RockFM

Aerosmith

Origen: Estados Unidos

Premios:
  • 4 Grammys como Mejor interpretación rock de un dúo o grupo vocal por "Janie's Got a Gun", "Livin' on the Edge", "Crazy"y "Pink".
  • En el Paseo de la fama de Hollywood desde 1990.
  • En el Rock and Roll Hall of Fame desde 2001.

Web: http://www.aerosmith.com/

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Historia

El trono del rock tiene muchos aspirantes según la perspectiva que tomemos, pero posiblemente en el tiempo en el que se tarde en decidirlo Steven Tyler ya se haya sentado sobre él a decidir si en realidad le apetece ocuparlo o no. Si hay una banda que personifica aquello de sexo, drogas y rock and roll esa llegó de Boston, y a todos los que vinieron después, cuyas hazañas a veces alucinan al público (Mötley Crüe, Poison, Guns N' Roses), de cualquiera de ellas habría que decirles aquello del capítulo de South Park: "Los Simpsons ya lo hicieron". Hagas lo que hagas, Aerosmith lo hizo antes.

De hecho, ninguna de las bandas que han tenido a Aerosmith como un espejo en el que (entre otras cosas) mirarse, habrían conseguido resurgir de las cenizas tantas veces, ni con tanta fuerza, como han hecho los de Tyler y Perry durante su carrera.

Es 1970 y, en un apartamento del segundo piso del 1325 de la avenida Commonwealth de Boston, un grupo de muchachos ha fijado su base de operaciones y residencia en la que no deja de sonar blues y rock and roll. Unos años antes, las vidas de Anthony Joseph Pereira y Steven Victor Tallarico, futuros Joe Perry y Steven Tyler, se habían cruzado en el Anchorage de Sunapee (New Hampshire) gracias a unas patatas fritas que alucinaron al por entonces cantante de los Chain Reaction de Yonkers (New York), que quiso conocer al responsable de aquel manjar y encontró a un muchacho de pelo largo que tocaba la guitarra en la Jam Band junto a un tal Tom Hamilton. Sería tiempo después, tras mudarse Perry y Hamilton a Boston en septiembre de 1969, cuando conocieron al batería Joey Kramer, que venía de Yonkers, donde había conocido también a Tyler, y se unió a Jam Band. Ya en 1970, Chain Reaction y Jam Band coincidieron en dos conciertos que fueron definitivos para la creación de un nueva banda por entonces sin nombre.

En aquellas largas tardes y noches de música y reposiciones de Los Tres Chiflados en televisión, sería el batería quien sugiriera el nombre de la banda, inspirado por el título del disco de Harry Nilsson, 'Aerial Ballet', y no por el título de la novela 'Arrowsmith' de Sinclair Lewis como pensaron inicialmente sus compañeros. Admitamos que, quizá por la costumbre, suena mucho mejor que The Hookers o Spike Jones, que fueron opciones para nombrar a la banda a la que, durante un breve periodo de tiempo, se sumó el amigo de Steven Tyler, Ray Tabano, como segundo guitarrista. Ya como Aerosmith la banda se presentó en el escenario del instituto Nipmuc de Upton (Masachusets) el 6 de noviembre de 1970. En 1971, Brad Whitford ocuparía el puesto de Tabano, dando forma a la alineación clásica, más reconocible y "casi" inalterable de Aerosmith.

A la antigua usanza, la banda empezó a hacerse un nombre gracias a numerosas actuaciones en pequeños escenarios, muchas veces hasta en triple sesión, hasta que llegaron a los oídos adecuados, lo que no siempre era cuestión de suerte. En 1972, los que fueran primeros mánagers del grupo, David Krebs y Steve Leber, consiguieron que el presidente del sello Columbia, por entonces Clive Davis, asistiera a un concierto en el Max's Kansas City de Nueva York en el que originalmente Aerosmith no formaba parte del cartel, pero la banda se aseguró un puesto en el programa de la noche con una primera inversión que mereció la pena (¿pioneros también en el pagar por tocar?). Fue un 5 de agosto de 1972 y a mediados de año Aerosmith estaba firmando su contrato con Columbia Records y preparando el lanzamiento de su primer álbum, el homónimo que vería la luz un 5 de enero de 1973.

Solo hay que citar los títulos de "Mama Kin", "Walkin' the Dog" y, por supuesto, "Dream On", para hacemos una idea de la importancia para la historia de este lanzamiento, con el que la banda nunca terminó de estar muy convencida de su sonido, lo que era especialmente remarcable en la voz de un casi irreconocible Steven Tyler.

