Leonard Cohen: poesía hecha música

El cambio de estilo de ‘I’m Your Man’ acercó a Cohen a una audiencia masiva que abrazó sus letras y amó incondicionalmente su música

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No alcanzo a entender cómo, después del legado que nos deja el folk, el rock, el blues, el jazz y cientos de estilos más, los “escritores” y “compositores” del reggaetón o el trap, ni siquiera se sonrojan al mostrar al mundo sus doctos pensamientos en voz alta. Una canción buena se distingue, desde mi punto de vista, a) por la música y b) por la letra, no por lo que te haga menear las caderas o perrear semidesnudo rozando cebolleta. Como son mis pensamientos, los comparto sin pudor creyendo firmemente que llevo la razón más absoluta, aunque el tiempo me la quitará igual que se la arrebató a los que realizaban esta misma afirmación con las músicas del diablo de sus tiempos: el rock, el heavy o la electrónica. Sea como sea, el futuro seguirá premiando a los mejores y en cuanto a letras combinadas con música, serán Dylan y Leonard Cohen dos de los más virtuosos dicharacheros de la historia.

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Criado bajo creencias judías, ya en secundaria, Cohen se volcó con el estudio de música y poesía, aprendió con una vieja acústica los primeros acordes que le sirvieron para montar una banda country y amenizar las noches frías de Montreal, pero no era más que un hobby, ya que no se veía con el talento musical necesario como para intentar movimientos estratégicos en esa industria; eso sí, con la poesía sí se atrevió y a los 19 años sacó su primera colección de poemas y, poco a poco, se fue abriendo un hueco en el sectario mundo poético de Canadá. Con su notoriedad en aumento, en 1966 le ofrecen presentar un programa local en Montreal, algo que le hizo reflexionar sobre lo que realmente quería hacer con su vida, como la poesía no llegaba a un público masivo decidió rechazar la oportunidad televisiva y hacerse compositor, por lo que se muda a Nueva York y se mete rápidamente en el ambiente gracias a la mano “altruista” de Andy Warhol y su Factory.

La magia del momento recorría su cuerpo y comenzó a dar toques melódicos a sus poemas, y, aunque él no creía que “Suzanne” fuera, ni siquiera, una canción, Judy Collings le animó a cantarla frente a un auditorio abarrotado de un espectáculo para la recaudación de fondos, la entrega del público al escuchar su tema hizo que la vergüenza fuera más fuerte que su autoestima y a mitad de canción abandonó el escenario pensando que era ilógica la reacción de la gente, pero Judy lo cogió de las orejas y, juntos, acabaron lo que él solo había sido capaz.

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El ánimo lo embarcó en la creación de su primer disco ‘Songs of Leonard Cohen” (1967) y, con paso lento, fue conquistando a una audiencia que abrazaba su música al amar su lírica. Pero no fue hasta mediados de los 80’s cuando todo estalló en mil pedazos, primero tras publicar una de las canciones más increíbles de todos los tiempos: “Hallelujah”, que se ha ido retroalimentando gracias a las propuestas de John Cale, Jeff Buckley y Rufus Wainwright; de hecho, es uno de los temas más versionados de la historia; tras este hito con mayúsculas llegaba, en 1988, el disco definitivo que haría a Cohen una superestrella mundial: ‘I’m Your Man’.

Como el trasfondo musical es importante, hay que tener en cuenta, para comprender la construcción de este disco, que era una época dividida en cuanto a estilos, el folk, el pop y el rock se agrupaban para complementar la creciente tendencia a la música hecha con sintetizadores: Pet Shop Boys, Kilye Minogue, George Michael o Rick Astley tenían a la audiencia totalmente entregada y Cohen se dejó llevar por ese minimalismo instrumental y, muy a mi pesar, se convirtió en un éxito; no porque no me guste este estilo, sino porque Cohen ha demostrado que cuando interpretaba estas canciones sobre las tablas con banda, todas crecían hasta el infinito.

Cuatro productores diferentes, incluido él mismo, darían forma a un producto nuevo que cortaba de raíz con un estilo más comprometido a la forma estética de los instrumentos entrelazando armonías y percusión, para dar paso a algo que muchos vieron como una adaptación lógica al mercado y otros como un desafío a la evolución natural de su música. Cohen notaba una clara mejora en su forma de cantar, lo que, al ponerla en la balanza junto a las cajas de ritmos y demás folclore electrónico, se notaba una correspondencia evidente que hace de ‘Im Your Man’ un disco muy especial.

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Una maravillosa portada abraza el contenido musical con lo más banal del hombre: un tipo trajeado con la boca llena de plátano; la captura la hicieron durante la grabación del videoclip de Jennifer Warnes de su canción “First We Take Manhattan”. Le gustó tanto la instantánea que la incluyó como cartel de la gira mundial.

EL DISCO

1. “First We Take Manhattan”. Un año antes, su corista, Jennifer Warnes, había grabado este tema en un disco tributo que ella misma quería rendir a Cohen titulado ‘Famous Blue Raincoat’; la versión, mucho más melódica, cuenta, además, con la colaboración de Stevie Ray Vaughan a la guitarra, que es quien decora el enorme resultado final. También se pudo escuchar en la maravillosa voz de Joe Cocker una década más tarde, pero Leonard añadió a esta pista versos inéditos y la dotó de la extraña magia envolvente de los sintetizadores, que unidos a los coros de voces femeninas hace llegar a la épica a una canción que, por otro lado, está protagonizada por una especie de personaje malvado con planes diabólicos por delante. Precisamente su autor se vio siempre atraído por los extremos, no el terrorismo violento, pero sí el psicológico, de hecho, citó en alguna entrevista un poema de Irving Layton que dice algo así como “bueno, ustedes volaron una aerolínea y mataron a algunos niños […] pero nuestros terroristas: Jesús, Freud, Marx, Einstein… el mundo sigue temblando”.

