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Bon Jovi

Origen: Estados Unidos

Premios:
  • 2 American Music Awards
  • 1 Billboad Music Awards
  • 2 MTV Europe Music Awards
  • 2 MTV Video Music Awards
  • 2 World Music Awards
  • Ganador de un Grammy al Mejor Dueto Country por “Who Says You Can't Go Home?” (2006)

Web: http://www.bonjovi.com/

Redes sociales:INSTAGRAM

Historia

En el mundo de la música y, por ende, en el del show business hay que ser bueno pero también hay que saber venderse. Además de ello, a veces, se toman ciertos riesgos y giros musicales a favor del público o de uno mismo.

El norteamericano Bon Jovi es uno de los claros ejemplos de todo ese negocio musical. Entendamos esto desde el mejor de los términos, ese en el que toca abrir la mente, dejarse llevar y no cerrarse en banda como cuando éramos jóvenes. Visto así, el de New Jersey es una de las mejores referencias de cómo hacer las cosas y hacerlas muy bien. Podemos decir esto como aquél que comienza una carrera situada en un contexto más glam, tanto en lo musical como en lo visual y, con los años, acomoda su sonido hacia tendencias más mainstream, con reflejo paralelo televisivo en cuanto a videoclips, todo de una manera mucho más estudiada.

Partiendo de esa base inicial, Bon Jovi es ejemplo de acierto por muchas cosas, pero ante todo por una carrera sumamente bien llevada, de educación y clase a la hora de tratar con prensa y público, con guiños al cine de menor enjundia pero esculpido alrededor de un “traje” entallado y brillante en el rock. Elegancia, buena planta y grandes canciones, con mejores o peores discos pero efectivo en su conjunto. Nadie le puede toser a un artista que, comenzando en 1983 saltó a la fama con éxito envidiable gracias a su “Runaway” uno de esos temas de rock que, por mucho que pasen los años, seguirá siendo banda sonora de muchos de nosotros. Escuchada en emisoras, pubs de mala muerte y otros de público más exquisito, forma parte de nuestra cultura musical y de la de medio mundo dentro de un disco - ‘Bon Jovi’ (1984) - de los que hacen época. Puro rock melódico de los 80 como santo y seña de un hard rock estilizado, de pelos cardados y vestimenta de época en su floritura más heavy, todo condimentado con teclados y estribillos contagiosos.

Así nacía la carrera imparable de un artista cambiante, con más de 130 millones de discos vendidos a su espalda, paseo de la Fama del Rock and roll incluido e icono generacional. Y a todo eso le sumamos que Bon Jovi es uno de los pocos artistas dentro del heavy que adornaba carpetas de muchas teenagers. No era para menos, chico con cierto aire angelical pero guerrero y, a su vez, de los que gustan a hijas y suegras. Digamos que Bon Jovi podría ser considerado el Brad Pitt del rock, junto a cantantes de la talla de Sebastian Bach en Skid Row o Joey Tempest en Europe.

Pero volviendo al de New Jersey, sería pocos años después cuando diera con otro éxito gracias al multiventas ‘Slippery When Wet’. En ese álbum encontramos su aclamado “Livin’ on a prayer” que, por muchas décadas y generaciones que pasen, seguirá siendo un emblema musical. Un tema de esos que ocupan siempre el primer puesto de la lista de escuchas en plataformas de streaming y cuyo vídeo, con muchas piruetas en el aire, viene a ser símbolo de la MTV del momento. Pero claro, un artista de esta categoría ha de seguir arrojando material y Bon Jovi lo seguiría haciendo poco después con ‘New Jersey’. La cabra tira al monte pero lo que hizo este “animal” musical fue subirse a lo más alto nuevamente con cortes clásicos de la talla de “Bad medicine” y “I’ll be there fo you”.

Quien más quien menos habrá agitado la cabeza o bailado a su manera con cortes tan emblemáticos en salas rockeras de cualquier parte de España. Bon Jovi conseguiría romper con la barrera del término para, con su hard rock pegajoso, llegar a muchos oídos y corazones. Y hablando de corazones, el heartbreaker musical se quitaría la ropa, no en sentido literal, y tiraría de fondo de armario o mejor dicho, de renovación. En la década de los 90 con grupos como Pearl Jam o Soundgarden liderando las listas y el grunge dominando el mundo más allá de Seattle, Bon Jovi decidió realizar un primer cambio.

El estilo sleazy y el hard rock en vena que siempre demostró giraba hacia un rock más alternativo. Quizás muchos daban por muerto el sonido “heavy” pero el músico de New Jersey lo revitalizó con un álbum millonario como ‘Keep the faith’ título a modo de presagio. Una portada con las manos de la banda unidas, demostración de firmeza y amistad para, lejos de asustarse ante los sonidos emergentes de otro tipo de rock, saber acondicionar estilo musical y visual, porque todo hay que decirlo, ellos han manejado ambas cosas con un tino envidiable, por mucho que les pesara a algunos, especialmente en el rock y el metal más hermético.