Los resultados iniciales del lanzamiento no serían nada, pese a lograr rápidamente el disco de oro, en comparación con lo que las siguientes reediciones y ecos de otros lanzamientos acabaron convirtiendo en doble platino solo una década después.

Sin parar de girar, la vieja costumbre del disco por año se iría cumpliendo en el constante primer ascenso de Aerosmith. Los estudios The Record Plant de Nueva York fueron el escenario en el que la banda, entre diciembre del 73 y enero del 74, dio forma a su segundo álbum, 'Get Your Wings', que se publicaría el 1 de marzo de 1974. Tras la escasa repercusión mediática de su debut, la compañía propuso a Bob Ezrin como productor de su segundo trabajo, y este a su vez quiso que fuera Jack Douglas el que se ocupara de la grabación. Para evitar distracciones durante el proceso, tiempo antes, la banda se había mudado a un apartamento de Brooklin (en Beacon Street) y había conseguido un local en el que encerrarse durante horas para los ensayos que solo interrumpían para ver religiosamente las reposiciones de los Tres Chiflados. Pese a grabar en un sitio mejor y con un productor mejor, la banda seguía sintiendo que era mejor que lo que se conseguía demostrar en aquellas grabaciones, lo que obsesionaba a unos músicos que se centraron en abrasar con sus conciertos el corazón de los Estados Unidos en busca de nuevos fans sin descanso, abriendo los conciertos de REO Speedwagon, Argent o Suzi Quatro, o una gira que siempre recuerdan con New York Dolls y los británicos Mott The Hoople como cabezas de cartel.

Se acercaba la primera cima para Aerosmith. El tercer disco, ese que el mito musical dice que revela hacia dónde va a ir tu carrera, iba a hablar muy claro en esta ocasión. Al contrario de los dos discos anteriores, en los que se reunían canciones que llevaban tiempo descargando sobre los escenarios, 'Toys In The Attick' tuvo a la banda empezando de cero, componiendo con un límite de tiempo marcado. En este momento Jack Douglas ya era el sexto miembro de la banda y su participación en el tercer disco fue clave junto a la pareja de compositores que formaban Tyler y un Joe Perry que estaba a punto de dar a luz su riff más conocido en "Walk This Way".

El nuevo álbum volvería a grabarse en The Record Plant. La banda alquiló una casa en Ashland, Masachusets y ensayaban en un granero que se había adaptado como estudio. La presencia de Douglas en aquellos momentos sería vital para el ánimo de una banda que podía distraerse con facilidad y a la que pronto, las "distracciones" irían poniendo en un constante borde del abismo. Por ejemplo, Jack fue quien inició, al final de una de las sesiones, el ritmo sobre el que Joe empezó a improvisar riffs que acabaron convirtiéndose en la canción que dio título al álbum. Steven sacó la melodía del riff, Jack hizo algunos arreglos, y la canción estuvo lista en cuestión de minutos. "Walk This Way" sí surgió en la carretera, concretamente en una prueba de sonido en Hawaii, en la que Perry empezó a juguetear con acordes que rompían los tópicos. Aquel jugueteo sería de las pocas ideas que no nacieron directamente en el estudio, aunque no todas tan directamente como la letra de "Walk This Way", que inicialmente surgió tras ver la banda "El Jovencito Frankenstein", pero que Tyler aparentemente olvidó en el hotel y la terminó improvisando escribiendo en la pared de la última planta del estudio.

Quizá no tan conocida a día de hoy, pero igual de importante entonces, sería la que completó la grabación, la versión del tema de los años cincuenta, "Big Ten Inch", que les hizo llegar su amigo Zunk Buker. No tardaron ni un segundo en saber que debían hacerla suya, y serían decisiones como esta las que harían que Aerosmith fuera tan complicada y a la vez tan sencilla de vender en las tiendas: No era heavy metal, no era pop, ni blues, era Aerosmith y por fin el estudio había hecho justicia a la banda. El estallido era inminente, los de Boston alcanzaban con su tercer álbum el estatus de las grandes leyendas del rock.

