Lenny Kravitz: todoterreno musical
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A los 5 años, Leonard Albert Kravitz, decidió que su futuro estaría ligado a la música, algo que no resulta difícil si comienzas con esa edad a tocar la batería y la guitarra, pero claro, si, además, tus padres están ligados al show bussines (su madre era actriz y su padre trabajaba en la NBC y era promotor de jazz) todo comienza a cuadrar; los conciertos rellenaban los huecos que faltaban para su instrucción, que vino apoyada por Duke Ellington, Miles Davis o Sarah Vaughan, grandes amigos de su familia, levantando la casa desde los cimientos, y aunque creció escuchando jazz, góspel, R&B o soul, muy pronto se vio seducido por el estilo de vida de las rockstars del momento (Led Zeppelin, Aerosmith o The Rolling Stones), lo que cambió su parámetro musical, al que se unió el reggae y el folk. Quizás por todo ello las discográficas no entendían su música, la rechazaban por no ser demasiado blanca ni demasiado negra, por lo que decidió grabar su primer disco ‘Let Love Rule’ por su cuenta junto al enorme Henry Hirsch, productor y multiinstrumentista que no ha dejado nunca de colaborar con Lenny. El resultado fue una disputa entre los sellos más importantes de la que resultó vencedora Virgin Records.
Llovían halagos y declaraciones de amor por todo el mundo, lo curioso es, que en su país natal, EE.UU. no llegó a calar del todo, mientras que sí se ganó el favor del resto del planeta, especialmente Europa; no sé por qué pero siempre me ha dado la impresión de que es un artista que ha sido muy infravalorado, todo ello a pesar de ser el único en ganar cuatro Grammys consecutivos a la mejor interpretación vocal masculina (de 1999 a 2002).
En ese momento todos buscaban su colaboración y Madonna lo sedujo para producir su polémico “Justify my Love”, que vendió lo que no está en los escritos, especialmente su censurado vídeo con contenido no apto para enfermos del corazón. Pero también quiso producir, coescribir y tocar todos los instrumentos del tercer disco de Vanessa Paradis. Con toda esta amalgama de creación decidió grabar lo que, para mí, es su obra cumbre, ‘Mama Said’, que vio la luz en 1991 y se ganó el respeto de toda la comunidad.
Contrató para este disco a la mejor banda que tenía en la cabeza: él solo, desdoblándose para cantar, tocar baterías, bajos, guitarras, mellotrones o sitares; a veces dejaba que alguien le acompañara y no se privó de lo mejor: Slash o Sean Ono Lennon y de vez en cuando algún pianista o trompetista, que ahí fallaba; eso sí, Hirsch fue fundamental para hacer que el trabajo tuviera el empaque que le faltaba, incluyendo bajos y teclados que hacen del producto final una maravilla. Para la producción pensó en el mejor que conocía: él mismo. Y para subir la autoestima, en lugar de psicólogo, entraba al baño a mirarse al espejo. Lo cierto es que es impecable, y no es casualidad que el sonido tenga un grano que recuerda a la vieja escuela Motown y, en ocasiones, a muchas producciones de Hendrix, ya que, a pesar de los avances tecnológicos de la época, decidió grabarlo con equipos antiguos para conseguir esa mezcla de capas que hoy en día sería casi impensable.
Por aquel entonces, Lenny tenía claro que el marketing es inevitable si quieres prosperar en el negocio, por lo que decidió invitar a alguien top para una colaboración: pensó en Jimmy Page, pero le dio calabazas, por lo que tiró de nostalgia y se acordó de que un antiguo compañero de clase estaba en esos momentos en el top mundial: Slash; aunque es cierto que en la escuela no tuvieron mucha relación, tampoco con Nicolas Cage, con el que también compartían pupitre, pero aceptó gustoso el guante y no solo se implicó con los solos de un par de temas, sino que regaló a Kravitz su mítica “Always On The Run”.
EL DISCO
1. “Fields Of Joy”. The New York Rock Ensemble grabaron esta pista un par de décadas antes de que este disco viera la luz, si bien es cierto, que esa primera canción tenía un toque mucho más soul, Kravitz fue capaz de conservar la inercia melódica que hacía de este corte un cañón. Lenny aprovecha un riff que se encuentra en el último tramo de la original y lo explota con energía. Sin ser lo que más destaca de la canción, el solo de Slash es de tal brutalidad caótica que no se puede hacer otra cosa que admirarlo, y esa manera de volver a la calma una vez que termina te devuelve al ensueño inducido por el mellotrón. Al igual que el inicio es asombroso, el final del corte puede que sea de lo más maravilloso del disco.
All trouble slowly fades away
Slowly slowly fades away
I hold your hand inside my hand
Across the land through fields of joy
2. “Always On The Run”. Pocas veces dos riffs de guitarra han combinado de esta forma, el de Slash más hard rock y el de Kravitz rezumando funk por todos los poros y dándose espacio entre ambos de forma magistral. La excesiva presencia del bajo no sé aún si me gusta o me cansa, pero su groove es indudable. Por otro lado, no pasan desapercibidos los arreglos de metales con una trompeta y un saxo que van y vienen dando forma y sentido a toda la pista. Ojito con el solo de Slash que, además, es quien compuso la música, que en un principio debía ser para Guns’n’Roses, pero Steven Adler, no fue capaz de adaptarse a la hora de tocar la batería y la reservó para esta colaboración que se grabó en un solo día. Otro final de altura. La letra nos deja las enseñanzas de su madre aplicadas a la vida y la reticencia del protagonista que siempre huye de consejos sabios.
