Metallica y 'St. Anger': crónica de un fracaso anunciado

Si hay un disco que enfurece a los fans de Metallica, ese es, sin duda, 'St. Anger'

 

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5 de junio de 2003, Metallica, una de las bandas más grandes de rock y de metal de todos los tiempos, lanzan su primer disco de estudio en seis años tras un periodo de silencio, disputas, amenazas de ruptura y de cambios. Los fans se amontonan en las tiendas de discos, ansiosos por escuchar el nuevo trabajo de su grupo favorito. Sin embargo, ese disco era 'St. Anger' y las sonrisas se congelaron rápidamente, solo para tornar en muecas de furia. 

La historia de este redondo es de lo más complicadas. Generalmente, cuando un trabajo no gusta es ignorado. En todos los ámbitos del mundo del espectáculo, que se omita tu presencia es lo peor que te puede pasar. Sin embargo, eso no es lo que pasó con 'St. Anger', un disco que tampoco fue redimido por la historia. Lo cierto es que este redondo puso a Metallica en una tesitura de lo más complicada, la de ser odiados. Y es que, tras escándalos como el de Napster y todos aquellos años de fractura interna, los detractores de los de San Francisco tenían razones para criticar a Metallica mucho más allá de su corte de pelo o su sonido menos duro. Lo que había en 'St. Anger' simplemente no estaba a la altura. 

Para entender la historia de este álbum, el docuental 'Some Kind of Monster', que narra todas las desventuras de la banda a lo largo del proceso creativo del disco, ya fuera la salida de Jason Newsted, harto de ser torturado por sus compañeros, los problemas con el alcohol de James Hetfield o la crisis creativa de Kirk Hammett, lo cierto es que aquellos convulsos años afectaron, en última instancia, a la manera de componer de Metallica. Todo eso por no hablar de la anteriormente mencionada batalla legal de Lars Ulrich, que se esforzó todo lo posible por ponerle puertas a ese enorme campo en expansión que era Internet. 

Los miembros de Metallica estaban agotados. Por más que se negase la evidencia, aquel era el momento de tomarse un descanso o de separarse para siempre. Por algún motivo, el conjunto siguió adelante, pero no sin tomar una decisión pésima, secundada, aparentemente, por un Bob Rock que había perdido el brillo que, en un principio, le dio al 'Black Album'. De repente, más de una década después de que Nirvana popularizara el grunge crudo y sin tratamiento, Metallica se deshacía de muchos de los elementos de producción que les hacían sonar bien. Aquel redondo sonaba, en muchos aspectos, como una maqueta (¡y qué se puede decir de esa batería!). 

Lo cierto es que, en realidad, fueron los miembros de Metallica los que, intentando sonar más a garaje y, además, intentando adaptar su sonido a los nuevos tiempos, obligaron a un Bob Rock muy perdido a hacer que este esperpento sonara mal. Alguien dijo, poco antes de que saliera el disco, que escucharlo de principio a fin era una sensación parecida a recibir una paliza. Tenía razón, aunque no por su crudeza y brutalidad, sino porque, para cualquier fan de la banda, daba igual la época, escuchar esto era doloroso. 

¿Se puede salvar algo de este álbum? Posiblemente el tema que le da nombre y "Frantic" que, casualmente, son las dos únicas canciones que siguen sonando en los directos de Metallica a día de hoy. No son canciones brillantes, no lo son ni de lejos, pero, en este disco, destacan en esta locura. Si tienes un momento, te invito a que vuelvas a escuchar el disco entero y buscar algo que te apetezca escuchar más de una vez. 

Ojo, no es que no hubiera ideas interesantes detrás de estas canciones. El problema es que están mal desarrolladas, mal ejecutadas, mal grabadas y reflejan, a fin de cuentas, el peor momento de la historia de la banda. 

¿Qué fue lo que pasó? Que el álbum debutó como número 1 en ventas en 30 países diferentes. Imagínate a miles de personas de todo el mundo abriendo este disco, admirando su -bastante bonita- portada, deseoso de escuchar el nuevo trabajo de Metallica por primera vez y que, de repente, se encuentra esto. Al final sí, el disco generó mucho "anger" por parte de fans, crítica y casi todo aquel que siguiera a la banda. 

Metallica seguiría girando, intentando enmascarar sus nuevos temas combinándolos con sus clásicos más queridos por los fans para salvar los platos. Poco a poco, Metallica las iría descartando de su set. Solo con el tiempo, hemos podido escuchar los dos temas anteriormente mencionados de manera espontánea. 

En 2008, con uno de los mayores genios en lo que a producción -y a resucitar bandas- se refiere, Rick Rubin, a bordo, Metallica publicaría 'Death Magnetic'. Esa, sin embargo, es una historia para otro día. 

RockFM