Los humildes orígenes de Ramoncín: su nacimiento en un taxi y el profundo amor de su madre adoptiva

Ramoncín le narra a Loquillo la historia de sus humildes orígenes

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En su charla en “La Mafia del Baile”, Ramoncín ha dejado verdaderas joyas. Su conversación con Loquillo también nos ha llevado a recordar sus orígenes. Y es que, aunque no mucha gente lo sepa, Ramón nació en un taxi en mitad de Madrid y su infancia fue de lo más humilde, aunque también feliz.

“Mi abuelo no sabía ni siquiera que mi madre estaba embarazada. Era un hombre que nació cuando Bufalo Bill estaba de gira por Barcelona, que nació en 1887. Para mi abuelo fue un impacto. 'Padre Ramón, despierte, que su hija va a tener un niño'. '¿Cómo? ¿Que está embarazada? La mato'. 'No, que su hija va a tener un niño'. Y se encontró en la Puerta de Alcalá con un niño en brazos. Y mi madre allí llorando: 'Perdona, papá'. Y la que luego fue mi madre adoptiva, Engracia, su cuñada, mi vieja, diciendo: 'No tienes nada que perdonar, esto es la vida'. Era una mujer totalmente pausada, nada que ver con mi madre. Ellas fueron mis dos madres, aunque se han ido las dos en poco tiempo”.

¿Y cómo fue, en una España que aún estaba en plena dictadura, volver a casa para su madre y su familia? Ramoncín se sincera:

“La vergüenza de volver a la escalera. Con la mayoría de las mujeres sabiendo lo que le pasaba a mi madre, que es que estaba embarazada. Y el abuelo no se había enterado porque ella iba con cancanes y todo eso. Él y mi viejo -mi tío-, porque mi madre era madre soltera. Como ella se quedó allí un par de años después y luego se marchó. Yo me quedé con mi madre adoptiva y con mi viejo, que era su hermano. Y además tenían una niña, mi hermana, y mi primo, al que yo llamo mi hermano mayor, en el piso de abajo. En esa España había discriminación contra hijos de soltera y los picaos de viruela... esas reacciones tan raras del momento”.

Aún con todo, lo que Ramón más recuerda es el profundo amor de su madre adoptiva, su tía y, sobre todo, su profunda generosidad:

“Había un rumor que corría por ahí que era que mi madre había hecho las cosas mal, que me había abandonado. Pero yo tenía a mi madre y yo la llamaba “mamá”. Pero mi vieja era tan generosa que nunca quiso arrogarse eso y me decía: “Tu mamá es Antonia”. Yo la llamaba 'tita' hasta ha muerto con 90 años, hasta que ha dormido”.



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