Sus ventas de entradas (todo es por los fans, han dicho siempre) igualaban a las de monstruos como Led Zeppelin, Jethro Tull o Alice Cooper, comenzaron una gira con Ted Nuggent como telonero (lo que fue todo un descubrimiento para Tyler y Perry, tras compartir con él una de sus jornadas de "si no lo vas a cocinar no lo mates"), abrieron para Rod Stewart en un concierto en Cleveland para más de ochenta mil personas y en esa extensa gira fue cuando vieron crearse su Blue Army, llamada así por el característico color de las prendas vaqueras que llevaba aquella legión de seguidores. La conexión con sus fans llegó a un punto inquebrantable que Joe Perry recuerda por cómo mandaron a su contable con un maletín de billetes a la comisaría de policía de Gran Rapids, Michigan, para pagar las fianzas de los seguidores que habían sido detenidos por "fumar" a su llegada a la ciudad. El mensaje cruzó el país: Aerosmith cuidaba de su Blue Army.

Tras el lanzamiento del disco que, a día de hoy, ya ha vendido más de ocho millones de copias, la banda trasladó su residencia a Waltham, Masachusets. Lo que llamaron Wherehouse se convirtió primero en el cuartel general de la banda y, poco más tarde, en el local de ensayo y estudio de grabación. Jack Douglas tuvo la feliz idea de trasladar al garaje de la casa el estudio móvil de The Record Plant y allí fue donde empezaría a gestarse 'Rocks', el que para los miembros de Aerosmith es su disco favorito. Mientras las drogas empezaban a ocupar una parte demasiado importante de sus vidas, los músicos estaban empeñados en grabar un disco que fuera todavía más potente que el anterior, y de ahí vino su título, de las rocas más duras, los diamantes que ilustraron la portada. La relación empezaba a complicarse, las drogas, que tanto unían como enfrentaban, los celos que Joe creía ver en sus compañeros cuando llegaba con temas como "Combination" aportando también su voz, y las parejas de Perry y Hamilton, que no se soportaban, mantenían la tensión entre el aparentemente sólido grupo, que creativamente seguía dando forma a joyas del rock como "Back in the Saddle", "Rats in the Cellar" o "Nobody's Fault". Joe Perry recuerda que las ventas que por aquel entonces tenían bandas como Kiss, Eagles o ZZ Top forzaron a crear una distinción, el disco de platino, a la que no les costó llegar con 'Rocks', el álbum que vio llegar una gira que les llevaría a tocar en el Madison Square Garden de Nueva York por primera vez, a alucinar por tener a Jeff Beck abriendo sus conciertos, o a vender ochenta mil entradas para el concierto en el Pontiac Silverdome de Detroit.

Contra la voluntad del grupo, que quería parar un poco la maquinaria de grabar y girar, tras su paso por Japón la compañía les proponía crear pronto un nuevo disco, para el que les iban a facilitar la estancia en un convento abandonado, The Cenacle, al norte de Nueva York, al que Jack Douglas, nuevamente como productor, llevaría todo lo necesario para montar un estudio. Lo que Steve Perry años después catalogaría como el principio del fin iba a reunir, también según el guitarrista, a "cinco millonarios drogadictos tonteando con la música, en vez de a cinco músicos tonteando con las drogas". Eso cabreaba al productor, que veía la distancia, física y mental, que se estaba creando entre los miembros de la banda, a los que solo pareció unir la fascinación por trabajar con el dibujante Al Hirschfeld para la portada.

La participación del productor, más activa que nunca al tener que meterse en la composición de algunos de los temas, sería más que necesaria para terminar un disco en el que se podría destacar la propia "Draw The Line", "Get It Up", el tema inspirado por los Sex Pistols que Perry insistió en meter, o "Kings and Queens", otra que tuvo que contar con la aportación de Douglas. Que musicalmente la línea dibujada fuera en descenso no impidió que la gira volviera a reunir a decenas de miles de fans en cada estadio que visitaban. El disco se publicaba el 1 de diciembre de 1977, tras meses de producción y grabación que incluso tuvieron que retocarse en el famoso estudio AIR de George Martin en Londres, con Jack Douglas acompañando a la banda en la gira que trajo a Aerosmith a Europa y que vio cómo Steve y Joe no pudieron pasar del segundo tema en el festival Summernight en Alemania.

Un golpe de suerte iba a mantener el estatus de estrellas alcanzado por Aerosmith cuando en la escapada de Perry con su mujer al Caribe, concretamente a la isla de Montserrat, el guitarrista coincidió con George Martin, "el quinto Beatle". Era el momento en el que Columbia había sugerido el lanzamiento de un directo, pero la banda no quería el típico doble directo grabado perfecto, la vuelta de tuerca se tradujo en el intencionadamente "bootleg", 'Live! Bootleg'. El disco, efectivamente doble, recogió de la manera más real y directa actuaciones de la banda entre las que se encontraba su versión del "Come Together" de The Beatles que fue un tremendo éxito, quizá el último antes de la primera gran crisis de Aerosmith.

