'The Number of The Beast', el disco que lo cambió todo para Maiden

Jornadas de grabación interminables (especialmente para Dickinson), falsas acusaciones y una gira que les llevaría a lo más alto
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Locutor RockFM

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Fue 22 de marzo de 1982 cuando la carrera de Iron Maiden tomaría el vuelo, y quemaría sus alas como ocurriera con Ícaro; sino que se convertirían en uno de los grandes referentes del heavy metal, y el disco ‘The Number of The Beast’ como su punta de lanza.

Unos meses antes, la banda de Steve Harris contaba con una nueva incorporación, el cantante Bruce Dickinson; y, con él, contaban también con nuevas posibilidades musicales. El rango de Dickinson daba mucho más juego que el de su predecesor, Paul Di’Anno. Pero antes de que Maiden entraran en el estudio, ofrecieron una serie de conciertos con Dickinson ya al frente. Algo que, tal vez, a su nuevo cantante le hubiese gustado ampliar, ya que la grabación del disco le traería de cabeza.

El grupo volvió a contratar los servicios del productor e ingeniero Martin Birch, célebre por grabar con Deep PurpleFleetwood Mac o Black Sabbath entre otros. Y, a priori, seguro que a Dickinson le hacía ilusión trabajar con Birch. No en vano, el productor trabajó con Purple, una de las bandas favoritas de Bruce. De hecho, ‘The Number of The Beast’ salió publicado diez años después que ‘Machine Head’, uno de los grandes discos de la banda de Gillan, Blackmore y compañía (25 de marzo de 1972). Sin embargo, para Dickinson el proceso de grabación fue desesperante. Birch le hacía repetir una y otra vez las tomas, en busca de un sonido potente y diferente. Tantos es así, que Birch creyó, en más de una ocasión, que Bruce no volvería al día siguiente a grabar. Pero lo hizo. Y gracias a su insistencia (e imaginamos que a la desesperación también) nos queda para siempre ese grito brutal de Dicksinon en la canción que da título al disco.

Sea como fuere, el proceso de grabación no fue sencillo. Habitualmente, el trabajo de composición de las letras corría a cargo de Steve Harris. Pero en esta ocasión, el líder del grupo andaba algo escaso de material, por lo que animó al resto a que aportaran su granito de arena. En ese sentido, fue prolífico el trabajo del guitarrista Adrian Smith, quien aportó en canciones como “The Prisoner”, “22 Acacia Avenue” o “Gangland”. 

Hay canciones con historias de lo más interesantes en el disco, pero destacamos una de ellas: “The Number of The Beast”. La idea de escribir esta canción le vino a Steve Harris después de ver la película ‘Damien: Owen II”, segunda parte de la saga que iniciaría ‘La Profecía’; y del poema ‘Tam o’Shanter’, de Robert Burns. Su publicación, y el éxito de la banda, supuso que en Estados Unidos, algunos grupos religiosos tachasen de satanistas a Iron Maiden, convocando manifestaciones denunciando los mensajes que transmitía el grupo a sus jóvenes. Toda esta situación se fue agravando con el tiempo en Estados Unidos, incluyendo cada vez a más bandas, dando lugar al comité Parents Music Resource Center. Este comité pretendía llamar la atención de todos los agentes sociales en torno al tipo de música que escuchaban sus jóvenes, y los mensajes que traían consigo esas canciones. Es célebre la intervención de Dee Snider, entre otros, hablando en favor de la música, y en contra de la censura. Todo aquello dio como situación la famosa etiqueta de aviso parental en los discos.

Pero volviendo a nuestro disco. Cuando ‘The Number of The Besat’ fue publicado, la banda se embarcó en una de las giras más poderosas de su carrera. Fueron un total de 18 meses en la carretera, en los que el grupo ofreció la friolera de 188 conciertos a lo largo del mundo. Con aquella gira, además, Maiden se ganaron el apodo de “The Beast” al hilo del título de la propia gira: “The Beast On The Road”. 

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