Cara B: Un legado vendido por partes

Diego Cardeña se hace eco de la última subasta de material de Kurt Cobain
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Locutor RockFM

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“Todos lo veían venir”, es una de las expresiones más repetidas alrededor de las conclusiones sobre la muerte de Kurt Cobain. Para muchos el penúltimo icono del rock, para otros, una motivación más para hacer caja en tiempos revueltos. Y es que ya se sabe, “en tiempos de crisis vienen las mejores ideas” y “a río revuelto, ganancia de pescadores”. 

Resulta irónico que un tipo que decidió quitarse del medio, por diferentes motivos, está claro, pero básicamente por su inadaptación a la presión mediática y convertirse en una contradicción con patas, acabe siendo desarmado en su legado, para ser vendido por piezas, como un viejo coche en el desguace. Y una vez más, por su círculo cercano, o las decisiones que adoptó su círculo cercano. 

Atrapado en una insatisfacción y adicción continua, el icono de toda una generación no estuvo contento con el nítido sonido de Nevermind, ni con el poco tirón de estar en un sello independiente, ni con el éxito que sobrepasó sus aspiraciones, así como de los perfiles sociales de la mayoría de los seguidores de la banda.
 


Aquel chico inadaptado y atormentado de Aberdeen, condado de Grays Harbor, Washington, Estados Unidos, en el que tantos otros se han refugiado (qué personalidad), es uno de los ejemplos más claros para mostrar que el ser humano se comporta como una sanguijuela, absorbiéndolo todo, hasta que no queda ni la última gota. Sus padres se sirvieron de él como arma entre ellos a lo largo de su divorcio, la industria musical vio en él al líder de la edad más depresiva del rock, y al hacer cuentas, vieron que dejarle caer reportaría aún más beneficios. Y así, innumerables ejemplos de cómo diferentes entes y personas, se han servido de su figura.

Por último y por ahora, esta semana nos llegaba la noticia de una nueva mácula a su memoria y legado, con el único fin de llenar bolsillos privados. ¿Recuerdas aquella Martin que le acompañó el 18 de noviembre de 1993 en los Sony Music Studios de Nueva York? Una guitarra Martin semiacústica D-18E de 1959, de la que únicamente se hicieron trescientas unidades, y que en el ejemplar en el que se interpretó con orgullo “The Man Who Sold The World” de David Bowie, reside su momento más universal (o “Where Did You Sleep Last Night” si eres muy true). Una guitarra histórica, que pasó a manos del exmarido de la hija de Cobain, y que el próximo mes de junio engordará su cuenta corriente con unos cuantos millones de euros, que algún insensato adinerado le otorgará a cambio de poseer un objeto, cuyo significado ya ha sido borrado.
 


No será una subasta a beneficio de organizaciones caritativas, como hiciesen con la Black Strat de Gilmour. No, nada de eso. La idea es hacer caja, al igual que pasó hace unos años con parte de la mítica Hagstrom Blue Sparkle Deluxe y la totalidad del Manhattan pistacho o la Fender Mustang de Cobain. Un legado que sigue buscando la mano del mejor postor, como si se tratase de los colmillos de Satao II.

Mi querido compañero y redactor jefe de RockFM.fm, Javier G. Hualde, me comentaba que le parecía “indignante ver el legado de un tío que se pegó un tiro porque no soportaba la fama, vendido así”. ¿Tú qué piensas? A fin y al cabo, cada uno con su dinero o sus pertenencias, hace lo que quiera, ¿no? ¿O cuesta asimilar que hasta la muerte es un negocio? 

Espero que tanto tú, como los tuyos, estéis bien. 

#QuédateEnCasa  #YaQuedaMenos


Diego Cardeña
@DiegoCardenaFM

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