La crisis tendría un nombre, más bien un título: 'Night in the Ruts'. A punto de saltar a una nueva década, uno de los tópicos musicales, la presión de la discográfica por sacar otro disco pronto, iba a hacer saltar las soldaduras de casi todas las relaciones que mantenían la banda estable. El cuento de la gallina de los huevos de oro. Las más bajas ventas de 'Draw The Line' (quién las pillara hoy en día) exigían un nuevo hit que el estado del grupo no permitía crear. Se rompía la relación con Jack Douglas, al que el sello relevó pensando que no podía lidiar con aquellos músicos; se había roto la relación de Tyler con sus prolíficas musas para las letras y se rompió la relación de Joe Perry con la banda, dejando atrás un disco a medio hacer, una deuda tras tantos años de tener siempre a mano todo lo que pedía y una gira forzada por el sello que sabía del tirón que Aerosmith seguía teniendo en directo aunque personalmente estuviera cayendo en picado. Precisamente en la gira tuvo lugar el incidente que aceleró aquella ruptura, durante la actuación de Aerosmith en los World Series of rock en Cleveland, nuevamente con las parejas de los músicos por medio. Por delante Perry tenía un disco en solitario, cuyo camino de vuelta a los clubs le atraía mucho más en ese momento que el estatus de estrella que le acompañaba.

La grabación terminaría en otoño con el puesto del guitarrista en las canciones que le quedaron por grabar cubierto por el propio Whitford, Neil Thompson, Richie Supa, y el que sería su sustituto oficialmente los cinco años que duró aquel destierro voluntario, Jimmy Crespo. El productor Gary Lyons tomó las riendas de la grabación y acabó puliendo algunos diamantes como "No Surprize", que sirvió a Tyler para expulsar algunos demonios contando la historia del grupo convirtiéndose en una de sus favoritas; el single "Remember (Walking in the Ruts), versionando a las Shangri.Las; o el baladón "Mia. Desde la distancia, Perry insiste en sus memorias en que, el que iba a haberse titulado 'Off You Rocker' de haber cumplido con el programa que tenía aquel lanzamiento marcado para junio y no para el definitivo noviembre de 1979, es un disco más coherente que su predecesor y un gran disco de rock.

El siguiente en salir de la formación fue Brad Whitford, solo un par de años después, nada más empezar a dar forma al que sería single del séptimo álbum de Aerosmith, 'Rock In a Hard Place' (1982). La vuelta de Jack Douglas al mando de la nave no supuso una estabilización en el viaje. La baja de Brad la cubriría Rick Dufay, aunque no llegó a grabar en un disco que pasaría sin pena ni gloria por la carrera de la banda, lo que se suele traducir, tarde o temprano, en alguna maniobra bien orquestada, empezando por pegar los trozos del jarrón roto.

El disco de reunión, con el regreso de los guitarristas originales, tuvo muchos cambios palpables: desde el elocuente título del álbum, pasando por la exigencia de grabar en Berkeley (para no estar cerca de la tentación ) y el nuevo sello, Geffen, hasta el nuevo productor, Ted Templeman, que sigue recordando el no haber podido trabajar en su estudio para poder haber sacado el máximo al sonido de la batería de Kramer y la guitarra de Perry. Era el álbum necesario, ni el mejor, aunque muchas voces alaben sus virtudes, ni el peor. Era necesario tender un puente para el siguiente paso. Un paso que nadie esperaba. Aerosmith volverían a ser pioneros en dar un giro que pudo inspirar, en su evolución, a toda una generación en el futuro.

Ese nuevo paso vendría de un viejo conocido, el riff de "Walk This Way", un tema del que los raperos Run-DMC habían utilizado como loop algunos segundos, pero sería Rick Rubin, el archiconocido productor, el que, mientras trabajaban en su tercer álbum, 'Raising Hell', les dio a conocer el tema y Aerosmith. El resto es historia de la música moderna. 1986 vivía el primer crossover de rock y rap y la popularidad del grupo al que las drogas estaba ganando la batalla (me refiero a Aerosmith) volvió a subir a un cohete del que todavía no ha bajado. Tras el bombazo no tardó en ponerse en marcha la maquinaria que daría forma en 1987 a 'Permanent Vacation', noveno álbum de la banda y el primero con el productor Bruce Fairbairn, con el que seguramente firmaran sus obras más inspiradas tras los setenteros inicios. Solo hay que nombrar "Dude (Looks Like a Lady)" y "Angel" para situar el álbum cuya estela seguiría 'Pump' dos años después.

