Lluvia torrencial, electricidad y un héroe anónimo: la actuación de Prince en la Super Bowl de 2007

Una de las mejores actuaciones de la Super Bowl fue electrizante por varias razones

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4 de febrero de 2007, una lluvia torrencial azota Miami, que, sin embargo, tiene su mirada puesta en el acontecimiento deportivo del año, una amalgama que combina música, espectáculo y, cómo no, fútbol americano y que, durante unas horas, une al mundo con un solo objetivo, disfrutar. El elegido para amerizar la velada es Prince, que dará un show brutal de 12 minutos de duración y que se recordará para siempre. 

En las sombras, mientras tanto, un héroe anónimo se acaba de jugar la vida para conseguir que millones de personas sean felices, al menos unos instantes, disfrutando de la actuación. Aunque Prince había sido anunciado para tocar en el descanso de la Super Bowl algo de un mes antes, lo cierto es que costó más de un año convencerle de que se apuntase al evento. Todo estaba planeado al milímetro: las luces, los fuegos artificiales y hasta un escenario con la forma del logo del artista. Sin embargo, la producción del evento no había contado con algo que nunca había sucedido en una Super Bowl, la lluvia. 

“Sabía que los ejecutivos estaban preocupados por la lluvia y una posible electrocución”, narra Ruth Arzate, la que fue asistente personal de Prince, así como su mánager en aquel momento. Nadie sabía muy bien lo que hacer, algunos propusieron que el artista hiciese playback, minimizando los riesgos. Prince se negó: “Soy Prince y voy a actuar en directo”, dijo. 

Pese a la lluvia, el show tenía que continuar. Un montón de voluntarios se apresuraron a montar el escenario, que estaba dividido en fragmentos, sobre el campo de fútbol hasta que, de repente, algo comenzó a ir mal. “El escenario tenía partes que se movían y estaba diluvando”, narra Charles Coplin, productor ejecutivo del show. “Una de estas piezas pisó un cable y lo acabó cortando. Un tipo heroico, sin embargo, se apresuró a desenchufarlo debajo de toda la lluvia, arriesgándose a morir electrocutado”, explica. 

El hombre fue Tony Ward, uno de los encargados de luces del show, que a pocos segundos de entrar en directo y, sin solución alguna planteada, decidió jugársela y, sacando sus alicates, le quitó la cobertura a tres cables y los insertó en un enchufe, sin protección, bajo la lluvia, y durante 12 minutos y medio, para salvar la actuación. 

El show, al final, salió bien y sin incidentes. La lluvia no acabó en drama y Ward, a día de hoy, todavía puede presumir orgulloso de haber salvado el día en aquella histórica Super Bowl de 2007. 

RockFM