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The Beatles

Origen: Inglaterra

Premios:
  • Oscar por la Adaptación Musical “Let It Be” (1971)
  • 7 Grammys
  • 15 Ivor Novello
  • 17 NME Awards
  • 4 Brit Awards
  • 3 World Music Awards
  • Salón de la Fama del Rock and Roll (1988)
  • Miembros de la Orden del Imperio Británico
  • Más de 600 millones de discos vendidos
  • Mejor Grupo Británico y Mejor álbum británico ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’ de los últimos 25 años (1977)

Web: http://www.thebeatles.com/

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Historia

En la historia pocos grupos, por no decir ninguno, serán capaces de forjar un legado del calibre de The Beatles, por lo que supuso y por lo que ha significado para la música inglesa, a modo de conquista universal. La banda de Liverpool es más que un ejemplo de inspiración musical, una forma de entender un sonido y forjar una carrera tan especial y gloriosa, que se ha ido mitificando con razón por las siguientes generaciones.

Lo es por muchos motivos, especialmente porque siguen siendo fuente de inspiración 60 años después. La banda empezó en Liverpool y ha terminado siendo referente de grandes y pequeños porque su música, ese rock inglés tan particular, nos dejó una banda sonora para la historia, y no hablo de “Yellow Submarine”, me refiero a una discografía de la que aprender y mucho. Unos chicos que se forjaron en antros de Hamburgo, se revelaron en The Cavern para pulirse definitivamente al amparo de EMI y lanzar un primer single en 1962.

A día de hoy siguen siendo vitales para entender el rock de la época con etiqueta inglesa, y por presentar al mundo a dos de los mejores músicos que quedarán como fiel reflejo del talento musical más glorioso. Por un lado Sir Paul McCartney, quien a día de hoy ha sabido convivir con esa leyenda a su espalda y labrar una carrera en solitario de corte inglés más que aplaudida. Por otro, la figura de un eterno John Lennon, capaz de crear algunas de las canciones atemporales que más ha marcado a diversas generaciones. Hablamos de sus dos principales componentes, aunque la banda la completaban George Harrison y Ringo Starr, pero fueron Lennon y McCartney quienes de verdad dieron con la chispa adecuada para que todo funcionara.

Fue una magia en un momento idóneo a la par que difícil, unos 60 en los que imperaba la música americana, así que la posibilidad de que un cuarteto inglés pudiera internacionalizar su música era algo que estaba latente. Y así sucedió, ante lo imperante del rock americano el grupo The Beatles llegaba con sus elegantes trajes para conquistar el mundo. Tardarían un año en conquistar Europa y en 1964, lo harían en Estados Unidos.

Se situaban en el punto de partida para una carrera fulgurante a la par que excesivamente corta, pero sirviendo de ejemplo particular como forma de internacionalizar la música de otros países. Tomaron ejemplo grupos europeos para poner el foco en el sonido del viejo continente, caso de Los Bravos en España con su “Black is black”, Scorpions en Alemania o ABBA en Suecia.

The Beatles consiguieron lo imposible, que el público y la crítica viera más allá del rock americano, democratizando lo que venía de fuera, y liderando esa invasión británica advenediza con The Rolling Stones, Animals o The Kinks como postulados del rock inglés del momento que se colaron cuando los de Liverpool “abrieron” la puerta.

La admiración mundial era máxima para unos tipos cuyo legado de canciones eternas es, sencillamente, inigualable. Cortes como “Please please me”, “Help!”, “Love me do”, “I want to hold your hands” o “Yesterday” nunca se repetirán simplemente porque The Beatles eran diferentes, con la innata capacidad de hacer canciones sin fecha de caducidad para todos los oídos, claro ejemplo de la mitomanía que existe a día de hoy sobre ellos.

Dicen que hay factores en la música difíciles de congeniar y se aliarse para que una banda llegue al estrellato. Los de Liverpool lo tenían sobradamente, quizás por ello se unieron todos los “planetas” para que esa maquinaria funcionara de tal manera que les llevara a triunfar en el negocio musical y, de modo más particular, con su música en el cine.

Se juntaron dos genios de la composición y cada uno con sus alicientes consiguieron hacer rodar la maquinaria inglesa. John Lennon era más ácido e intuitivo mientras que Paul McCartney era más perfeccionista con un talento innato para la melodía. Juntos, que no revueltos, dieron con la tecla.

Lo harían en Europa pero también asaltarían Estados Unidos, como antes mencionaba, en el 64, con aquellas imágenes que todos recordamos a su llegada al Aeropuerto JFK de Nueva York, con cientos de fans enfervorecidos. Ya eran ese gigante que había arrasado en ambos lados del “charco”, consiguiendo vender millones de copias de su sencillo “I want to hold your hand”.

A finales de los 60 y tras una década de éxito acelerado los egos de Paul y Lennon comenzarían a chocar, como inicio de lo que pronosticaba su definitivo final. Vio la luz un doble álbum blanco en 1968 en el que encontrábamos esbozos de cada uno de los miembros del grupo, mientras las diferencias comenzaban a asomar. Diferencias que se aceleraron con la llegada de Yoko Ono a la vida de Lennon, alejándose más aún y de forma definitiva de sus compañeros. En 1970 llegó su triste disolución.

Un final que antes nos “regalaría” su último directo en el 69, recordado ahora gracias a su 50 aniversario, celebrado el pasado enero de 2019. The Beatles se subían a una azotea de Londres, mostrando una imagen icónica retenida en nuestra memoria, antes de que la policía acabara con su fiesta de altos vuelos así como con una historia que, en cualquier caso, seguirá viva siempre.

Por Miguel Rivera