Cara B: Cuando se pierde el control

Diego Cardeña te recuerda algunos de los momentos en los que "la cosa se fue de las manos"
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Locutor RockFM

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Las estrellas del rock, como todo hijo de vecino, tienen momentos a desterrar de su pasado. Seguro que alguna noche, o mañana, te pasaste de frenada y cometiste alguna serie de actos que, a las pocas horas, te arrepentiste de ejecutar.

Alguna palabra más alta que la otra, alguna coz verbal a sabiendas del daño que ibas a causar, o simplemente que se te calentó la boquita con la cervecita. Pero además de espetar improperios, en más de una ocasión, la desinhibición nos lleva a cometer actos, de los que nunca estaremos orgullosos, pero que, sin duda, sirven en muchas ocasiones para encauzar el camino de nuevo.

Es por ello, que hoy vamos a recordar algunos de los momentos en los que los músicos, perdieron el control:
 


Keith Moon – Cow Palace (Daly City)

De todos es sabido que el señor Moon, quien fuese uno de los mejores bateristas de todos los tiempos e influencia básica en las generaciones posteriores, tenía más demonios dentro que Regan MacNeil. Si a ello, le sumas los nervios que siempre surgían antes de una actuación, y las malas compañías…, nos encontramos ante uno de los momentos más recordados en la historia de The Who.

Cow Palace de Daly City, al sur de San Franciso, The Who arrancan su gira norteamericana el 20 de noviembre de 1973, Keith Moon llegaba al lugar con una seguidora de la banda, que, para calmar la inquietud previa al show, le había ofrecido “algo” para echar a su copa de brandy. En mitad del bolo, cargado de yerros por parte del baterista, que demostraba que Moon no estaba en plenas facultades, y mientras ejecutaban “Won't Get Fooled Again”, Moonie dejó de tocar y cayó hacia atrás, siendo rescatado por su crew, que le reanimó en camerinos, mientras que Pete Townshend explicaba al público que “revivirían” a su baterista “golpeándole en el estómago. Vuestra comida extrajera le ha sentado mal”. 

Mientras tanto, en el backstage, Moon ya había vuelto en sí y se encaminaba al escenario. Townshend quiso parar sus ansias de coger el micrófono para hablar a la audiencia, no sin antes ser ayudado por Daltrey. Momento del que Moon se zafó y se subió de nuevo a su batería, para dar paso a que la banda comenzase a ejecutar los primeros acordes de “Magic Bus”. No pasaron ni treinta segundos, y Keith Moon se quedaba muñeco sobre su caja, siendo retirado por su equipo una vez más y llevado al hospital. 

Noche, por cierto, en la que la historia del rock conoció a Scott Halpin, que dejó de ver el concierto como público, para subir al escenario y terminar el set list junto a sus amados The Who.
 


Marilyn Manson – Giant Center (Hershey)

A los que me conozcáis, no os sorprenderá que hable de Marilyn Manson para bien o para mal. Y es que es un artista que nos ha dejado auténticas perlas musicales y líricas en la historia de la música, sacudiendo conciencias y falsas morales. Un tipo al que hay que alabar por su trabajo en la década de los noventa, pero que a mitad del nuevo milenio…, tiene más sombras que luces

Si bien es cierto que todos tendremos momentos de depresión en algún momento de nuestra vida, y los afrontaremos de una u otra forma…, los artistas, por norma general, suelen tener a alguien cerca que no les aconseja del todo bien. Incluso, en muchas canciones, es más sencillo tirar a una solución que te dope durante un tiempo, que afrontar el problema de raíz. Muchos comentaron en redes sociales y blogs, que desde el fallecimiento de su padre (2017), Manson estaba ofreciendo los peores conciertos de su carrera a causa de la adicción al alcohol que padecía. Pero si sigues su carrera con atención, nos remontamos a casi una década de conciertos de dudosa calidad vocal y escénica. 

Como ejemplo, su paso en 2016 por Hershey, Pennsylvania, donde el artista además de mostrar una actuación un tanto deslucida en el plano vocal, decide pasear por la zona vallada para la mesa de mezclas y hurgar en la misma, para finalmente, caer al suelo como un saco de patatas y desatar su rabia ante el ridículo, contra el monitor del técnico de lueces.
 


Courtney Love -  Su vida en general

Todos conocemos las tristes hazañas de la viuda del grunge. Cualquier excusa era buena para que se hablase de ella. Bien o mal, daba exactamente igual. Lo único que necesitaba, a toda costa, era notoriedad. Y para ello era capaz de enseñar ambos pechos en diversos programas en directo, insultar a los fans de Nirvana o Foo Fighters, salir drogada o borracha hasta las trancas a un escenario, interrumpir entrevistas en directo a otros artistas, y así, un largo etcétera de situaciones que cualquier persona, con algo de ética, rechazaría. Ya que una cosa es ser un fiel seguidor de un estilo musical, ya sea el rock, metal o bachata, y otra muy distinta ser un beodo o un yonki.

En cualquier caso, como puedes comprobar en el vídeo anterior, Miss Love, además de hacer el ridículo en la inducción de Nirvana en el Rock And Roll Hall Of Fame, se llevó el mejor homenaje a toda su carrera.
 


Pero no todos los ejemplos iban a ser de músicos. También ellos están expuestos a gente que no sabe disfrutar de un concierto, o que como te comentaba anteriormente, confunden un estilo de vida “alternativo”, con la cultura y actitud de la música rock.

Espero que tanto tú, como los tuyos, estéis bien. #QuédateEnCasaConRockFM


Diego Cardeña
@DiegoCardenaFM

 

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