Las 5 anécdotas más salvajes de Janis Joplin

Entrar en el selecto 'Club de los 27' requiere vivir bajo un lema inquebrantable: "sexo, drogas y rock & roll".
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Janis fue también la primera dama en ser considerada una "estrella del rock". Para serlo, los excesos (de todo tipo) tienen que estar servidos.

Una adicción al sexo no diagnosticada, su amor por las drogas más duras y el alcohol hicieron que la vida de Janis no fuera tan larga como nos hubiera gustado.

Su pasión por la libertad en todos los sentidos se reflejaba en cada uno de sus actos: dentro y fuera del escenario.

Ella vivió mucho, pero demasiado rápido y al límite. Estas son algunas de las anécdotas más salvajes -e inolvidables- de Pearl:

1. Problemas con la ley.
En pleno concierto de Janis en el Ian Curtis Hixon de Tampa, estado de Florida, la gente, completamente liberada al son de "la reina del blues", se puso a bailar. Esto no hubiera sido un problema en, por ejemplo, 2019. Pero era 1969 y eso de levantarse de la silla, estaba muy mal visto y lo más importante: era un delito. ¿Qué es eso de alterar el orden público y utilizar un lenguaje vulgar en directo? ¡No hombre, no! Hasta ahí podíamos llegar...

Pero esas estúpidas normas no iban con una mente abierta como la de nuestra "Bruja Cósmica". Ni corta ni perezosa, se puso a soltar todo tipo de improperios a esos policías que estaban coartando la libertad de su público. Eso, y amenazarlos con utilizar toda su fuerza para patearles sus rostros... ¿Resultado?

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Detenida y... ¡a comisaría! Allí pasó una hora entre rejas y, tras pagar una fianza de poco más de 500 dólares, fue puesta en libertad.

2. Estampó 2 botellas de whiskey en la cabeza de Jim Morrison.
A Janis le gustaba Jim y a Jim le atraía Janis. Es cierto que ambos eran tipos muy abiertos sexualmente y que "les tiraban fichas" a todo bicho viviente. En una de esas muchas noches de conciertos en la Costa Oeste de Estados Unidos de finales de los 60, coincidieron. Janis le dejó claras sus intenciones. Quería lo que quería... y Jim no se lo pensó. Pero "El Rey Lagarto" tenía muy mal beber, se puso pesado y Janis declinó su oferta. Jim no se lo tomó muy bien e intentó forzar a Janis. La "perla" le dijo a su colega que era el momento de irse y Jim cogió a Janis porque al parecer no terminaba de pillar que Janis ya no quería nada con él. Pobre Morrison, no sabía lo que le esperaba.
No es NO, Jim. O lo que es lo mismo, ¡botellazo de Southern Comfort en toda la cara por cansino! Jim se quedó inconsciente el resto de la noche.

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Este brutal incidente, atrajo aún más a Jim. Le gustaban las chicas con carácter. Llegó a decir:

Qué chica más terrorífica... ¡me encanta!

Pero como no terminaba de comprender la negativa de Janis, a pesar de que amigo Paul le dijo que no era una buena idea que se volvieran a ver, fue en otra ocasión cuando le estampó un segundo botellazo. Southern Comfort, por supuesto.

3. Invitó al público a que bailara con ella en el escenario.
Lo que ahora puede parecer hasta normal, en 1969 era insólito. Como esa vez en Frankfurt que no pudo contenerse e invitó al público que estaba disfrutando de su concierto a subirse al escenario con ella y desinhibirse completamente. Desde el que acababa de salir de la oficina, hasta la más hippie de San Francisco lo hicieron sin prejuicios. Con un animal escénico como Janis nunca se sabía lo que podía llegar a pasar.

4. Su funeral fue una fiesta pagada por ella.

Si la vida es una fiesta y la muerte forma parte de la vida, la muerte también se puede celebrar. Al menos eso fue lo que pensó nuestra rebelde favorita. Dicen que la prematura (y reciente) muerte de su colega Jim Hendrix hizo que pensara en este peliagudo asunto. De hecho, llegó a bromear con sus preocupados amigos para que se tranquilizaran asegurando que dos estrellas del rock no podían morir el mismo año...
Guardó un dinero (2.500 dólares) para pagar su propio funeral e invitar a todos sus amigos a unas copas en su honor. Grateful Dead, otro símbolo de la contracultura, actuaron en su memoria. Todo cortesía de Pearl. Así llamaban a Janis sus amigos más cercanos.

5. Persona non grata en Texas.
Humillada desde que tenía uso de razón, Janis sabía que, a pesar de haber nacido allí, no pertenecía a Texas. Ni era racista (todo lo contrario) ni vestía como la gente de allí. Sus ganas de vivir y saborear la vida hasta el último sorbo la llevaron a la capital mundial de los hippies, San Francisco.

"No soportaba más estar en Texas. San Francisco es mucho más libre. Puedes hacer todo lo que quieras, que nadie se va a meter contigo.

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Sobre sus años en Estado de la estrella solitaria llegó a decir:

"Me echaron de la clase, de la ciudad y del estado".

¡GRACIAS por tanto, Janis!

--- LOVE & PEACE---

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