Entrevistamos a Luz Casal: "Para mí el rock no está muerto en absoluto"

La emblemática cantante presenta su nuevo disco, 'Las ventanas de mi alma'

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Tras muchos años de espera, Luz Casal tiene su nuevo disco, 'Las ventanas de mi alma'. Y como no podía ser de otra manera, la legendaria cantante se ha pasado por el RockFM Motel para charlar con nuestro compañero Rodrigo Contreras. Entre otras cosas, la vocalista ha hablado sobre el estado actual del rock y la llegada de nuevos géneros.

Luz explica que para ella "el rock no está muerto en absoluto", aunque no "denosta ningún género" nuevo. "Todo vale mientras sea algo que te provoque", afirma.

Puedes disfrutar de la entrevista entera más arriba.

Sobre 'Las ventanas de mi alma'

Se ha hecho esperar, pero Luz Casal regresa con un nuevo disco, el más personal y autobiográfico de su carrera. El título, "Las ventanas de mi alma", ya anuncia que Luz se presenta sin máscaras ni artificios, franca y apasionada como siempre y más anclada a la realidad que nunca. Su condición de referencia indiscutible de la música en español convierte esta vuelta, tras cinco años sin publicar canciones inéditas, en todo un acontecimiento. Pero, lejos de conformarse con la renta que le otorgan cuatro décadas en lo más alto, Luz explora nuevos sonidos y aborda asuntos de actualidad para ofrecer un álbum rotundo y arrebatador, doce temas llamados a ampliar la abultada lista de éxitos de la artista, una de las voces más inconfundibles del panorama musical europeo.El disco supone una inyección de esperanza. Luz tiende la mano en cada canción, ofrece salidas en medio de la oscuridad y exorciza fantasmas propios y ajenos. Así lo anticipa el primer single, "Hola, qué tal", una exhibición de optimismo, resultado de las más de dos mil llamadas que hizo durante el confinamiento a quienes se lo pedían en busca de aliento y consuelo. Esa experiencia también cristaliza en "Dame tu mano", uno de los cortes más poderosos del álbum, que arranca con apenas una guitarra y la voz algo apesadumbrada de Luz (“Me equivoqué más de una vez, / sólo yo sé lo que pagué”) para escalar hacia la cima instrumental, coronada por la intensidad de los arreglos, en medio de un ambiente mágico: “Dame tu mano, toma la mía; / somos dos seres buscando salida”.El reencuentro con la pureza, una de las principales obsesiones de la discografía de Luz, se hace evidente en "La inocencia", cercana al rock más clásico y donde predominan las guitarras eléctricas, pero también en "Duele" un canto a lo perdido, tal vez la concesión más dramática del disco, el primero tras la muerte de su madre: “Duele que no tenga quien cante / cumpleaños feliz”. La crudeza de ambas letras contrasta con la vitalidad de sus melodías. Es otra histórica marca de la casa: esquivar el regodeo, tamizar la pena para abrir una grieta, por pequeña que sea, que deje atravesar la luz.Conviene reparar en "Antes que tú", la canción más atrevida del álbum, compuesta junto con los hermanos Ovidi y Álvaro Tormo, de Los Zigarros. Descarada, bajo la frenética batería de su fiel Tino di Geraldo, Luz advierte de la eventualidad de cualquier éxito (“Subir, bajar, / todo eso se reduce / a un eterno blablabla”) y ajusta cuentas con quienes se atreven a mirar por encima del hombro: “Soy lo que tú ahora eres / y lo que soy serás”. Siempre escurridiza frente a las etiquetas, inclasificable y tentacular, Luz se transforma para situarse en las antípodas del rock con "Estaba escrito", un tema de corte clásico, la historia de un romance sostenido por poco más que el piano y su voz, clara y poderosa: “Y de repente, sin saber cómo, / aprendimos que un instante se hace eterno”. En la plácida "Un lugar perfecto" vuelve a colaborar con su amigo Étienne Daho, reconocido cantautor francés con quien ya trabajó en "Un nuevo día brillará", y el guitarrista también galo Jean-Louis Pierrot.Desde la desnudez de la composición que da título al disco, "Las ventanas de mi alma", hasta la complejidad de "A ciegas", pasando por la espontaneidad del pop sin pirotecnia de "Quizás" y sus coqueteos con el bolero en "Suave es la noche", Luz ofrece un álbum catártico y sofisticado, repleto de matices que exigen al oyente volver a cada canción para apreciar cada uno de sus detalles. El disco se cierra con un regalo que regresa del pasado: una canción compuesta por Carmen Santonja que Luz conserva desde los años noventa y no había publicado hasta ahora, interpretada como un himno de vigencia asombrosa contra la guerra: “Que callen esos fusiles, / no quiero ver más / los mil perfiles de Satanás”.





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