“Don't Stop Believin'” de Journey es reconocida como “la canción más grande de todos los tiempos”

El clásico de Journey se lleva este honor por parte de la revista Forbes

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Es, sin duda, uno de los temas más escuchados de todos los tiempos, pero, ¿es el mejor? El “Don't Stop Believin'” de Journey ha sido declarado, por la revista Forbes (vía Blabbermouth.net), como “la canción más grande de todos los tiempos. Según la RIAA (Recording Industry Association of America), es probable que el himno haya sido escuchado por casi todos los habitantes de la Tierra. Lo que sí es seguro es que el single ha alcanzado el rango de 18 veces platino.



Publicada en octubre de 1981, el “Don't Stop Believin'” de Journey fue parte del séptimo disco de estudio de la banda, 'Escape', que vio la luz a través de Columbia Records. Décadas después de su lanzamiento, la canción se convirtió en el tema digital más vendido del siglo XX, con más de siete millones de descargas.

En una entrevista de 2009 con "Q" (vía Blabbermouth.net), el que fuera cantante de Journey, Steve Perry, afirmó que pensaba, desde el principio, que "Don't Stop Believin'" tenía potencial como single. Lo más curioso, eso sí, es que en un principio no funcionó bien del todo, aunque volvía locos a los fans en directo.

"Cuando tocábamos la canción en 1981, sabía que algo estaba pasando, pero sinceramente, cuando la vi en la película 'Monster' con Patty Jenkins, empecé a pensar: 'Oh, Dios mío, realmente hay algo'".

"La letra habla sobre no rendirse, pero también es sobre ser joven, también es sobre pasar el rato, no rendirse y buscar esa emoción escondida en algún lugar en la oscuridad que todos estamos buscando. Es sobre tener esperanza y no rendirse cuando las cosas se ponen difíciles, porque te digo que las cosas se ponen difíciles para todos".

Un himno a la resiliencia

En 2020, al principio de la pandemia de coronavirus, "Don't Stop Believin'" se convirtió en un llamamiento a la unidad para los pacientes que se recuperaban de la COVID-19 en hospitales de Nueva York y Michigan. El clásico de 1981 sonó en el Hospital Henry Ford de Detroit (Michigan) y en el Hospital Presbiteriano de Queens de Nueva York durante las celebraciones cuando los pacientes de COVID eran dados de alta.

RockFM