El último tour de AC/DC con Bon Scott: éxito, borracheras preocupantes y una despedida anticipada

Nadie se esperaba que, después del éxito de 'Highway to Hell', la banda se llevase un golpe así

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Cuando, en 1979, 'Highway to Hell', el álbum más exitoso de la historia de AC/DC, vio la luz, la formación australiana no podía estar más feliz. Después de varios meses de tensiones, en los que la formación podría haberse llegado a separar, la banda conseguía sacar un nuevo disco. No uno cualquiera, sino una verdadera bomba comercial destinada a convertirse en uno de los redondos más alabados de toda la historia del rock. 

Fue el 17 de agosto del mismo año cuando Bon Scott, Angus Young, Malcolm Young, Cliff Williams y Phil Rudd se embarcaron en una gira, la de este nuevo disco, que prometía mucho, muchísimo. El mundo, o al menos Europa, el Reino Unido y Norteamérica, esperaba ansioso a la fromación, que era consciente de que acababa de subir -y mucho- de nivel. 

El primer concierto de la banda fue en Bélgica, al que siguieron algunas fechas en Inglaterra, con la banda abriendo para The Who. En aquellos mágicos conciertos sonaban canciones como “Live Wire”, “Problem Child” o “If You Want Blood You've Got It”, solo para cerrar con el mítico “Let There Be Rock”. Cuando, por fin, AC/DC comenzó a ser cabeza de cartel de sus eventos, unos días después, bandas como Def Leppard, Judas Priest o Diamond Head comenzaron a telonearles. Poca gente tiene el honor de que grupos de ese calibre abran para ti. 

En aquel tour, sucedieron anécdotas de lo más curiosas, como, por ejemplo, un concierto en el que la banda no pudo tocar “Whole Lotta Rosie” después de que les cortaran el sistema de sonido, presumiblemente por culpa de un error del equipo de The Who o, dicen las malas lenguas, un sabotaje planeado por el mismo equipo para dejar mal a los teloneros, dado que estaban siendo demasiado bien recibidos. Otra historia de aquel tour fue el golpe que se llevó Scott en el labio tras cargar a Angus Young a hombros y andar entre el público. Enfadado, el cantante juró que nunca más tocaría en aquella ciudad, la localidad californiana de Santa Cruz. 

La gente se volvía loca en auquellos conciertos, AC/DC se había convertido en una banda destinada a llegar a lo más alto y Bon Scott, su voz, su conexión con el público y sus letras, eran uno de los elementos clave para esto. Se trataba de uno de los acontecimientos más grandes que jamás se habían vivido en la historia de la música. 

Para noviembre de aquel año, el disco llegó al séptimo lugar de los álbumes más vendidos, consiguiendo, por primera vez en la historia de la banda, superar el millón de copias. La formación lo tenía todo listo para brillar a partir de entonces, el futuro les esperaba. Lo que nadie sabía, sin embargo, era lo que estaba a punto de ocurrir. Detrás de todo aquel éxito, el consumo de alcohol del cantante comenzaba a ser peligroso. En una entrevista grabada durante aquella gira, los miembros de la banda describieron a Scott como alguien “especial”. No era por su voz ni sus habilidades musicales. “Soy un borracho especial”, dijo el cantante. “Bebo demasiado”, declaró. Irónicamente, después de lo sucedido en Santa Cruz, Angus Young diría: “No os preocupéis por Bon, él ya tiene su ataúd reservado”

El último concierto de la banda tuvo lugar un 27 de enero de 1980. Bon Scott murió poco después, el día 19 de febrero.  

RockFM