I'm guided by a signal in the heavens
I'm guided by this birthmark on my skin
I'm guided by the beauty of our weapons
First we take Manhattan, then we take Berlin

2. “Ain’t No Cure for Love”. Otra de las versiones que sacó previamente Warnes en ‘Famous Blue Raincoat’ y que marca una clara diferencia, al haber modificado Cohen para este trabajo la letra y ciertos aspectos armónicos que otorgan a esta pista mucha más fuerza. Es increíble ver cómo va creciendo gracias a unos coros de otro mundo, pero ojo a la línea de bajo. La letra nos deja malas noticias, no hay cura para el amor, un poema enorme de Cohen inspirado en la epidemia del SIDA, a la que se atreve a comparar con el amor.

All the rocket ships are climbin' through the sky
The holy books are open wide
The doctors working day and night
But they'll never ever find that cure for love

3. “Everybody Knows”. Cuando no era más que un niño me quedé paralizado escuchando esta canción, sin tener ni idea de inglés sabía perfectamente que el sentimiento que Cohen quería transmitir era exactamente el que me recorría la espina dorsal. La letra la consiguieron acabar Leonard y Sharon Robinson, que había sido corista en una etapa anterior del cantante y que se incorporaría, posteriormente, a su última gira; ambos construyeron esta catastrófica letra que retumba en la voz cavernosa de Cohen y se expande con los coros y esa guitarra española que va y viene de forma magistral muy a pesar de los sintetizadores.

Everybody knows the war is over
Everybody knows the good guys lost
Everybody knows the fight was fixed
The poor stay poor, the rich get rich
That's how it goes
Everybody knows

4. “I’m Your Man”. Todos nos hemos sentido identificados alguna vez con esta canción, buscando desesperadamente el amor de la persona amada, dejándonos pisotear para tener unas migajas de su cariño; así, desnudo, se presenta Cohen en uno de los temas que vertebran el trabajo, que tardó años en terminar y que, desafortunadamente, no tuvo demasiada repercusión hasta su fallecimiento; eso sí, no faltó en ninguno de sus conciertos. Lo curioso, es que consiguió lo que se proponía, que era el amor de la fotógrafa Dominique Issermann, con quien estuvo una temporada. El ritmo empalagoso y los vientos nos arañan, aunque el vídeo que ponemos aquí es la versión que me hubiera gustado que apareciera en el disco.

If you want a lover
I'll do anything you ask me to
And if you want another kind of love
I'll wear a mask for you

5. “Thake This Waltz – Paris Version”. No existe escritor de prosa o poesía que no venere a Federico García Lorca, entre sus fans más acérrimos se encuentra Cohen (incluso puso a su hija el nombre de Lorca), que quiso traducir de forma libre su poema “Pequeño vals vienés”. La canción ya había sido publicada dos años antes en el disco tributo a Lorca ‘Poetas en Nueva York’ en el que varios artistas de todo el mundo lo homenajeaban por el 50 aniversario de su asesinato, pero aquí acierta con el arreglo de violín y la inclusión de una segunda voz a cargo de Jennifer Warnes. Nadie como uno de los más grandes poetas de la historia para dedicarle un vals que enamora gracias a los miles de elementos con los que cuenta la canción, en la que no aparecen, afortunadamente, sintetizadores ni claquetas rítmicas. La voz es magistral en su interpretación, al igual que los coros, que le dan un sentido estético imprescindible.

And I'll dance with you in Vienna
I'll be wearing a river's disguise
The hyacinth wild on my shoulder
My mouth on the dew of your thighs

6. “Jazz Police”. Una locura dentro de un disco de locos. Casi una década antes de que viera la luz, la banda con la que ensayaba lo que sería su disco ‘Recent Songs’ (1979), le colaba en los ensayos melodías y armonías jazz, algo que no gustaba nada a Cohen a quien le apodaron como Policía del jazz, pero ya en esta época se dio cuenta de la riqueza que escondían aquellas travesuras musicales y quiso rendir homenaje a aquel momento con una pista de lo más extraña, tanto en lo musical como en lo lírico. No apta para todos los oídos, parece sacada de una película de ciencia ficción.

Wild as any freedom loving racist
I applaud the actions of the chief
Tell me now oh beautiful and spacious
Am I in trouble with the Jazz police?

7. “I Can’t Forget”. Con una mezcla de country pop, Leonard nos presenta esta balada en la que enfatiza la necesidad de dejar atrás el pasado y vivir mirando hacia el futuro, de enamorarse y lanzarse al abismo. Gran interpretación y un acierto absoluto esa slide guitar que se pasea por la melodía como un fantasma lleno de vida.

With a big bouquet of cactus
I got this rig that runs on memories
And I promise, cross my heart
They'll never catch us

8. “Tower of Song”. Después de 20 años escribiendo canciones, Leonard quiere expresar que no puede ser ya otra cosa que no sea compositor, en la canción habla de lo que cuesta escribir una canción y cómo se ve envejecido tras este largo período; precisamente, esta letra le llevo varios años terminarla, pero cuando lo consiguió se metió inmediatamente en el estudio y con un sintetizador de juguete la grabó en una sola toma. Mucho más melódica de lo que suele ser habitual para el trovador canadiense, te sugiere un paraíso ambiental en el que puedes perderte con facilidad.

My friends are gone and my hair is grey
I ache in the places where I used to play
And I'm crazy for love but I'm not coming on
I'm just paying my rent every day
In the Tower of Song

RockFM