Cómo nacer siendo un maestro

Hablamos del 'Stevie Ray Vaughan & Double Trouble – Texas Flood'

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Actualizado 03:55

Por: Rodrigo Garcinuño (@ZedLyon)

Cuando creas un estilo propio es cuando empiezas a hacer historia. Stevie Ray Vaughan consiguió una marca muy difícil de imitar. Sin entrar en guerras absurdas de quién es el mejor guitarrista de la historia, creo que él podría ser un firme candidato. Lo que sí es cierto, es que no conozco ningún guitarrista que no lo admire de forma incondicional.

Un abril lluvioso, volvía de una clase de guitarra y mi profesor, que no era para nada del estilo de Stevie Ray Vaughan, me preguntó si había escuchado alguna vez lo que hacía. Me hablaba en chino: Stevie what? Da igual, tú date una vuelta más larga de lo habitual para llegar a casa y te lo pones a todo trapo en el coche. Boom.

Mi camino, habitualmente duraba entre 10 y 12 minutos, dependiendo del tráfico. Ese día tardé exactamente 38 minutos y 52 segundos,  lo que dura el Texas Flood. Sí, ese sonido lo había escuchado antes, el rollo me era familiar, pero ¿qué coño era lo que hacía este tío? 

Por aquel entonces mi referente era Hendrix, igual que para él, estaba claro que era su mayor influencia, pero su manera de tocar se salía de los cánones de lo que había escuchado hasta la fecha - Rory, lo siento, otro día hablaré de ti-. Por si fuera poco, la voz me parece fuera de serie. 

Una vez fuera del coche, la lluvia mojó mi guitarra y la cara de bobo que llevaba hasta que abrí la puerta del portal; posiblemente me saludara algún vecino al que no presté la más mínima atención, mi único objetivo era probar un riff que me había volado la cabeza, seguramente el de Mary Had a Little Lumb . Mierda, afina la guitarra medio tono por debajo, lo que explica ese sonido gordote que saca. No solo eso, sino que su primera cuerda es de 0,13, vamos que tenía que tener los dedos con más callos que la Fonda de Casa Pepe. Lo dejé por imposible, siempre lo he dejado por la misma razón. Aquí debería ir un emoticono de esos de encogerse de hombros, pero, al igual que sus canciones, tampoco sé cómo hacerlo.

Investigué todo lo que pude, me compré sus discos, me consumía lentamente pensando que en toda mi vida solo iba a poder escuchar más que sus seis discos de estudio y siete en directo. Reventé DVD's, especialmente el de Montreux. Lo sigo haciendo. Lloré su muerte casi 20 años después. Más si descubres que Stevie había superado unos años antes sus problemas con las drogas, y tener un accidente de helicóptero, no creo que sea el estilo de muerte que planea un rockero.

Comentan que había sido el mismísimo Eric Clapton quien le ofreció el helicóptero donde iba a viajar él para un show en Chicago en el que quería contar con SRV y con su hermano Jimmie, a quienes consideraba gigantes. El piloto tuvo problemas por la niebla y al poco de despegar estrelló el aparato en una zona montañosa, provocando la muerte de los cinco tripulantes que viajaban en él. 

27/08/1990, un día triste para el rock.

Texas Flood (1983)

1. Love Struck Baby – yo qué sé, si es que es una maravilla. Si un disco empieza así, solo puede ser una locura. Y, ¿esto lo hace solo con una guitarra, un bajo y una batería? Pues sí, amigo, prepárate.

“Life without you darlin' is a solid mess”

2. Pride and Joy – aunque esta canción le haya perseguido siempre -y lo seguirá haciendo por los siglos de los siglos-, no es su mejor tema, lo que no quita que sea un brutalidad. Guitarras sucias y limpias, silencios que emocionan, un ritmo machacón, pero efectivo. Pero esos solos… esos solos. Ok, la letra no es nada del otro mundo, pero estamos hablando de la influencia del blues.

“She's my sweet little thing, she's my pride and joy
She's my sweet little baby, I'm her little lover boy”

3. Texas Flood – un medio tiempo para que la guitarra llore. Versión sublime. No he hablado aún del bajo, pero es que es el mejor complemento que pudiera tener, Tommy Shannon, que acompañó, junto al otro Trouble, su enorme batería Chris Layton, a SRV hasta su muerte. Antes ya había tocado con otro gigante, Johnny Winter. 

“Well there's floodin' down in Texas

All of the telephone lines are down”  

       (éste se puede considerar el drama del siglo XXI)

4. Tell me – Blusaco. Sutileza y buen gusto. Si lo escucha Robert Johnson igual le mete un guitarrazo, pero seguro que ahora tocan los dos juntos para pasar las penas del infierno.

“Yes I wonder sometime....
How long my trouble gonna last”

5. Testify – Primera instrumental del disco. Le da igual tocar sobre una escala de blues, que plantarte una mixolidia y romperte los esquemas. Tiene una nota desafinada, eso es todo lo que tengo que criticar, estoy esperando el día en el que una nota desafinada de mi guitarra suene como esa. 

6. Rude Mood – si te has cansado de la instrumental anterior, apaga el disco. Si, como sospecho, no te has cansado, aquí tienes un blues shuffle que a punto estuvo de dar la sorpresa en los Grammy como mejor canción instrumental de rock, pero ese año se llevó el gato al agua Sting.

7. Mary Had a Little Lumb – una revisión de un cuento que, como la mayoría de cuentos, no tiene ni pies ni cabeza. Hay un momento del solo que me parece absolutamente memorable.

“He followed her to school one day
Which broke the teachers cool
But what a time did they have
That day at school”

8. Dirty Pool – juego de muñeca de esos que te provocan agujetas en el antebrazo. En serio, con una púa media y una strato al hombro… ¿quién es este superhéroe?

“I'm turnin' the tables on you
You've been playin' dirty pool”

9. I’m Cryin’ – sí, es igual que Pride and Joy, pero es que es su puñetero estilo. Compara los solos y échate a llorar. 

“When I first met you baby at a dance and we did fine
But now that we're together, yeah it's a total waste of time”

10. Lenny – la joya de la corona, hay que esperar 33 gloriosos minutos de disco para llegar a un pasaje que pone los pelos de punta. Un instrumental que quita el aliento. Se la dedicó a su mujer, no me imagino lo que tenía que quererla… si tocas de ese modo no necesitas ni letra.