Bruce Springsteen y 'Born to Run': jugando a ganar

Springsteen y la E Street Band firmaron con ‘Born To Run’ ese pacto de sangre que los ha consagrado como una de las mejores bandas de la historia

 

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El olor a fábrica quemando carbón, los obreros trabajando en los astilleros, el centro abarrotado de jóvenes dispuestos a incendiar la ciudad; eso era el New Jersey de Bruce Springsteen, ese fue el calado que provocó que sus dos primeros discos se vieran impregnados de estas imágenes que había visto desde niño en su barrio y que volverán, fugazmente, en su viaje al olimpo con el tercer disco, ‘Born To Run’, para casi desaparecer a partir del mismo. No es que haya renegado a su pasado, es que ha cambiado su vida y, también, la pasión de sus personajes literarios; eso sí, seguirá llevando en su corazón a su ciudad natal recordando lo que un día fue.

Había, por aquel entonces, un periodista de la Rolling Stone que fue una noche a uno de sus conciertos en Boston, sus palabras tras el espectáculo fueron “he visto el futuro del rock and roll y se llama Bruce Springsteen”; era Jon Landau, que tras esta frase (que, por cierto, nunca apareció en la RG, sino en un periódico local de Boston), entabló una fuerte amistad con Bruce, que le invitó a los ensayos de lo nuevo que estaban preparando; él, sin cortarse un pelo, sugirió arreglos para la canción “Thunder Road”, que no estaba más que en el chasis, la restauración fue tan portentosa que, directamente, el Boss le contrató como coproductor del disco. Desde entonces trabaja, codo con codo, junto a Bruce.

Por otro lado, estaba el germen de lo se convertiría en una banda mítica para todos los amantes del rock, la E Street Band, nombre que cogieron de la calle de Belmar (N.J.) donde vivía el pianista, David Sancious, y que fue cogiendo forma desde 1972 para convertirse en el apoyo vital de la carrera del Boss. Hay que destacar la aportación, siempre portentosa, del saxofonista Clarence Clemons, quien también es el apoyo de Bruce en la portada del disco. Por aquel entonces, estaban, además de los ya citados, Roy Bittan, teclista, Danny Federici, al Hammond, Garry Tallent al bajo, Max Weinberg a la batería y Suki Lahav al violín. Pero aparecería por allí en esos tiempos otro personaje que se convertiría en miembro fundamental y que pasaría a ser su mano derecha junto a Clemons: Steve Van Zandt, uno de esos hombres polifacéticos y de gran personalidad (recordad su papel como Silvio Dante en Los Soprano) y un orgullo de compañero dentro el staff de RockFM (no te pierdas su programa “Little Steven’s Underground Garage”, todos los domingos a partir de las 22.00h.) 

Bruce Springsteen And The E Street Band

FLUSHING, NY - OCTOBER 4: Singer Bruce Springsteen and the E -Street Band perform their last show for the 2002-03 World Tour at Shea Stadium October 4, 2003 in Flushing, New York. (Photo by Anthony Correia/Getty Images)Anthony Correia


Volviendo al disco, ya con todos juntos, y con la mayoría de las canciones compuestas por el propio Bruce a piano, algo que, desde mi punto de vista tiene mucha importancia, ya que construir una canción a guitarra lo cambia todo, desde las dinámicas hasta la forma de concebir su estructura; no digo que sea mejor ni peor, solo que para este trabajo fue fundamental; solo faltaba recrear lo que Springsteen había soñado, que era, por un lado, acercarse a las formas melódicas de Roy Orbison, por otro, crear poemas que recordaran a la lírica de Dylan, y, por último, crear ese “muro de sonido” que Phil Spector había concebido y con el que se sentía muy identificado. No es la primera vez que hablamos de este muro en Discazo, pero ha quedado demostrada su infalibilidad a lo largo de los años. Por resumir, el “muro de sonido” trataba de crear una barrera musical llenando todos los huecos posibles, incluyendo arreglos con todos los instrumentos que hiciera falta; no era necesario que todo se entendiera nítidamente, solo había que ser efectivo a la hora de añadirlos y, por supuesto, que resultara atractivo a todos los niveles armónicos. Lo cierto es que, con tantos músicos sobre el escenario, ese muro está casi conseguido sobre las tablas y así lo ha demostrado, una y otra vez, en todas las giras que ha planteado junto a la E Street Band. 

