El día que Ozzy Osbourne fue desterrado de una ciudad

El cantante faltó el respeto a sus ciudadanos haciendo algo horrible con su patrimonio 

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De todas las cosas extravagantes y absurdas que ha hecho Ozzy Osbourne a lo largo de su vida, entre las que destacan pegarle un mordisco a un murciélago o esnifarse una línea de hormigas, la que lió en la localidad de Álamo, Texas, es seguramente una de las peores o, como mínimo, de las menos respetuosas. 

Todo sucedió el 19 de febrero de 1982, cuando, de paso por la ciudad, el cantante decidió que era el momento de beber. No estamos hablando de beberse una sola cerveza, nos referimos a beber litros y litros de alcohol, lo suficiente para coger un vestido de su mánager y futura esposa, Sharon y salir a la calle a plena luz del día. Osbourne, en sus buenos tiempos, era un peligro público cuando estaba de fiesta, así que todo lo que el Príncipe de las Tinieblas pudiera hacer era impredecible. 

El cantante estaba desorientado y acabó en una céntrica plaza de la ciudad. En aquel momento, sintió la necesidad de vaciar su vejiga en el lugar más próximo. Su estado no le permitía racionalizar demasiado, así que, al vislumbrar una gran estatua, decidió que ese era el lugar idóneo para orinar. Lo que Ozzy no sabía es que el monumento se trataba de el Cenotáfio del Álamo, también conocido como el Espírtu del Sacrificio, un símbolo de respeto hacia los caídos en una famosa batalla que había tenido lugar durante la Guerra de Independencia estadounidense. 

Cuando el músico comenzó a aliviarse, a plena luz del día, un agente de policía se percató inmediatamente de lo que estaba sucediendo y procedió a arrestarle. Aunque, aquel mismo día, tenía un concierto, Osbourne se pasó una gran parte de la tarde encerrado en un calabozo. Al final, para evitar problemas y que pudiera cantar, se le dejó salir bajo una fianza de 40 dólares. Sin embargo, al artista se le prohibió volver a pisar la ciudad de manera indefinida. 

No fue hasta diez años después, en 1992, cuando Ozzy, previa donación de 10.000 dólares a una asociación benéfica de la ciudad, pudo regresar y tocar, durante dos noches seguidas, para sus seguidores del lugar. Aún con todo, su acto vandálico fue inmortalizado por dos artistas que crearon una estatua que reflejaba al artista orinando contra una pared, vestido de mujer. Para colmo, cuando fue expuesta en una galería de arte, cada vez que uno de los asistentes pasaban por delante de la obra, esta se activaba y la reproducción de Osbourne comenzaba a emular el desafortunado momento. 

RockFM