Cara B: Los mejores momentos entre artista y público

Diego Cardeña recuerda los momentos en los que la música paró el tiempo
RockFM

Locutor RockFM

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Lo más importante que posee un artista, a parte de su credibilidad, música y letras, es su público. Sin ellos, no hay carrera que valga, por muy buenos que sean tus discos o directos. Jueces y discípulos, según el género musical, que siguen los pasos del artista allá donde vaya. Cientos de locuras hemos visto y leído a lo largo y ancho del mundo. Pero sin duda, al menos para mí, lo más bello que tiene la relación entre artista y público, es el directo.

Unas horas en las que el tiempo parece detenerse y donde se puede llegar a vivir momentos irrepetibles. No importa el sonido, la voz o la técnica de la banda en ese momento. Si fuera de esa sala (o estadio) tienes mil problemas esperándote o si ha sido el peor día de tu vida. Por un tiempo, tu corazón y tu mundo se centran en el instante. Dejamos de estar mentalmente en el pasado o en el futuro y por fin, vivimos el presente. 

Y eso es un acercamiento a lo que, cada uno a su manera, vivimos como público. Porque como artista, que me toca en un parte importante de mi vida, hay noches en las que al igual que te comes el mundo y sabes que vas a arrasar, hay otras…, que no te sientes pleno para pisar las tablas. Sientes miedo de no estar a la altura de las circunstancias, de ser juzgado por una nota mal afinada, de esconder un dolor que no puedes comunicar a tu público. A veces olvidas qué te llevó a querer estar ahí, pierdes el respeto al directo, la boca se te seca y la voz tiembla. Nervios, aprensiones y realidades que tienes que dejar en el camerino, para dar lo mejor de ti. Pues el público (que ha aparcado sus problemas fuera del recinto) ha venido a que des el máximo, sin excusas. O al menos así debería ser.

Pues a parte de lo típico que ocurre antes de cada concierto, a ambos lados del escenario, hay algunos instantes casi mágicos, donde el artista (o banda) y su público consiguen alcanzar un escalón más y llegar a un clímax, que únicamente pueden explicar con palabras, aquellos que lo vivieron. Hoy te traigo algunos momentos en los que público y artista, consiguen sentir esa experiencia.

De todos es sabido que los argentinos disfrutan, la vida en general, de sus pasiones con una efusividad superior al resto del mundo. Una hipérbole sensorial en la que no sabes si adentrarte o salir huyendo. Lo que está claro, es que al igual que tienen leyendas negras (sobre todo en el deporte), también consiguen dejar momentos de luz, que te incitan a pensar: “Me hubiese encantado estar ahí”. Cientos de ejemplos con decenas de bandas, pero ahora mismo el ejemplo visual que me viene a la cabeza, fue el ocurrido en diciembre de 2009 en el Estadio de River Plate, con AC/DC como maestros de ceremonia. Atento/a al minuto 01:56.
 


Julio de 2017, Green Day están en el momento dulce de su gira Revolution Radio y han congregado a miles de personas en Hyde Park. Fanáticos de los norteamericanos, pero ante todo…, de la música en mayúsculas. Y mientras esperan, la megafonía ambienta el momento con “Bohemian Rhapsody” de Queen. Observa cómo surge la magia.
 


Ejemplos muy cercanos en el tiempo, pero no por ello exentos de sentido en lo que anteriormente te comentaba. Pero si quieres un motivo más lejano en el tiempo, te invito a viajar al festival más famoso de la historia. Año 1969, el movimiento hippie vivía su clímax final con tres días de paz y música, que dejaron su huella en la historia, así como muchas de sus actuaciones. Allí se presentaba el mexicano Carlos Santana, con su renovada banda y un disco debut que hasta finales de agosto no vería la luz. Todo parecía contrario a que el público pudiese entender de qué iba el tema, aunque el apoyo de Bill Graham fuese incondicional. El resto de la historia la conoces, y sin duda, las imágenes de cómo hacer que una banda inunde emocionalmente a todos los que escuchen, son únicas.
 


Y ahora vamos a volvernos más extremos, porque no únicamente el rock sabe divertirse. Los fanáticos de Slipknot sabrán que a los de Iowa les encanta jugar con sus seguidores, así como crear ciertos momentos a lo largo del set list. Y si les has visto alguna vez en directo, habrás escuchado a Corey Taylor pedir que te agaches. Nada tiene que ver con egos o sumisiones, sino más bien con crear uno de los puntos más poderosos de su repertorio. Echa un ojo a partir del minuto 03:07, y si eres un/a impaciente…, ve directamente al minuto 06:15. Jump The Fuck Up!
 


Siguiendo por los derroteros de mi adorado metal, he de recordar que los más épicos del lugar también se la montan bien en directo. Si bien es cierto que el rollo del Power Metal no es mi predilección, y que a veces en los directos sus seguidores parecen estar más atentos a los posibles fallos de la banda, que a disfrutar del show…, he de reconocer que han dejado muy buenos momentos en mi retina. Como el acontecido en la grabación del DVD 'Imaginations Through The Looking Glass', donde queda claro que las canciones pasan a ser patrimonio del público.
 


Regresando a los sonidos del rock y sus héroes, no puedo dejar pasar a Bruce Springsteen. Un auténtico trabajador, que ha conseguido no tener enemigos y ser respetado por toda la profesión, te guste su música o no. Icono absoluto del rock americano, que en sus conciertos consigue que todo el mundo aparque sus problemas a la entrada durante dos, tres o cuatro horas, además de jugar con su público. Y además de bailar y cantar con los más pequeños del lugar, al ritmo de “Waiting On A Sunny Day”, también nos regala momentos geniales con su propia familia, logrando que Adele, sea la madre de todo el respetable.
 


Y no puedo cerrar la columna de hoy sin acordarme del mejor frontman de la música, además de uno de los mejores cantantes de la historia. Nunca a tanta gente le agradó escuchar “Fuck You!” (min. 02:09). En una mano un vaso de plástico y en la otra…, 90.000 almas. 
 


Espero que tanto tú, como los tuyos, estéis bien. #QuédateEnCasaConRockFM.


Diego Cardeña
@DiegoCardenaFM

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