14 meses hicieron falta para grabarlo. A su sello, Columbia, se le estaba acabando la paciencia, después de que los dos primeros trabajos no hubieran cosechado el éxito de ventas esperado, a pesar de que las críticas los señalaban como grandes discos. Con este, después de escucharlo, quisieron tirar la casa por la ventana con una inversión publicitaria inicial de un cuarto de millón de dólares, lo que sirvió, no solo para que las ventas se dispararan, sino para que la gira se convirtiera en un reclamo pocas veces visto; eso sí, a Springsteen le gustó tan poco la publicidad que hicieron, ensalzándole como el futuro del rock and roll, que mandó parar la promoción haciendo un daño enorme a las ventas, pero mostrándole como un hombre íntegro y carismático. 45 años después, “Born To Run” sigue intacto, y así se muestra en la recepción que tienen todas sus canciones en los repertorios de sus shows.

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Recuerdo aún los preparativos para uno de sus conciertos en el Santiago Bernabéu; no hay nada como la camaradería que se crea cuando 60.000 personas tienen el mismo objetivo. Hay un código no escrito para este tipo de shows, hay que llegar unas horas antes, chequear el ambiente, tomar algo antes de entrar y unirte a esos coros improvisados que tararean alguno de los hits junto a alguien que se ha traído una guitarra. Después de buscar tu asiento o definir tu espacio en la pista, te acercas a la barra a por unas cervezas y, cuando te quieres dar cuenta, se apagan las luces y una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos, la E Street Band, llevará en volandas a su jefe, y al jefe de todos ese día, a la conquista del mundo. 

Ese día ocurrió algo inusual, la que era por aquel entonces mi novia, se sentó a mitad de concierto a descansar en una de esas incómodas sillas de campo de fútbol; lo curioso es que el Boss llevaba casi dos horas de concierto y no había tocado ni una sola balada, la intensidad era máxima, casi sobrenatural, y cuando me giro veo, asombrado, que, ¡pobre!, se ha quedado dormida allí, entre el atronador sonido de una banda loca por hacer mover las caderas. Cuando despertó, más sorprendida, incluso, que yo, no paró de bailar hasta que terminó, creo recordar, con “Twist And Shout”. 

EL DISCO

1. “Thunder Road”. Precioso inicio, como un amanecer en las montañas de Arizona, marcado por la armónica y el piano aguantando durante la primera estrofa hasta que entra toda la banda con ese sonidazo que va a caracterizar a la E Street Band durante las siguientes décadas. A pesar de que no fue nunca un single, es uno de los temas de cabecera de los fans de Bruce. Al parecer, Springsteen vio un cartel de la peli de Robert Mitchum de 1958, ‘Thunder Road’, y le vino la inspiración para componer esta canción, a pesar de que nunca ha llegado a ver la película… eso sí, el compendio final es una mezcla de varias canciones que había ido escribiendo desde 1972 y que se fundieron en esta obra. La letra habla de una joven llamada Mary (tuvo varios nombres antes de quedarse con este: Angelina, Anne, Chrissie y Christina) y su novio que necesitan un cambio radical en su vida. 

"We got one last chance to make it real
To trade in these wings on some wheels
Climb in back, heaven's waiting on down the tracks"

2. “Tenth Avenue Freeze-Out”. Menudo groove que nos presentan los metales, me parece uno de los momentos cumbre del disco. Además, la importancia de la canción radica en que narra la formación de la E Street Band, con el protagonista, Bad Scooter, que es el propio Bruce, al que se une “Big Man”, en referencia a Clarence Clemons. Fue además, esta, la canción que hizo que Steve Van Zant entrara a formar parte del grupo de forma casual, ya que se pasó por el estudio mientras grababan el tema y sugirió los arreglos de trompeta con los que comienza, la conexión fue tal que se convirtió en nuevo guitarrista.

"From a tenement window a transistor blasts
Turn around the corner, things got real quiet real fast"

3. “Night”. Un sonido mucho más compacto hace que esta canción sea un buen ejemplo de ese “muro de sonido” de Phil Spector que querían crear en todo el trabajo; vas a poder escuchar un sinfín de instrumentos que no te dejan respirar ni un segundo, con la voz casi en el mismo plano. Los obreros, que siempre han sido siempre una obsesión para Bruce (probablemente por su pasado familiar), toman aquí protagonismo con la historia de un trabajador que necesita desahogo a la salida de la fábrica, la noche es su único consuelo.

