El día que Bob Dylan "traicionó" al folk

Marta Vázquez te trae esa jornada histórica para que la veas con tus propios ojos y te muestra La Conocida y La Joya Escondida de The Kinks.
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Cada mañana, entre las 10 y las 11 (hora peninsular) te pongo tanto La Conocida como La Joya Escondida de uno de nuestros artistas preferidos.

Hoy tenemos 2x1 de los hermanos más conflictivos de su tiempo, The Kinks.

Para disfrutar de la conocida de Ray y Dave Davies te voy a llevar hasta 1964. Es muy importante que sepas en qué época estamos sobre todo por el sonido. ¿Cómo pudieron lograr esa pesadez, en el buen sentido de la palabra, en los 60, sin las comodidades tecnológicas de las que disfrutamos ahora?

Pues gracias a la ocurrencia de Dave, que en su ampli (llamado cariñosamente “little green”) colocó una hoja de afeitar y alfileres.

Y así fue como consiguieron el sonido de uno de los riffs más icónicos de la historia del rock, génesis del posterior “heavy metal”, el de “You really got me”, la conocida de los Kinks:

Vamos con su Joya Escondida...

Era 1966 y el sonido de sus piezas sonaba completamente diferente. De la crudeza y la espontaneidad, pasaron a la sutileza y a la cuidada elaboración de sus canciones.

Y tengo el ejemplo perfecto para demostrar mi teoría.

¿Sabes que Siniestro Total hizo una versión de este tema y lo llamaron “Tumbado a la Bartola”?


Pues esta es la original, la Joya Escondida de los Kinks.

Es una auténtica obra de arte. Es “Sunny Afternoon”:

Sin duda alguna, la "electrificación" de Bob Dylan fue uno de esos momentos que marcaron un antes y un después en la historia de la música.
El que ya era el representante del nuevo folk, la voz de toda una generación, decidió cambiar en los 60 su guitarra acústica e inseparable armónica por la eléctrica, algo imperdonable para sus seguidores más puristas.

Bob Dylan recibió un buen aluvión de abucheos por semejante traición y hasta le gritaron "¡Judas!".

Con lo que no contaban era con que el chico había venido para quedarse. Dylan, para bien o para mal, es libre. Hace lo que le da la gana. Es un rebelde nato. Tampoco le tembló la mano para hacer que sus dos próximos trabajos discográficos fueran eléctricos.

Así fue como el rock y la electricidad llamaron a la puerta (knock-knock-knockin' on...) de Robert Allen Zimmerman (Bob Dylan):


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