Ya con ese deje más melódico y comercial si cabe, abrazando canciones como la que daba título al disco, su vibrante “In these arms”, el estilo más Aerosmith de “I’ll sleep when i’m dead” o la bonita y encomiable factura de “Bed of roses”. Porque si en algo ha destacado la carrera del artista ha sido por su gran hacer con las baladas, lo que le han convertido en el ídolo y rompecorazones que acompaña a su carrera.

Por si fuera poco, con su cara de guapo y chico bueno, nos contaba una gran historia en “Always”. Fue este y será, uno de los emblemas del mejor método musical, el de contar algo con una buena canción, una historia visual, emotiva y bella. Nuevamente lo consiguió con cuatro discos de platino y un éxito mundial, considerando al artista como el megastar que sigue siendo a día de hoy. Un icono y referente lleno de estilo que, incluso con pérdida de cabello y cambios de look añadidos, véase su actual pelo canoso y cabellera corta, sigue levantando pasiones entre ellas.

Llegaría por entonces el adiós al rock alternativo para despuntar y brillar con un rock asentado bajo una capa de tinte de pop comercial que, sin contar su disco ‘Bounce’ (2002) que pudo resultar más metalero, serviría dicho cambio para que muchos de los que comenzaron siguiendo su andadura se alejaran del nuevo devenir de la banda. Pero sin duda no hay mal que por bien no venga, ya que, aunque sabemos que en términos heavies hay que ser duro siempre, su nuevo estilizado sonido, más abierto a la radio fórmula, le serviría para arrastrar cientos de miles de nuevos fans junto a los que decidieron quedarse a su lado.

En 2010 llegaría un ‘Greatest hits’ que, lejos de situarse como un reclamo, tuvo pequeños deslices que no fueron bien interpretados. Su tema “What do you got?” vino acompañado de un videoclip de dudoso referente, que más bien servía de campaña publicitaria de marca tecnológica que de otra cosa. En cualquier caso, una balada muy al uso del artista que quizás no sorprendía como antaño, pero como en todos estos grandes casos, poco importaba ya.

Bon Jovi fue y será quien es por sus grandes temas clásicos, unos 80, 90 y comienzos de los 2000 que dejaban ya un legado más que importante, el necesario para ser banda que llena estadios a día de hoy. Podríamos pensar entonces que en lo discográfico poco más podía aportar, pero si nos situamos en 2005 vivimos una especie de renacer con su ‘Have a nice day’ un buen trabajo, con un single facilón a la vez que pegadizo, que le colocaba de nuevo en la palestra con cifras de ventas muy importantes.

Desde entonces sus discos han sido más o menos habituales, cada dos o tres años, hasta la actualidad, cuando en 2018 lanzaba su último álbum hasta la fecha, volviendo a los inicios de ‘Runaway’ y de cuya salida una de las mejores noticias es su nueva gira, que este mismo verano les traerá al Wanda Metropolitano de Madrid (7 de julio).

La banda no hacía acto de presencia desde que en 2013, con su álbum ‘What about now’, nos visitara en el ya casi desaparecido Estadio Vicente Calderón. Ese concierto, con todo el papel vendido, fue uno de los más comentados y anecdóticos de su carrera gracias a su buen hacer. En plena crisis, el artista vio que, dada la situación económica, España se quedaba fuera del plan de ruta. El grupo se apretaba el cinturón y lanzaba lo que ahora no se entendería, bueno, ni por aquel entonces para una banda como la suya. Entradas a precios populares, muy sorprendentes para un recital en un estadio y para una formación de la talla y bagaje de Bon Jovi. El coste de los tickets llegó a ascender a la modesta cantidad de 30€. La decisión de la banda fue un éxito total, además de aplaudida por muchos, haciendo no solo posible que actuaran, sino también que muchos jóvenes pudieran, por primera vez, ver al de New Jersey sobre un escenario.

Todo eso sumaba puntos en una carrera cambiante pero sólida, en especial por la unión de sus miembros, hasta que sucedió lo que parecía impensable. En ese año su mano derecha, el guitarrista Richie Sambora dejaba la banda tras 30 años en ella. Parecía todo se iba a quedar en un pequeño descanso o parón en la carrera del músico pero pronto se afianzaría la idea y, por consiguiente, la confirmación de su salida definitiva del grupo de su vida. Un golpe que, en cualquier caso, y por motivos que parecían irreconciliables entre el guitarrista y el cantante, dejó patente su distanciamiento final.

A pesar de ello, Bon Jovi ha mantenido el tipo, sabedor de que es un Rey Midas de lo músical. Lo ha tenido y lo tiene todo, éxito profesional basado en un show business del que él es un conocedor nato, donde añade buenas causas como su fundación Bon Jovi Soul Foundation para familias necesitadas. Un gran músico, el tipo del pelazo que ahora dibuja una cabellera canosa a lo Richard Gere, con la misma sonrisa de película y sus artes para encandilar, en lo musical y en el trato cercano, como siempre fue. Un rockero y gentleman al que estar agradecido.

Por Miguel Rivera