The Rolling Stones rebajan sus “exigencias” para tocar: “Keith todavía tiene lo que quiere”

La banda tenía unas exigencia bestiales en los '90, pero parece haberse relajado

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Los Rolling Stones se han “relajado” en cuanto a las exigencias que presentan en los riders de backstage de sus conciertos.

El bajista actual de la banda, Darrly Jones, que lleva con la banda desde los '90, afirma que el grupo ya no pide que les pongan grandes lujos en el área de bakcstage, como enormes salas en las que disfrutar de recreativos, pero sigue habiendo mucha comida para picar, incluida la favorita del guitarrista Keith Richards, el pastel de pastor.

Darryl, que sustituyó a Bill Wyman, de 87 años, tras su jubilación en 1993, afirma lo siguiente al Daily Star (vía Loudwire): "Ha cambiado con el tiempo, antes había una enorme sala de billar. Hacían una sala con cortinas y cosas así. Teníamos bancos de videojuegos de carreras, esos donde te sientas. Sí, eso existió durante un tiempo".

"Ahora han reducido un poco esas cosas", afirma. "Keith todavía tiene lo que le gusta, el pastel de pastor. Hay tanta comida entre bastidores que el teclista y yo tenemos nuestro propio rider".

No hace mucho, la situación era distinta

Eso sí, Metallica, por ejemplo, afirmaba, hace no tanto tiempo, que, cuando abrieron para los Stones, se les prohibió mirar a la cara a Mick Jagger. Los de San Francisco tocaron con los ingleses en su ciudad natal en el año 2005.

El año pasado, Lars Ulrich recoraba así aquel momento: "Así que estábamos sentados entre bastidores, y -y esto no es en absoluto un juicio sobre los Stones, esto es realmente más sobre nosotros- en un momento dado un asistente personal o lo que sea viene y dice: 'Mick Jagger va a pasar por aquí en un par de minutos, va a ir a su gimnasio privado en su camioneta, y va a calentar antes del show. Cuando pase por aquí, por favor, no le mires a los ojos ni le hables'".

Ulrich se llevó un gran disgusto

Lars, fan de toda la vida de los Stones, se llevó un disgusto gordísimo: "Tuve sueños. Pensé: 'Vamos a tocar con The Rolling Stones y sabes donde voy a pasar todo mi tiempo, es en la habitación de hotel de Keith Richards, sentado en una de esas legendarias fiestas hasta las nueve de la mañana: ¡Seré el último en irme!'. No fue exactamente así".

RockFM