Así es la bestial moto de Carlos Escobedo, cantante de Sôber

“El ‘Black in black’ de AC/DC... ese sonido, ese concepto, me recuerda al escenario y a la moto”

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Nació en Madrid en 1975. Carlos Escobedo, cantante de Sôber, descubrió la sensación de las dos ruedas al subirse en su primera Suzuki DR BIG de 50cc, incluso antes de entonar sus primeras notas musicales: “Es lo que tiene al criarse en un pueblo pequeño, que te da la facilidad para acceder a este tipo de ciclomotores”. La recuerda como bastante chillona debido al color amarillo pero asegura: “Ahí descubrí la pasión y la libertad que me daba un ciclomotor para moverme”. Más tarde se la llevó a Madrid y la llegó a utilizar para ir a los primeros ensayos de la banda.

La evolución de su carrera se podría decir que se desarrolla en paralelo a las motos con las que ha rodado a lo largo de su vida. Su segunda moto fue una Kymco Zing II de 125cc, para dar el salto de calidad a la espectacular Harley Davidson 883 Custom. Carlos Escobedo no es de quedarse quieto en el mismo registro y tal y como él cuenta: “He tocado diferentes tipos de motos, después vino la Kawasaki Z1000 deportiva, pero rápidamente cambié a una Kawasaki Vulcan 1600 Mean Streak que más tarde customicé. De ahí pasé a una BMW R Nine T Pure y ahora llevo una Triumph Scrambler”.

¿Qué moto está en tus sueños? “Me quedo con la que sacó Arnold Schwarzenegger en la película Terminator II, con aquellos cilindros y escapes saliendo a lo largo de la moto. Tenía más motor que muchos coches y aún está ahí, en mi mente. La he podido llevar, pesa muchísimo, pero es de esas motos que me gustaría tener”.

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Todo motero conoce perfectamente el código de las dos ruedas, los valores, el sueño que supone manejar tu destino sobre el asfalto. Y sobre eso nos habla Carlos al afirmar lo siguiente: “Desde que me compré un ciclomotor e iba a ensayar tengo muy ligado el mundo de la moto con la música. Es como siempre que voy a un bar a tomar una cerveza, que sea un bar donde haya música rock. Desde hace mucho tiempo hay conciertos de rock en las concentraciones de motos, van muy de la mano porque es una forma de vida, de actitud. El rock tiene ese momento de libertad y la moto es lo mismo. Cuando juntas los dos conceptos, es una explosión”.

Las sensaciones del cantante de Sôber sobre una moto no distan mucho de las del resto de moteros: “Buscas ese momento de relajarte, de desconectar, de compartir con los amigos. Ese momento es tu momento, desconectas”. No le gusta ir con auriculares ni estar pendiente del móvil, es más de coger la moto solo e irse a dar un paseo para volver nuevo. “Es mejor que un psicólogo”, afirma.

Una vacuna que lo cura todo es una concentración o una buena ruta motera. Carlos aún recuerda a la que fue en Faro, al sur de Portugal. El viaje, el ambiente motero, el tomar una cerveza viendo el concierto en directo. “Ves que el concepto moto esta presente cuando se mezcla gente con máquinas deportivas, custom, todo tipo de motos y no se excluye a nadie. El ambiente es sano, de disfrute, aunque lo peor es la vuelta sobre la moto cuando has pasado unos días muy intensos”.

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También ha podido asistir a otras concentraciones como la de Resurrection Fest de Galicia, para disfrutarla por la noche o hacer rutas por la mañana. Y por supuesto participar en uno de los mayores placeres, que es ir pero a tocar en directo con la banda. “Me gusta el ambiente, la relación de la gente que charla de motos, de música y de cosas que se salen de las conversaciones del día a día”.

Ésta es la visión sobre dos ruedas de Carlos Escobedo, tiene claros sus valores: “Yo tengo los míos propios que son los que utilizo para buscar los momentos de libertad, encontrarte a ti mismo, hablar contigo mismo, pero entiendo y comparto con la gente que tiene su club y que trata de hacer de una afición, una filosofía de vida: la moto es un modo de vida”.

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No podíamos dejar de poner sintonía a este paseo motero sin buscar la recomendación musical del protagonista y no lo ha dudado ni un segundo: “Una canción que define para mí la moto y la música, es una de las que utilizamos justo antes de tocar y que le va que ni al pelo: es el 'Black in Black' de AC/DC. Para mí, ese sonido y ese concepto me recuerda a escenario y a moto”.

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