"And the world is busting at its seams
And you're just a prisoner of your dreams
Holding on for your life, 'cause you work all day
To blow 'em away in the night"

4. “Backstreets”. La intro a piano y órgano de Bittan nos brinda un momento cumbre, con arreglos espectaculares de bajo y guitarras, que nos va a llevar a una épica que hace que se convierta en una de mis favoritas del Boss. Y llega el primer solo de guitarra del trabajo, con un sonido muy ochentero (es decir, adelantado a la época) y un gusto exquisito. Ojo al bajo. La canción habla de una relación rota en la que al narrador le preocupa más perder a la otra persona como amiga que como pareja. La grabación iba a contar con una sección de cuerdas, pero viendo el resultado de la canción, decidieron no incluirlo en la mezcla final. 

"Huddled in our cars
Waiting for the bells that ring
In the deep heart of the night
We let loose of everything"

5. “Born Tu Run”. Guitarra y piano secundando el riff que agranda la leyenda de este temazo. La primera estrofa ya nos va contando que va a ser especial, la voz de Bruce, casi desnuda, con bajo y piano de colchón hasta que llega el saxo a poner los pelos de punta al personal, después, ya como un bálsamo, te va metiendo en vena esa capacidad de hacerte saltar sin quererlo. Aquí dobló esfuerzos el Boss adquiriendo la fama de ser un perfeccionista, ya que metió hasta doce guitarras para darle la consistencia sonora que él imaginó desde el principio para este tema. El encargado de llevar la batería, que suena espectacular, es Ernest ‘Boom’ Carter, músico que sustituyó en gira a Vini Lopez y, ésta, sería su única grabación con Springsteen, ya que el resto son interpretadas por Weinberg. Espectacular la parte instrumental y el break, como si de una cortinilla de concurso de televisión se tratara. La letra tardó seis meses en escribirla y quiso hablar de una pareja que ronda las peligrosas carreteras de New Jersey. Sin duda, la canción más importante de su carrera.
Oh, baby this town rips the bones from your back
It's a death trap, it's a suicide rap
We gotta get out while we're young
'Cause tramps like us, baby, we were born to run 

6. “She’s the One”. Una mujer fría y despiadada es quien se adueña de una canción que estuvo en el limbo de las descartadas hasta que la regrabaron y se enamoraron de la protagonista y del propio tema. Con una cadencia muy al estilo de Bo Diddley y un piano enfatizando las palabras de Bruce durante todas las estrofas, dejan claro que también son capaces de montar una carismática balada rock.

"That thunder in your heart at night when you're kneeling in the dark,
it say's you're never gonna leave her
But there's this angel in her eyes that tells such desperate lies
and all you want to do is believe her"

7. “Meeting Across the River”. Una trompeta, un piano, el contrabajo y la voz de Bruce, son todo lo que necesita esta pista en la que un criminal de poca monta le pide ayuda a un amigo para un negocio turbio al otro lado del río, probablemente en Manhattan, hacia donde nos llevará el final del disco, cruzando el río Hudson desde New Jersey. La desafiante e inquietante trompeta de Brecker crea un ambiente espectacular para el desarrollo del tema, mientras que la interpretación de Springsteen puede ser la mejor todo el trabajo. 

"And remember, just don't smile
Change your shirt, 'cause tonight we got style"

8. “Jungleland”. Abren este maravilloso epílogo el violín de Suki Lahav y el piano de Bittan. Una ópera rock que lo tiene todo, incluido uno de los grandes solos de saxofón de Clarence Clemons, que invirtió casi 16 horas en grabar los dos minutos que dura la parte central de esta mini-ópera, y en la que nos cuenta su propia historia dentro de esta narración. El relato se centra en un pandillero, Magic Rat, y en el drama de su vida, que acaba con sus huesos en el suelo tras un tiroteo. El final, con los gritos de Bruce es altamente adictivo.

"In the tunnels uptown, the Rat's own dream guns him down
As shots echo down them hallways in the night
No one watches when the ambulance pulls away
Or as the girl shuts out the bedroom light"

RockFM