Pionero en la sombra: Carl Perkins

Recordamos a uno de los músicos que diseñaron las bases del rock and roll, y repasamos algunos de sus hitos
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Locutor RockFM

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Nació un 9 de abril de 1932 en Jackson, Tennessee, y allí vivió durante el resto de sus días. Carl Perkins era músico y componía sus propias canciones. “Blue Suede Shoes” fue uno de esos himnos que establecieron, en buena medida, las bases sobre las que se diseñaría el rock and roll. Pero, también, fue una especie de maldición. Una de esas canciones irrepetibles, que por su propia naturaleza, Perkins nunca volvería a emular. Sin embargo, tal fue su éxito que Perkins recuerda como en aquellos años 50, la gente le paraba por la calle para hacerse una foto con él; pero con una particularidad… Pisarle aquellos zapatos de gamuza azul. De hecho,, en alguna ocasión recordó que llevaba consigo un cepillo para dejarlos brillantes después de cada foto. Una canción, por cierto, que Perkins compuso en su baño, cerca de las tres de la mañana, y cuya letra escribió en un papel higiénico. 

Como comentábamos, Carl Perkins era músico y compositor y eso, probablemente, hizo ganarse una mayor admiración entre otros músicos como John Fogerty, que entre el gran público. Y, ojo, que Perkins gozó de fama y popularidad. Pero, también es cierto que otros como Elvis o Jerry Lee Lewis tuvieron más éxito en ese sentido. 

Su historia comenzó, más o menos, formando una banda con sus dos hermanos. Y lo que hacían era tocar una especie de mezcla entre música country y rythm and blues. Ni siquiera ellos sabían cómo llamarlo; así que, simplemente, lo llamaban ‘feel-good-music’. Continuaron con su propuesta, y se animaron a tocar en los honky-tonks, unos bares con música en directo, muy típicos del sur de Estados Unidos. Eran locales, digamos que peligrosos: amor y violencia tenían las mismas posibilidades de asomar por la puerta. La cuestión es que la fortuna, o el destino, hizo que Perkins se encontrara con Elvis, y a raíz de aquello acceder a Sam Phillips. Tres meses después del debut de Elvis, llegó el turno de Carl. Y supo aprovechar aquella oportunidad. Con su tercer disco apareció ese “Blue Suede Shoes”, y con aquella canción Sun Records vendió su primer millón de unidades.  Después de eso, la televisión nacional acogió a Perkins con los brazos abiertos; y el éxito, también. Todo marchaba sobre ruedas, hasta que un accidente le frenó todo de golpe. Perkins tardó meses en recuperarse de sus lesiones y, mientras tanto, su carrera lanzaba sus últimos soplos. 

Pero Carl Perkins continuó trabajando. Si los focos ya no le prestaban aquella atención, él era quien escribía y cantaba sus propias canciones. Siguió recorriéndose Estados Unidos con su música, mientras otros copaban programas de televisión y portadas de revista. Parece que Perkins nunca tuvo esa parte de showman que ama la industria (y el público). Lo suyo era algo más crudo y visceral. Johnny Cash empatizó mucho con él, y su amistad le llevó a contratarlo durante años, invitándole a acompañarle en sus conciertos. Y después de algunas desavenencias por los derechos de “Blue Suede Shoes”, finalmente pudo disfrutar de unos ingresos estables que le permitieron abrir restaurantes en su Jackson nata, así como el Centro de Prevención de Abusos a Menores Carl Perkins

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