¿Se pone nervioso Bruce Dickinson (Iron Maiden) antes de salir al escenario? “Este es mi gran miedo”

El vocalista de Iron Maiden explica qué es lo que más miedo le da cuando sale al escenario
Iron Maiden, Bilbao Exhibition Centre (BEC), Barakaldo, 29/V/2014. Foto por Dena Flows

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En una nueva entrevista con el podcast Talk Is Jericho (vía Ultimate Guitar), el cantante de Iron Maiden, Bruce Dickinson, ha sido preguntado sobre si se pone nervioso, a día de hoy, a la hora de salir al escenario confesando, también, cuál es su mayor miedo a la hora de dar un concierto.

“Sí, me pongo nervioso cuando salgo al escenario con Iron Maiden también, especialmente al principio de las giras. Una vez que llevas cinco, seis o siete conciertos en la gira, vuelves a la rutina. Más o menos sabes lo que va a pasar”, explica Dickinson.

“Pero mi gran miedo, especialmente como cantante, es salir al escenario, abrir la boca y que salga basura de ella, ya sabes, o nada en absoluto. Es irracional, pero es válido. Solo tienes que reconocerlo”, prosigue el vocalista.

“Quiero decir, tengo una copia de la hoja de las letras en backstage. Nunca la miro. Sin embargo, sé que si no estuviera allí, me moriría de miedo. Y una vez llevas seis o siete shows, es como si te quitaras los ruedines, o al menos los dejas en el armario”.

“Sin embargo, cuando salgo de gira en solitario es un poco distinto porque solo soy yo. Si yo paro, todo se para”.

Su concierto más difícil

En la misma charla, Dickinson explicó cómo se enfrentó a uno de los conciertos más difíciles de su vida, con solo una persona presente.

Todo comenzó cuando Bruce fue preguntado sobre cómo lidiaba con audiencias difíciles durante sus primeros shows con Iron Maiden:

“Les insultaba. O eso o me intentaba hacer su amigo, pero de forma muy rara. Recuerdo un concierto cuando estaba en una banda en la universidad. Había una... lo que, en su momento, llamábamos discoteca, excepto porque nadie iba a nunca. Era como una discoteca fantasma, con su bola y sus luces. También había un escenario”, recuerda Dickinson.

“Y no había nadie, nadie iba. Sin embargo, nos pagaban 50 libras por ir y tocar. Así que fuimos y la puerta se abrió. Solo vino una persona. Parecía un poco impresionado de que hubiera alguien en el escenario. Así que cogió una silla y se sentó justo a mitad de la pista de baile. Yo pensé: '¡Esto es genial!'”.

“Total, que me bajé del escenario y me acerqué a él con el micrófono. Le dije: 'Disculpe, señor, tengo que saberlo, ¿cuál es tu nombre?'. 'Oh, soy Fulanito de Tal'. Yo le contesté: '¿Puedo invitarte a una cerveza? Porque estamos a punto de dar un concierto solo para ti. Lo mínimo que puedo hacer es invitarte a una cerveza. Puede que odies lo que hacemos, ¿sabes lo que te digo?”.

Entonces, nos relajamos y mantuvimos esta... En realidad creamos un vínculo, teníamos una audiencia de una persona que no sabía quiénes éramos. Sin embargo, nos lo pasamos genial. A nadie le importaba, nadie lo sabía. Pero lo pasamos genial”, prosigue el cantante.

Y creo que lo que se puede aprender de esto es que siempre hay una forma de salir de una situación difícil. Solo tienes que pensar fuera del a caja. Una cosa que me da mucha rabia es cuando una banda sale a tocar en lo que es, obviamente, un cuarto de baño con un par de cajas de cerveza en una esquina del escenario. Y salen ahí y fingen que es el Madison Square Garden”.

“Y es como '¡Hola, Cleveland!'. Y yo estoy como. 'No, no es Cleveland, es un cuarto de baño con dos barriles de cerveza'. Si le dijeras a la gente: 'Hola, estamos aquí en un cuarto de baño con un par de barriles', todo el mundo diría: '¡Estos tipos son geniales! ¡Me encantan!'. Sin embargo, si haces lo otro pensarán: 'Oh, mira, son solo un puñado de posturetas'. Tienes que ser honesto”.

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