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Iron Maiden

Origen: Inglaterra

Premios:
  • Más de 100 millones de copias vendidas en todo el mundo.
  • Ganadores de un Brit Award como mejor grupo británico en directo en 2009.
  • Ganadores de un Grammy por la Mejor Actuación de Metal por “El Dorado” en 2011.
  • Ganadores de varios Golden Gods otorgados por la revista Metal Hammer como mejor grupo británico.
  • Ganadores de varios premios concedidos por la revista Kerrang, incluyéndoles en su Hall Of Fame y distinguidos con el título de Leyendas.

Web: http://www.ironmaiden.com/

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Historia

En la historia de la música son innumerables las formaciones y artistas que se pueden considerar como una referencia dentro de un estilo, pero bastaría con los dedos de una mano para contar las que serían capaces de definir un género entero por sí mismas. Piensen un segundo y díganme: ¿Acaso se puede explicar el pop-rock británico de las últimas 6 décadas sin The Beatles? ¿Existe un exponente más claro que AC/DC a la hora de hablar del hard rock? ¿Entenderíamos igual el punk rock hoy en día de no haber existido Los Ramones?. Pues lo mismo sucede a la hora de tratar un sonido que es capaz de levantar tantas pasiones como rechazo (para quienes les resulta ajeno, claro) cuando hablamos de Iron Maiden y el heavy metal.

Si Black Sabbath lo parieron desde una fábrica de montaje industrial entre rayos, campanas funerarias y hechizos perpetrados en la oscuridad de Birmingham, Maiden terminarían de darle al heavy su forma definitiva en Londres años más tarde. Los endiablados juegos de guitarras de Dave Murray y Adrian Smith, el bajo galopante de Steve Harris y la sobrehumana garganta de Bruce Dickinson no solo son la seña de identidad de la Doncella de Hierro, sino de un estilo entero. Hablar de Iron Maiden es hablar del heavy metal en estado puro. Hasta su mascota, el emblemático Eddie The Head, cuya imagen es más conocida incluso que la de cualquiera de sus miembros, podría reflejar a la perfección por sí sola toda su esencia.

Pero antes de llegar a ser considerados toda una institución dentro de la comunidad metálica, hubo que picar mucha piedra. Muestra de ello es que desde los primeros pinitos del jovencísimo bajista Steve Harris (único miembro permanente en los más de 40 años de existencia de la formación) en bandas primerizas hasta la publicación de su debut homónimo, tuvieron que pasar casi 9 años. Demasiadas pruebas y ensayos en grupos como Gypsy's Kiss o Smiler hasta terminar puliendo el concepto de banda que andaba buscando. Y es que en contra de la corriente popular del punk rock de mediados y finales de los 70, este joven aficionado del West Ham apostaba por un sonido más complejo en lo instrumental, alejado de las primitivas líneas que marcaban The Clash o los Sex Pistols.

Tras incontables idas y venidas de diferentes componentes a lo largo de los años, Harris consigue un núcleo sólido formado por Paul Di'Anno, de nombre real Paul Andrews, como responsable del micro, Dave Murray y Dennis Stratton a las guitarras y Clive Burr tras los tambores. Con esa formación titular son capaces de firmar un contrato discográfico con EMI, con los que editarán su debut homónimo y su continuación; Killers. Es en este segundo largo cuando Adrian Smith entra en sustitución de Stratton, pasando a formar junto a Murray una de las duplas guitarrísticas más emblemáticas del heavy metal. Su química salta a la vista en composiciones primigenias como “Phantom Of The Opera”, “Running Free” o “Wratchild”. Este último corte define a la perfección el tono vocal de Di'Anno, más cercano a los registros del punk imperante de la época, algo que Harris se niega a admitir a pesar las innumerables ocasiones en las que la prensa hace mención de ello. Hasta la primera encarnación de Eddie en la cubierta de disco auto-titulado luce una sospechosa cresta. ¿Casualidad? Seguro que el bueno de Steve tiene su propia opinión.

A pesar de la buena acogida por parte del público, la carretera acabará cobrándose una víctima en forma de baja. Los problemas de excesos con el alcohol de Paul Di'Anno forzarán su salida ante la imposibilidad de mantener el ritmo de las giras. Para su suerte, no solo encontrarán rápidamente un remplazo, sino que el ingreso de un nuevo frontman cambiará por completo la trayectoria de Iron Maiden, suponiendo al mismo tiempo uno de los puntos clave en toda la historia del heavy metal. En octubre de 1981, Bruce Dickinson, procedente de Samson, entra a formar parte del grupo. La suerte de la Doncella estaba a punto de cambiar y ya nada volvería a ser igual.

