Rod Stewart brilla en su liturgia madrileña
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Rod Stewart es incombustible, y anoche lo demostró frente a 12.000 personas en el Wizink Center de Madrid. Cualquiera se sorprendería si le planteas la posibilidad de que un señor de 78 años ofrezca un show de dos horas sin interrupciones. Él lo hizo, y da la sensación de que si le dejas una hora más te la cubre sin problemas. Viendo su energía sobre el escenario, uno entiende que recoja cable al poco de decir que iba a retirarse. No parece posible que alguien pueda convencerle para que descanse, aunque sea un poco.
El concierto empezó con mucha intensidad y un público muy entregado desde el principio hasta el final. “Addicted to Love”, “You Wear It Well” y “Ooh La La”, una de las canciones que Stewart grabó con el grupo Faces, fueron las encargadas de abrir el espectáculo. Junto a la estrella del rock, varios músicos con chaquetas fucsia y cantantes para hacer los coros permanecieron codo con codo sobre las tablas para conseguir una experiencia completa de música y baile.
El equipo, que también incluía un arpa y un saxofón, mantuvo la calidad del show durante las dos horas que duró. Hacía brillar al cantante y relucía con luz propia cuando este se retiraba a los camerinos para cambiarse. No fueron pocas veces, ya que el británico lució diferentes looks a lo largo del espectáculo. Trajes plateados, con estampados de cebra, o incluso los colores de la bandera de Ucrania. Porque sí, hubo un recuerdo a la guerra que sufre el país europeo desde hace más de un año. Sonó “Rhythm of my Heart” mientras se proyectaban imágenes del conflicto, así como la bandera ucraniana y una fotografía del presidente Zelenski, que recientemente confesó sus gustos musicales, muy ligados al rock.
Una eucaristía completa
Hubo homenaje a Ucrania, y también a compañeros de profesión que se marcharon recientemente. Stewart dedicó algunas palabras y varias canciones para Christine McVie, Jeff Beck y Tina Turner. Con ella comparte una canción de 1991, "It Takes Two", que afortunadamente se pudo escuchar en el Wizink Center, con la interpretación sobresaliente de una de las chicas del equipo.
También había espacio para el fútbol. No es ningún secreto la pasión que siente Stewart por el deporte rey y, específicamente, por su club, el Celtic. Hasta mostró una bufanda del equipo escocés. Muy cerca de él, en primera fila, un grupo de aficionados enseñaban sus camisetas y banderas con el escudo del vigente campeón de Escocia. Se proyectaron imágenes de partidos en las pantallas y las bailarinas lanzaron balones a la pista. Todo un frenesí deportivo.
Como es lógico en un show de dos horas, hubo tiempo para cambiar de la alegría a la dulzura o recogimiento de algunas de las baladas que se incluyen en el extenso repertorio de Rod. De hecho, el mismo cantante se tomó la libertad de indicar a su público cuando podía sentarse y cuando debía pegar saltos. Como dijo alguien muy próximo al asiento que ocupaba quien escribe estas líneas, a veces “parecía una misa”.
Por destacar alguno de los highlights, la gente se entregó para hacer los coros en “Some Guys Have All Yhe Luck” o cantando a capella en “I Don't Want To Talk About It”. Tampoco faltaron grandes éxitos de la extensa carrera de Stewart como “Maggie May” y “Da Ya Think I'm Sexy?”. El espectáculo se cerró con "Sailing", interpretada por Rod con una gorra de marinero.
La edad no perdona, pero si hay que reconocerle algo a Stewart, sobre todo desde la perspectiva de este redactor, es que cualquiera desearía ser tan enérgico cuando toque esa etapa de la vida. Es lógico que su voz, conocida y distinguida durante décadas, no permanece igual que en los setenta. Tampoco su apariencia, pero el británico se mantiene de lujo y demuestra sobradamente que le queda tanta cuerda como él quiera. Buena noticia para sus seguidores españoles, ya que quedan por delante varios shows en Murcia, Marbella, Chiclana de la Frontera y Palafrugell. Muchas oportunidades, y esperemos que queden más, para ver a esta auténtica estrella en acción.