Nirvana y el fichaje de Dave Grohl: una traición necesaria y una oportunidad histórica

En 1990, Nirvana encontró a Dave Grohl, el hombre adecuado para ayudarles a triunfar

 

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El otoño de 1990 fue una época realmente importante para Nirvana, una de las bandas de rock más prometedoras de la zona del noroeste norteamericano. Lo tenían todo: eran ruidosos, rompedores y tenían actitud. Sin embargo, aún les faltaba una pieza en su puzzle musical, un batería capaz de llevarles al siguiente nivel, alguien, como dijo en su momento el bajista Krist Novoselic, que se pudiera definir como "una bestia que andaba sobre la tierra". Ese hombre era Dave Grohl

Con tan solo 21 años, Grohl no era el tipo carismático al que conocemos ahora. El joven feucho nacido en Whasington D.C., sin embargo, tenía ya bastantes tablas tras actuar con su banda de punk, Scream, en numerosas ocasiones. Su primer encuentro tendría lugar, precisamente, en un show de este conjunto, al que Kurt Cobain atendió invitado por Buzz Osbourne, cantante de Melvins y fan de las dos bandas. El rubio se quedó impresionado con lo que vio. 

El ingeniero de sonido Craig Montgomery fue testigo de aquel mágico momento. "Estaba entre Kurt y Chris cuando Cobain dijo: 'Ese es justo el tipo de batería que necesitamos'. Dave tenía una energía difícil de ingorar y ambos estaban impresionados de cómo tocaba. Parecía que encajaba muy bien con lo que estaban haciendo".

Poco después, Cobain y Novoselic tomaron una de las decisiones más importantes de su carrera: traicionar a Dan Peters, el batería de Nirvana en aquel momento, invitando, a sus espaldas, a Dave Grohl a tocar con ellos en Seattle un 21 de septiembre de 1990. Lo cierto es que Peters no llevaba mucho en la banda, pero sí lo suficiente como para haber grabado un single, "Silver", con ellos. Eso sí, su trayectoia en directo, duró, exactamente, un concierto, el del 22 de septiembre de aquel mismo año. Ignorando lo que estaba a punto de suceder, Dan se subió tranquilo al escenario, sin darse cuenta de que Grohl estaba entre la audiciencia y de que, tan solo unos días después, Dave sería el hombre que se sentaría en su puesto. La "traición" de Nirvana estaba a punto de consumarse. 

Tan solo unas jornadas pasaron hasta que Grohl se unió a Cobain y a Novoselic para ensayar en unos estudios locales llamados Dutchman, demostrando, rápidamente, que él era eslabón que necesitaban para la banda. Los primeros años de Nirvana se habían caracterizado por la entrada y salida de varios baterías pero, ahora sí que sí, los miembros del grupo sabían que habían dado con el definitivo.  "En un par de minutos, tuvimos claros que él era el batería correcto. Pegaba fuerte y era muy dinámico. Eran tan brillante, tan encendido, tan vital... Él molaba", recuerda Novoselic en la biografía de la banda, 'Come As You Are'

Cobain llamó a Peters y le echó, solo para anunciar su nueva incorporación en una radio local unos días después. Cruisoamente, nadie le dijo a Grohl que estaba dentro de Nirvana, simplemente, se limitaron a volver a llamarle para tocar. 

La traición fue necesaria, tal y como demostró el tiempo. Nirvana firmó un contrato con DGC Records solo unos meses después de la llegada de Grohl y, para septiembre de 1991, un año después de su llegada, se convirtieron en estrellas con la salida de su segundo sidco de estudio, 'Nevermind'. Para enero del año siguiente, la banda ya había conseguido alcanzar el número uno de las listas de ventas. El resto, tan épico como fugaz y trágico, es historia. 

RockFM