Con un rango vocal mucho más amplio que el de su predecesor, Dickinson es capaz de llevar las canciones de la banda a otra dimensión y, acompañado por el nivel compositivo que alcanzan Harris y Smith, convierte su tercer disco de estudio algo realmente poderoso. Como tocados por una varita mágica, Iron Maiden consiguen encontrar en ‘The Number Of The Beast’ el sonido con el que alcanzarán por méritos propios la cima del metal. La épica teatral de “Hallowed Be Thy Name”, el ritmo trotón de “Run To The Hills” y por supuesto la propia “The Number Of The Beast” serán desde el mismo momento de su publicación himnos de dominio público para cualquier metalhead.

Su popularidad comenzará a disparase a nivel mundial, en buena parte gracias al carisma escénico de Dickinson. Aunque pueda parecer un disco menor en comparación con la anterior obra maestra que habían editado, ‘Piece Of Mind’ prolongará la buena racha gracias a otro de sus grandes singles por antonomasia: “The Trooper”. Este álbum supondrá además la entrada de Nicko McBrain a la batería, quedando así configurada la alineación clásica del combo británico.

Es a partir de aquí cuando, definitivamente, Iron Maiden comenzará su época dorada con una trilogía de álbumes en los que asentarán su reinado durante la década de los 80. Inspirándose en la antigua época de los grandes faraones egipcios, ‘Powerslave’ supondrá un nueva hito en su trayectoria, considerado por varios de sus seguidores como su mejor trabajo. No solo por contener otro de sus grandes hits como es “2 Minutes To Midnight”, sino también por abrirse hacía vías más progresivas como así lo demuestran las extensas “Powerslave” y “Rime Of The Ancient Mariner”, superando ésta los 13 minutos de duració. Este tema, además, se inspira en el poema homónimo del escritor inglés Samuel Taylor Coleridge.

La mastodóntica gira mundial de presentación del disco quedará documentada en otro de los artefactos imprescindibles en cualquier colección de la banda. Nos referimos por supuesto a ‘Live After Death’, uno de los mejores álbumes dobles en directo de toda la historia, así como el primero de una interminable lista dentro de su catálogo, registrado durante su paso por tierras americanas y que es toda una demostración de la clase y poderío de Iron Maiden en su mejor época. Imposible sacarse de la cabeza ese “Scream for me Long Beaaaaaaaach!!!”.

Si ya hemos dicho que ‘Powerslave’ supuso la apertura hacia sonidos más progresivos y experimentales, esto quedará todavía más patente en posteriores entregas. ‘Somewhere In Time’ -esta vez dando un salto temporal en cuanto a estética con un Eddie futurista- y ‘Seventh Son Of A Seventh Son’ demostrarán la ambición musical de los londinenses con una producción a cargo de Martin Birch, pieza fundamental durante la época dorada de la Doncella, muy avanzada a su tiempo. La crítica especializada y el público siguen rindiéndose ante ellos, alcanzando el número uno en las listas de ventas.

No obstante, siguen sin contar con el apoyo de los grandes medios. Un hecho que nunca ha parecido importarles demasiado, como así quedó demostrado en una actuación para la televisión alemana en la que, tras verse obligados a hacer playback, decidieron intercambiar sus instrumentos en plena interpretación de “Wasted Years”. Un momento de lo más divertido que se puede buscar fácilmente en Youtube, dejando a las claras su sentido del humor.

Pero en una carrera de más de 40 años es imposible no hallar altibajos y ni tan siquiera unos gigantes como Maiden son una excepción a la regla. Si los 80 fueron años de vino y rosas para el metal, la llegada de los 90 y la irrupción del grunge, el indie y la música alternativa en general, hará que muchas formaciones pierdan su posición privilegiada en pos de nuevos sonidos. La década comenzará con el mazazo de la salida amistosa de Adrian Smith para iniciar su carrera en solitario. Aunque encuentran reemplazo en Janick Gers, la separación del matrimonio Smith-Murray a las seis cuerdas será tan devastadora que se acabará resintiendo en los discos que vendrán a continuación: ‘No Prayer For The Dying’ (un tanto prescindible) y ‘Fear For The Dark’, algo mejor, aunque solo sea por el tema que da título a la obra. Un pequeño bajón lo puede tener cualquiera, pero nada de eso será comparable ante los acontecimientos que están por llegar.

