Ian Anderson (Jethro Tull) y los músicos a los que les afinan los instrumentos: “¿También os limpian el culo?"

El vocalista de Jethro Tull también explica el motivo por el que llevaba mascarilla antes de la pandemia

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En una nueva entrevista con Darren Paltrowitz (vía Blabbermouth.net), el vocalista de Jethro Tull, Ian Anderson, se ha reído de los músicos a los que los roadies les afinan los instrumentos durante sus conciertos. El artista también ha explicado el motivo por el que llevaba mascarilla antes de la pandemia.

Todo comenzó cuando Anderson fue preguntado por si era cierto que nunca le da la mano a la gente que conoce: “He sufrido por infecciones de pecho desde que era pequeño, también de garganta y del sistema respiratorio superior. Ha sido un problema bastante constante para mí. Así que me he acostumbrado a no atraer, innecesariamente, los virus que provocan que te resfríes. Para mí, de verdad, no es solo una cuestión de pasar tres o cuatro días encontrándome un poco mal. Normalmente acabo pasando entre cuatro y seis semanas con una bronquitis seria y sintiéndome fatal. Por supuesto, es posible que este de gira cuando me pasa eso”.

“Durante los últimos 20 años, he llevado una mascarilla en mi equipaje de mano”, continuó. “Recuerdo que la primera vez que compré una fue en el aeropuerto de Tokio. Recuerdo que compré un par más en el de Dubái. Solo las compré por si las necesitaba, si estaba en un ambiente en el que me preocupara, particularmente, de pillar un virus. También he insistido mucho en labarme las manos durante muchos años. Tocar la flauta o la guitarra es algo que no quieres hacer con las manos grasientas, ya sea por darle la mano a alguien. Quieres tenerlas secas y limpias cuando tocas”.

Anderson, sin embargo, no se queda ahí.Nadie puede tocar mis instrumentos y nadie puede darme la mano o, si no, me contaminarán mientras estoy yendo y viniendo de mi camerino. Nadie toca mi micrófono. Yo arreglo las cosas que son fuentes potenciales de contaminación. Me cuido. Prefieron hacerlo”.

La idea de tener un roadie que desempaqueta tu instrumento, cambia las cuerdas y te lo afina... por el amor de Dios, ¿también quieres que te limpie el culo? ¿Alguien que te pase el jabón en la ducha? ¿De qué va eso? Vaya llorones. Deberías sentirte orgulloso de tu instrumento, así como de limpiarlo y mantenerlo afinado”.

“Aparte, todas esas guitarras que veo tras bambalinas... Me acuerdo de que me metí con Joe Bonamassa porque tenía 17 guitarras alineadas en la parte de atrás del escenario. Le dije: 'Joe, ¿para qué quieres tantas? No puedes tocarlas todas en una noche'. Y él me dijo: 'Bueno, las tengo por si, de repente, decido tocar una'. Mientras tanto, por supuesto, paga decenas de miles de dólares para llevarlas por todo el mundo y contrata a un par de roadies que no tienen nada mejor que hacer que cuidar de sus guitarras. Pero le hace sentir, tanto a él como a la otra gente, sentirse seguros. Supongo que están orgullosos de los instrumentos que han coleccionado. Pero tienen que confiarlos a los dedos sucios de otras personas”.

“Yo no puedo concebir que alguien me cambie las cuerdas de de guitarra. Es como... Si yo fuera un policía armado en los EE.UU. y llevara una Glock 17 en la pierna, no confiaría en otra persona ni siquiera para que la limpiara o cargara 20 cartuchos de 9 milímetros en el cargador y se asegurara de que todo estuviera bien, me devolviera el arma y me enviara al mundo cruel. ¿Lo haría alguien? Ya es bastante malo que los actores de cine no se molesten en revisar sus armas de utilería. Creo que estas cosas son muy importantes. Es una cuestión de vida o muerte cuando subes al escenario con un instrumento que tiene que funcionar. No quieres tener esa duda de que tal vez no esté del todo afinado o que no esté funcionando perfectamente. De hecho, cuando las cosas no salen bien, es como si te murieses. He visto a muchos artistas, incluyéndome a mí, a los que les ha pasado eso en el escenario, y no es un espectáculo bonito”.

“Recuerdo la primera vez que tocamos con Jimi Hendrix en Estocolmo. Todo le salió mal. Su guitarra no funcionaba. Quiero decir, era algo terrible de ver. Fue triste. Estaba frustrado y enfadado. No podía afinar su guitarra. Era una Gibson SG blanca que no solía tocar, y no podía hacer que la maldita cosa funcionase como debía. También es verdad que las SG no son instrumentos particularmente buenos, en mi opinión, aunque Tony Iommi se haya labrado una carrera tocando esas cosas”.

RockFM