My mama said
That your life is a gift
And my mama said
There's much weight you will lift
I'm going to stand by my woman now
Because I can't live my life alone
Without a home
How many times
Did we give up
But we always worked things out
I'll go to hell and back
On a plane
6. “What Goes Around Comes Around”. Un sonido Motown muy modernizado que me hace estremecer, nuevamente su falsete se complementa perfectamente con esa extraña mezcla que pone los graves a tope. El preciosismo del saxo tenor y esa locura de bajo, tocado por Lebron Scott en esta ocasión, se meten en los sentidos y corroboran que el jazz también entra en los parámetros de Kravitz, que nos regala una de sus mejores letras del disco.
My cup over runneth with fullness and grace
Yet people push bullshit in my face
The future can't hold what your money can't buy
My brother keep striving your child relies
7. “The Difference Is Why”. Sumergidos en un 3/4 atravesamos la penumbra de los efectos de su guitarra para volver al tema del amor. La voz, mucho más relajada, y el bajo son cruciales para entender la generosidad musical que desprende, sin ser, ni mucho menos, de gran complejidad estructural, se agradece lo trabajada que está. Todos los instrumentos los interpreta él mismo.
There are so many so many rainbows
That we were to climb
But baby baby why can't we survive?
We've got to get our heads untangled
8. “Stop Draggin’ Around”. Un riff envolvente a caballo entre el blues Texas y el Hard Rock, con un sonido muy sucio que le da un gran atractivo a la canción, pero que parece no encajar con la producción del resto del disco. Aún así, todos los detalles son dignos de tener en cuenta.
Higher and higher and higher we get
I'll freak you like a sex-o-lette
You say you want to be my wife?
I'll take you to another life, come on
9. “Flowers For Zoë”. 32 añitos tiene ya la niña de Kravitz y Bonet, Zoë, que hoy en día es una consagrada actriz del cine acción que ha participado en películas como X-Men, Mad Max o Animales Fantásticos y que será la próxima Catwoman en la nueva versión de Batman que preparan para 2022; claro que cuando salió este disco no contaba con más de dos añitos, por lo que esta nana habla de su mundo de entonces, que se movía entre flores, ángeles y arcoíris. Para completar la pista llegó el violonchelo de Nancy Ives, que te acurruca y te deja totalmente grogui.
Gardens for Zoë
And oceans for Zoë
Jungle gym playgrounds
All kinds of things for you to explore
10. “Fields Of Joy (Reprise)”. Una revisión drástica de la primera pista del disco, que, particularmente no entiendo ni comparto. La voz más gravosa, huyendo de los falsetes y la suciedad ambiental empañan un tema que no debería haber caído en este trabajo, sino en alguna cara b del single, de esas del tipo Radio Edit, Mierder Edit o movidas de ese calibre. Lo siento Lenny pero por aquí no paso.
The sound of music that we hear
11. “All I Ever Wanted”. Un intento más de salvar su matrimonio, me da que tenían que haber hablado más en lugar de tanta canción, pero esto es lo que nos queda a nosotros… La música, hermosa, compuesta junto al hijísimo, Sean Ono Lennon que en aquel momento contaba con 15 primaveras y es quien nos regala la interpretación al piano, Lenny se encarga de voces y batería y Hirsch vuelve a colgarse el bajo en otra demostración de musicalidad brillante. Para mi sobran un poco los grititos del final, pero si no se lo he reprochado nunca a Prince, no lo voy a hacer con Kravitz.
Remember kissing in the moonlight?
How we held each other all night
All I ever wanted was love
12. “When The Morning Turns To Night”. Estremecedora desde el inicio nos muestra una lucha por el futuro con una mezcla basada en ciertas producciones de Hendrix, pero sin sus guitarras. Eso sí, el solo es de los que me gustan en este tipo de canciones: corto y con sensibilidad, nada de pirubirus de alardeo sin sentido. No sé por qué no ha dejado a Hirsch tocar el bajo en todas las canciones, porque es una locura -aquí también toca el teclado, por cierto-.
So imagine our world with no air
Just follow the son, He'll take you where
The night and the seas are all full of light
Until the morning turns to night
13. “What The… Are We Saying?”. No se corta un pelo Kravitz a la hora de criticar al Gobierno, un tema que no pierde un ápice de actualidad. Impresiona como va creciendo la canción, pero no hay que restarle importancia al inicio de la canción con el piano de Hirsch que vuelve a dar una lección. Grande Denson al saxo y unos arreglos de cuerda que hacen redonda la pista a pesar de los extraños detalles futuristas del final.
The government's the devil's hands
It's a lie and it's a scam
They wind us up, put us down, and watch us go
And if you close your eyes
There's a big surprise
Your eyes sparkle as the stars
Like the moon they glow
Your smile could light the world on fire
Or did you know?
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