El día que Cher ayudó a Slash a dejar de fumar

Una manera de lo más curiosa de dejar de fumar 

Tiempo de lectura: 2’

Dejar el mal hábito del tabaquismo constituye una lucha constante para mucha gente alrededor del mundo. Justo cuando has decidido que este va a ser tu último cigarro, un momento estresante, un café o una quedada con amigos se convierte en la excusa perfecta para volver a encenderte uno de esos endemoniados palitos humeantes. Para Slash, que llegó a fumarse tres paquetes diarios -60 cigarrillos- esto también sucedía. Aunque había intentado dejar de fumar en alguna ocasión, siempre volvía a recaer. Esto siguió sucediendo hasta que, obligado, fue a ver a Cher en directo. 

La cantante no es, en absoluto, del gusto de Slash y aquel concierto, allá por 2009, iba a ser largo, muy largo, lo suficientemente extenso como para que el guitarrista acabara desquiciado, obligado a salir a fumar cada poco rato. Cher estaba dispuesta a revivir cada periodo de su extensa carrera. Un armario adornaba el escenario y la artista entraba y salía vestida de manera diferente cada poco rato. El espectáculo se estaba convirtiendo en una tortura para el miembro de Guns N' Roses, que no podía irse y sólo tenía la posibilidad de escapar para echarse un cigarrillo cada pocos minutos. 

Tanto fue lo fumado, que Slash acabó contrayendo una fuerte neumonía que le tuvo dos semanas postrado en la cama. Cada vez que el músico intentaba fumar, se quedaba sin respiración, así que tuvo que parar el hábito antes de que fuera tarde. Primero fueron los parches de nicotina, después el snus -tabaco sin humo- y, por último, chicles, pero el guitarrista consiguió vencer el mal vicio de una vez por todas. 

Para un músico que gira por todo el mundo, no debió ser fácil poder fumar en países donde se había implantado la ley antitabaco, sobre todo teniendo en cuenta que no era raro escuchar el riff de “Sweet Child O' Mine” o los solos de “November Rain” al mismo tiempo que veíamos a Slash con un cigarro en la boca. Ni siquiera en Inglaterra, donde quisieron multarle con unos 100 dólares por cada pitillo que se encendiera en el escenario fueron capaces de pararle. Sólo Cher, en concierto, llegó a exasperar lo suficiente al guitarrista como para que, tras un empacho brutal, decidiera que el humo se había acabado para él. 

RockFM