La noche más oscura para Metallica y Guns N' Roses: la pesadilla de los disturbios de Montreal

Aquel día, James Hetfield se quemó vivo y Axl no hizo nada para salvar el show

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Aunque Canadá sea un país lleno de personas maravillosas y con fama de ser amables, también es posible sacar lo peor de ellos hasta extremos que nadie se puede imaginar. ¿Quién sería capaz de llegar a este punto? Lo has adivinado, Axl Rose

Nuestra historia comienza un 8 de agosto de 1992 con uno de los show más épicos que jamás te podrás imaginar, Guns N' Roses y Metallica tocando juntos en un tour de estadios. Suena bien, ¿verdad? Pues lo cierto es que fue una de las peores pesadillas que un fan del rock jamás de podría imaginar. Tan mal fue la cosa, que se generaron disturbios de tal alcance que se sucedieron los arrestos, daños de millones de dólares y, por supuesto, a Guns N' Roses se les prohibió tocar en el Olympic Stadium de por vida. 

¿Pero cómo llegamos aquí? Todo comenzó muy bien, con el evento de rock del verano saliendo de gira. La dos mayores bandas del momento saldrían de gira con bandas como Faith No More, Motörhead o Body Count de teloneros. ¿Qué podía salir mal? Habría horas y horas de himnos rockeros. Lo cierto es que eso es lo que sucedió en la mayor parte de los conciertos, salvo en Montreal. 

Todo comenzó cuando Metallica salió al escenario. La banda comenzó bien, la gente estaba disfrutando con su grupo favorito que, además, había estrenado, hace no demasiado, su fenomenal 'Black Album'. Sin embargo, llegó el momento de tocar “Fade to Black” y todo se tornó en una terrible catástrofe. Un accidente con la pirotecnia le casuó a James Hetfield terribles quemaduras de segundo y tercer grado que le tuvieron fuera de acción durante meses. “Estaba un poco confuso sobre dónde debía posicionarme”, recuerda Hetfield. “Anduve hacia delante, anduve hacia atrás y el hombre de la pirotecnia no me vio. De repente, todas las llamas comenzaron a salir desde debajo”, recuerda Hetfield. El cantante se quemó casi entero. Todo su brazo estaba calcinado, llegándose a ver el hueso. El lateral de su cara también, perdiendo además parte de su pelo. Por último, su espalda también estaba destrozada. James estaba en shock. 

Como es natural, Metallica interrumpió su concierto y Hetfield fue trasladado al hospital, no sin algunos problemas como, por ejemplo, que uno de los guardas de seguridad se rozara, sin querer, con su mano quemada. James le propinó, del dolor, un puñetazo en la entrepierna. Y es que nunca había sentido un dolor así en su vida.

Por suerte, quedaba el concierto de Guns N' Roses, los héroes que salvarían el día, convirtiendo el show en uno de dimensiones épicas... o no. Axl Rose no estaba por la labor. Ya había sido arrestado por liarla el año anterior y, desde que comenzó el tour, se había quejado de tener problemas vocales. El artista, de hecho, volvía al escenario después de varias fechas canceladas... o no. Aunque, en entrevistas anteriores, Slash ya había advertido de que Rose no estaba en las mejores condiciones, prometió un gran concierto, un “tifón de caos”. En eso último, de hecho, cumplieron. 

Dos horas después de la salida de Metallica, nadie había salido al escenario. Al final, sin muchas ganas, los Guns N' Roses salieron al escenario para tocar un set de, más o menos, unos tristes 55 minutos. Justo antes de dejarlo a medias, Axl dijo: “este será nuestro último show en mucho tiempo”. La gente se volvió loca y se acabó poniendo violenta. 

Aunque la banda dio explicaciones, afirmando que la PA no funcionaba bien y que la audiencia no estaba respondiendo, además de que la garganta de Axl no daba para más. Hay quien cuenta, sin embargo, que según salieron del show, se pudo ver a Rose en backstage con una copa y un cigarro, sin importarle lo que estaba sucediendo. 

De las 53.000 personas que estaban en la audiencia, solo unas 2000 estuvieron en los disturbios. Sin embargo, los daños fueron tantos, incluyendo destrucción de farolas y de un coche de policía, quie el evento quedó marcado para siempre como un de los más infames de las historia. Al menos tres policías y diez de los “vándalos” fueron heridos. 

La gira se paralizó durante unos días y no volvió hasta el 25 de agosto. Hetfield estaba ansioso de volver al escenario y, de hecho, lo hizo, pero solo cantando, sin tocar la guitarra, lo cual era terriblemente incómodo para él. Para cuando el tour se acabó, Guns N' Roses, como de costumbre, estaban más que quemados. 

¿La única parte buena? Pues que Craig Duswalt, el mánager de Rose, se pudo tomar unos días de vacaciones después de que la gira se paralizase. Durante aquel breve periodo de tiempo fue cuando conoció a su esposa. Ese es el único rayo de luz en una noche que, sin duda, fue una terrible pesadilla. 

RockFM