Decir “Love in an Elevator” hoy en día es sinónimo de éxito comercial y añadirle “Janie’s Got a Gun” es hablar de un clásico de cuando el rock reinaba en los estadios por decreto. Así se presentaba en 1989 ‘Pump’, un disco, el décimo, que al fin miraba a los ojos a ‘Toys in the Attick’, aunque siempre quede por detrás si hablamos en cifras de ventas. Los Little Mountain Sound Studios de Vancouver habían conseguido lo que no se pudo en un convento de Nueva York, por ejemplo, y el guante recogido por Bruce Fairbairn estaba consiguiendo devolver a Aerosmith a la senda en la que mejor se manejaban, el rock descarado con ingredientes que lo hacían tan atractivo para el gran público como para sus fieles seguidores. El aislamiento venía bien a la banda, conocían sus debilidades, y un estudio de Cohasset (Masachusets) sirvió de retiro invernal para el ensayo y composición del nuevo material. Apartada de sus malas costumbres del pasado, la banda emergía con los kilómetros acumulados sirviendo como la mejor de las musas. Mejores músicos y más centrados, lo que no evitó que volvieran a verse en los tribunales en causas con distinto final: una contra una banda que se llamaba Pump, que ganaron, y otra contra la reclamación de los hermanos Holland y Lamont Dozier, conocidos músicos de la Motown, a los que acabaron admitiendo en los créditos de “The Other Side”. Aerosmith nunca evitó incluir versiones de clásicos, pero esta vez, si así fue, olvidaron mencionarlo.

Mientras las fuerzas del hard rock se levantaban con puntas de lanza como Bon Jovi, cuyos grandes álbumes ‘Sleepery When Wet’ y ‘New Jersey’ se grabaron también en Little Mountain Sound, Poison o Mötley Crüe, desde los 70 venían los maestros a dar el golpe en la mesa y reclamar un trono que solo habían dejado olvidado un tiempo. El reinado seguiría con ‘Get a Grip, con el que culminarían en 1993 su exitoso paso por Geffen. El que vendría a superar a todo lo hecho anteriormente en cuestión de ventas, lo que no extraña si empezamos a repasar el tracklist del álbum: “Eat the Rich”, “Livin’ On the Edge”, las infalibles baladas y virales vídeos (a la usanza de la época) de “Crying” y “Crazy”, o “Amazing”, hicieron de este álbum un imprescindible en todas las colecciones de cualquier tipo de fan de la música.

La ola sobre la que cabalgaba la banda permitía mirar a todo el resto desde lo alto, pero el regreso a Columbia iba también a significar el regreso de los problemas que retrasaron infinitamente el nuevo lanzamiento. No es que se pueda achacar al sello con el que vio la luz ‘Rock in a Hard Place’ (1982) el fallecimiento del padre de Joe Kramer, pero ya es casualidad. El mal estado anímico del batería sería uno de los motivos que dificultaron la nueva grabación, aunque se contara con Steve Ferrone como sustituto durante el tiempo que fue necesario. Directamente, sería el sello quien más tarde echaría atrás las primeras opciones presentadas por el grupo para dar forma al álbum que estaban trabajando esta vez con el productor Glen Ballard, además de volver a contar con viejos colaboradores de composición como el Rey Midas que en la música ha sido Desmond Child o Taylor Rhodes.

Durante la grabación también causaría baja, esta más forzada, el viejo mánager de la banda, Tim Collins, al que despidieron, pasando Aerosmith a tomar decisiones más directas. Contratar al productor Kevin Shirley y trasladarse a los Avatar Studios de Nueva York, fueron algunas de estas decisiones, sería allí donde se reincorporaría Kramer para completar la grabación y volvería al grupo de trabajo John Kalodner, el supervisor que el sello había mandado a controlar el proceso y al que Collins había echado. Precisamente Kalodner fue el encargado de filtrar el mejor material entre el mucho que se había compuesto. ‘Nine Lives’, el nombre que definitivamente se dio al álbum que finalmente se publicó en marzo de 1997, y al que se quiso dar un toque indio, algo a lo que parece que desde The Beatles nadie es inmune, no estuvo exento de polémica: La comunidad hindú protestó ante la ofensa que al parecer resultaba la portada original, lo que haría pasar estas nueve vidas de la representación de Krishna bailando sobre Käliyä al hoy más reconocible gato antropomorfo atado a una diana para el lanzador de cuchillos de un circo.