En 1993 Bruce Dickinson anuncia por sorpresa su marcha del grupo por el mismo motivo que lo hizo Adrian Smith: quiere probar suerte por su cuenta. De hecho, Smith colaborará estrechamente con el vocalista durante su carrera como solista. A pesar de que Dickinson finaliza sus compromisos con Maiden de manera profesional y correcta, no tardarán en airearse ciertas tiranteces entre él y Steve Harris una vez éste quede fuera del cuadro. La papeleta de ocupar su lugar recaerá en un Blaze Bayley con el que firmarán los que sin duda están considerados como los trabajos más pobres de toda su discografía: ‘The X Factor’ y ‘Virtual XI’. Este último con una temática un tanto freak viniendo de ellos a medio camino entre la realidad virtual y el fútbol. Ni la crítica ni los fans conseguirán conectar con esta nueva etapa con Bayley al frente. Es sin lugar a dudas su momento más bajo.

Mientras tanto, Dickinson sacará varios álbumes en solitario. Sin embargo, más allá de su discografía, vive uno de los momentos más importantes de su carrera, como mínimo a nivel personal, cuando, junto a su banda, Skunkworks, da un concierto en Sarajevo, en el año 1994, durante la Guerra de Bosnia. Los músicos se infiltraron en una ciudad sitiada para dar un concierto que, a la larga, se acabaría recogiendo en el documental ‘Scream for me Sarajevo’.

Por suerte la década de los 90 terminará con una feliz y milagrosa noticia. Haciendo Rod Smallwood, manager de Maiden desde sus comienzos y otro personaje en la sombra imprescindible dentro de su historia, de mediador entre las dos partes, Steve Harris y Bruce Dickinson consiguen arreglar sus diferencias. El regreso del vocalista vendrá también acompañado por el de Adrian Smith, quedando la formación como un sexteto con tres guitarristas. Las expectativas de los fans se verán colmadas con un nuevo disco, ‘Brave New World’, su mejor trabajo en años, y otra gira mundial que alcanzará su punto culminante con el baño de masas que se darán en el Rock In Rio de Brasil en 2001 ante más de 250.000 almas enloquecidas. Semejante hito volverá a quedar recogido en forma de álbum en directo. La Bestia había regresado más fuerte que nunca.

Los años venideros transcurrirán de manera mucho más plácida. Consolidados a estas alturas como una leyenda incuestionable del metal, la banda irá alternando lanzamientos con nuevo material -‘Dance Of Death’, ‘A Matter Of Life And Death’ y ‘The Final Frontier’- y sus correspondientes giras, así como tours conmemorativos en donde repasarán exclusivamente sus grandes clásicos, siendo en cualquiera de los casos todo un acontecimiento para sus millones de fans en todo el planeta. El “Somewhere Back In Time Wold Tour” quedará documentado en la película ‘Flight 666’, en cuyo imprescindible visionado acompañamos a la banda y toda su crew a lo largo y ancho del globo a bordo de su propio avión, el Ed Force One, que se encarga de pilotar Bruce Dickinson.

Únicamente el cáncer detectado a Dickinson en 2015 pondrá a prueba la estabilidad de la formación. Por suerte, Bruce no tardará en recuperarse y ese mismo año aparecerá ‘The Book Of Souls’, el hasta la fecha último álbum de estudio y el primero doble de toda su carrera. En él, Iron Maiden volverán a demostrar todas las cualidades que les han hecho grandes, incluso yendo todavía más lejos en sus desarrollos narrativos como los 18 minutos de la final “Empire Of Clouds”, la canción más extensa de toda su discografía.

Podría parecer que llegados a este punto, poco les queda por demostrar. Y si bien es cierto que su hueco en el Olimpo del rock y el metal se lo tienen ganado por méritos propios desde hace tiempo, aún son capaces de encontrar nuevos retos, como así lo ha sido su reciente “Legacy Of The Beast World Tour” por estadios de toda Europa. Algo que nunca antes habían hecho y que en nuestro país pudimos disfrutar, nuevamente, durante el verano de 2018 en el estadio Metropolitano de Madrid. Para celebrar la ocasión la banda, que ya tiene hasta su propia marca de cerveza, también lanzó su propio videojuego para móviles, utilizando todos los diseños de los que Eddie ha sido partícipe a lo largo de los años. Parece que a la Doncella de Hierro aún le queda cuerda para rato.

Por Gonzalo Puebla