Loquillo, el símbolo de la superación

El espectáculo de ayer se convirtió en algo más que el primer gran concierto de la "nueva normalidad".

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La expectación por volver a ver un concierto en el antiguo Palacio de los Deportes era desbordante. Y es que los meses de confinamiento han sido muy duros para todos los que amamos la música en directo.

Entre marzo y abril, presenciamos tristemente cómo se cancelaron todos los eventos y se enchufaron las webcams y es cierto que ahí ha habido de todo, desde esfuerzos creativos realmente admirables a oportunistas que se han aprovechado vilmente de la situación, pero de eso ya hablaremos otro día.

Además de aceptar el reto de ser el primer artista en regresar en condiciones “nuevonormales” al Palacio, la velada de ayer tenía un fin benéfico y por ello, la totalidad de la recaudación, tanto de las entradas físicas, como de los pases de streaming, iría destinada al banco de alimentos de Madrid. Un fin más que justificado si tenemos en cuenta la cantidad de familias a las que esta crisis ha dejado en una situación absolutamente precaria.

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Con puntualidad británica, a las 21:29 una épica introducción orquestal sirvió de colchón para la salida progresiva a las tablas de una de las banda más en forma de la actualidad, el gang de Loquillo, que contaba con un nuevo hacha entre sus filas, y que encajó a la perfección con los ya veteranos de la formación: Igor Pascual, Iosu García y Laurent Castagnet. Tras la aparición en el escenario de El Loco, la ovación del público se fundió con el encendido de las luces, un set austero, pero muy versátil y que permitía transmitir intimidad a la vez que glamour y que, como no podía ser de otra manera, estaba presidido por el inconfundible logotipo del pájaro loco.

Loquillo es un artista de palabra y por eso comprobamos que no mentía días antes cuando prometió que saldría con la misma actitud que si tuviera 18.000 personas delante, así fue. Con un emotivo arranque en el que encadenó sin concesión y con un perfecto sonido “Las Calles de Madrid”, “A Tono Bravo” , “Territorios Libres” y “Planeta Rock”, donde hizo el primer alto en el camino para señalar al público, gesto que bastó para que el leve sonido de los 1.700 allí congregados se transformara en un rugido que se antojaba de 20.000 a nuestros oídos.

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El siguiente bloque del repertorio, El Loco, dejó a un lado la emotividad con la que nos conquistó en la primera parte del show, para sacudirnos con su lado más crudo que arrancó con la versión del “Hombre de Negro” a la que siguió la himnica “Salud y Rock & Roll”, la nostálgica “Cruzando el Paraíso” y que desembocó en las primeras palabras de la noche, un homenaje a todos los que se nos han ido:

“No sería humano si no dijera que la emoción es tremenda…con esto hemos perdido a mucha gente que no volverá, pero siempre llevaremos en nuestros corazones, yo quisiera acordarme de dos de ellos, Almudena Sánchez y David Gistau...”

La ovación que siguió fue tan grande que casi ni se pudo apreciar el comienzo de “El Rompeolas” que sonó mejor que nunca y consiguió que la gente se levantara de sus asientos. En este punto de la noche la emoción ya era imparable y así siguieron “Rock & Roll Actitud” (con pasos de boxeo incluidos durante el solo), “Carne Para Linda” y “El Último Clásico”, que por primera vez sonaba en directo y que la gente coreó como si llevara entre nosotros desde los años 80.

Casi sin respiración y de comienzo a fin, “El Ritmo del Garaje” nos dejó más arriba de lo que pudiéramos imaginar, y cuando creíamos que ya no se podía subir más, unos pequeños detalles indicaban lo que venia a continuación: Igor se enfundaba en una boa de plumas rojas y El Loco cambiaba de chaqueta a una con arreglos de piel de cocodrilo, era el turno de un “El Rey del Glam” apoteósico.

Y a partir de aquí uno de los finales más enérgicos que se le recuerdan a Loquillo em la capital, no sin antes y detenerse unos segundos para pronunciar unas palabras más que necesarias:

“Agradeceros a todos el haber venido y participar de este concierto solidario para los que tanto lo necesitan, quiero saludar también a los que nos están siguiendo por streaming, pero no me puedo ir sin tener unas palabras para todos los que se dedican a este oficio de la música y se merecen algo más que un 'nada' "

Y tras esto “Feo, Fuerte y Formal” y “Cadillac Solitario” pusieron el punto y final a una noche con la que hace unos meses tan sólo podíamos soñar y que Loquillo transformó en toda una realidad palpable. Emocionante fue reencontrarnos con amigos, volver a ver el ambiente de los bares que rodean al recinto, la gente enfundada con las camisetas de sus grupos favoritos y cantando antes, durante y después del concierto, pero sobre todo hay algo que no olvidaré y eso será las sonrisas que se intuían tras las máscaras ante la emoción de regresar a un evento en directo.

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Puede que en esta desescalada pandémica nos toque volver sobre nuestros propios pasos, pero hoy ya nadie podrá quitarnos que la primera vez que creímos superarlo, el primer artista que llenó el Palacio de los Deportes en la “nueva normalidad” fue Loquillo. Gracias.

RockFM