Pero Aerosmith siempre ha tenido un as en la manga cuando peor le han ido las cosas en forma de canción que derribara todos los muros. En 1998, aprovechando la múltiple amenaza hollywoodiense sobre que el año 2000 fuera el fin de los tiempos, llegaba otro repunte para la carrera de la banda en su terreno más masivo: “I Don’t Want to Miss a Thing”, una de las tres canciones compuestas para la banda sonora de 'Armageddon'. Otra vez uno de sus mayores éxitos venía de una línea tangencial a la banda. Aerosmith volvía a enganchar a una nueva generación de fans con esta balada que también tenía doble referencia Tyler, como había pasado anteriormente con el videoclip de “Crazy”, que lanzó a la fama a Liv Tyler, hija del vocalista que protagonizó el videoclip con “la chica Aerosmith”, Alicia Silverstone, y el film junto a Bruce Willis y Ben Affleck (y un brutal elenco de actores más). Sí, Liv también es Arwen, pero esa es otra historia.

Con Aerosmith ya en los altares de los que solo unas pocas bandas pueden presumir, esos donde ya puedes hacer lo que quieras porque eres intocable y solo tu nombre es suficiente reclamo para llenar cualquier recinto o festival imaginable, alcanzamos el nuevo milenio. Casi olvidando que hablamos de una banda que se forjó en época de leyendas, llegaba el álbum doce más uno de Aerosmith, ‘Just Push Play’, el 5 de marzo de 2001. La metálica Marilyn de la portada resultó más icónica (lo que no significa que gustase) que el propio contenido de un álbum que no aportó demasiado a la carrera de los de Tyler y Perry, cada vez más centrados los dos aludidos en ser ellos mismos como grandes héroes de la escena. Estaba claro que su leyenda se había forjado en el siglo XX y la prueba más clara fue el álbum que recogió el testigo, ‘Honkin’ On Bobo’, de 2004, en el que directamente se dieron el gustazo de mostrar al mundo 11 versiones de canciones blues de los años 50 y 60, la música que siempre sonó en sus cabezas. Un sonido más crudo, volver a la raíz de lo que fue la banda en los 70 ya tan fuera de presiones comerciales, tanto que volver a contar con Jack Douglas como productor parecía simplemente volver a ver a un viejo amigo y hacer lo que más les gustaba.

Pero estos expertos en coger carrerilla desde las profundidades para dar el salto más espectacular volvieron a sorprender al mundo con un inesperado salto mortal, y no sería sobre un escenario, al menos no uno físico. Los videojuegos serían en el nuevo milenio para Aerosmith lo que Run-DMC fue en los noventa. 'Guitar Hero: Aerosmith', en 2008, constataba su etiqueta de mitos en activo, porque quizá sea Aerosmith la única banda a la que se puede llamar de todo, pero nadie ha criticado nunca su estado de forma… al menos no tanto como el gusto de Tyler sobre su fondo de armario.

Llegaría en 2012 el último disco (si nadie lo remedia) de la banda, ‘Music From Another Dimension’, un álbum grabado con toda la calma desde las sesiones iniciales en 2006 entre giras mundiales, lanzamientos de videojuegos, lesiones de rodilla, discos en solitario (principalmente de Perry, que nunca abandonó su proyecto), libros de biografías y el inicio de los rumores de la salida de Tyler de la banda para emprender su propio camino acrecentado por las disputas, incluso visibles durante las giras, entre los músicos. Aquellos primeros rumores tuvieron como respuesta otros que situaban a Lenny Kravitz rechazando la oferta del puesto de Tyler. Más real fue la aparición de este junto a Joe Perry y su banda interpretando “Walk This Way” en Nueva York, en 2009, dando carpetazo a los rumores, y la participación del vocalista como jurado de American Idol que protagonizó el inicio de la última década. Sería durante sus años en el programa cuando se dieron los retoques definitivos a la grabación y finalmente el mundo pudo disfrutar de las últimas canciones de Aerosmith.

La banda ha llegado a día de hoy anunciando una larga gira de despedida, que podría culminarse con la celebración del 50 aniversario, a la que se irán acercando desde ese cementerio de elefantes en el que parece haberse convertido la residencia (varias actuaciones en el mismo escenario) en un hotel de Las Vegas a la que muchas leyendas están encontrando el atractivo últimamente, y que espera a Aerosmith este verano de 2019.

Por Jorge Bobadilla