olvidemos que a los padres de alguno que hoy sea veterano, un día los australianos les parecerían “ruido” y él, rebelde, les defendió a capa y espada. ¿Estamos seguros de que eso no puede pasar ahora con, por ejemplo, unos Maneskin, que tantos jóvenes adoran y tantos mayores repudian? Lanzo esta pregunta para reflexionar... sin tener una respuesta clara.

Sea como fuere, y respecto a lo vivido el pasado sábado, AC/DC se merecían este último aplauso. Son muy grandes, resilientes y brillantes. Son, más que una banda, un fenómeno global que ha marcado a varias generaciones. Gracias, Angus. Gracias, Brian. Gracias a todos y cada uno de los que han formado parte del conjunto. Como vosotros mismos diríais, “for those about to rock, we salute you”.

RockFM