Nirvana: la estrella que no quería brillar
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Aberdeen, una ciudad en la costa oeste de EE.UU., que en 1987 ni siquiera contaba con un siglo de historia; pocos conocían la ciudad, pero el milagro se obró de la mano de dos mentes inquietas, las de Kurt Cobain y Krist Novoselic. Ambos habían coqueteado con proyectos sin éxito, una banda de covers de Creedence Clearwater Revival o su propio proyecto Sellouts, pero ese año reclutaron a Burckhard y, tras probar varios nombres, se decidieron por algo bonito y con más tirón que un nombre punk como Fecal Matters o Ted Ed Fred. Nirvana era perfecto, así que se subieron a una ola que estaba en sus últimos momentos, el grunge, un estilo que cada día hacía menos gracia a sus seguidores por la cantidad de grupos de paso y sin talento que tenía.
Su sonido llamó la atención del sello Sub Pop, que les dio un presupuestazo de 600 dólares con 17 centavos para grabar su ‘Bleach’, un álbum que vendió cerca de 40.000 copias, lo que les llevó a presentar su espectáculo por todo el país. En ese círculo estaban cómodos, sus conciertos contaban con la gente suficiente como para ser un éxito, pero no tan agobiante como para no poder tomar una copa después en la propia sala. Eso sí, las exigencias musicales crecían al mismo ritmo que decrecía la confianza en su batería (el cuarto hasta la fecha) Chad Channing, hasta que conocieron a Dave Grohl, que en dos minutos se los llevó al huerto.
Con los cimientos de esta estructura demoledora construidos, los sellos se rifaban a la banda, que habían grabado sus demos junto a Butch Vig, quien había producido ya a bandas como Urge Overkill y The Smashing Pumpkings. Fue DGC Records quien más sedujo a la banda después de que la manager de Soundgarden y Alice In Chains, Susan Silver, les convenciera de que era su mejor baza. Así, marcharon a Sound City Studios en Los Angeles para llevar a cabo la revolución con apenas seis semanas de margen. El plan era hacer la mezcla allí mismo y sacar el disco, pero no les gustó nada el resultado, por lo que lo pusieron en manos de Andy Wallace, que endureció aún más el sonido de las guitarras y consiguió rematarlo a lo grande.
Este fue el principio del fin de Kurt Cobain. Su éxito se propagó más rápido que una pandemia; la expectativa de la compañía era que vendiera entre 50 y 250 mil discos, pero solo la primera semana ya habían duplicado las previsiones. La culpa fue de su primer videoclip “Smells Like Teen Spirit”, un trabajo para el que llamaron a Samuel Bayer, un director de poca monta que solo había hecho algún trabajo para bandas punk; precisamente querían que no fuera gran cosa, pero al llegar a MTV comenzó la locura, no solo gustó a la audiencia, sino que hubo un cambio de paradigma a la hora de hacer videoclips, todos se volvieron más oscuros y caóticos, se había terminado la era del color. Este era el producto nuevo para la generación perdida, de la noche a la mañana todo el globo conocía a Nirvana, todos querían sonar como la nueva banda líder de masas.
Una banda que no tenía ambiciones, que lo único que querían era tocar, veía como su mundo se venía abajo; especialmente el Kurt, un hombre frágil, sensorial y sentimental, arquetipo de la antipatía hacia la sociedad que adora ídolos, ahora veía como esa sociedad había puesto un pedestal bajo sus pies. Precisamente, el disco, inicialmente se iba a llamar ‘Sheep’ (‘Oveja’), dedicado a todos los que lo iban a comprar.
Su voz, desgarrada y atormentada, sonaba en todas las emisoras de radio y televisiones del mundo; no lo entendía y se abrazó a la heroína, en parte por desconectar, en parte por aliviar un problema estomacal no diagnosticado. Pero dio una lección al mundo con su siguiente disco ‘In Utero’, un trabajo soberbio que se convirtió en número 1 el mismo día de su publicación. Seis meses después, un 5 de abril de 1994 se pegaba un tiro en su casa de Seatle, aquí los detalles. Pero antes nos dejaba su ‘Unplugged In New York’, una joya con la que pasa de puntillas por ‘Nevermind’.
Hay tantas cosas especiales en este disco que sería imprudente ponerme a enumerar, pero está claro que la voz es la esencia de Nirvana, la que le da la energía y el poder para construir un argumento como el que tenían entre manos. Pero ese sonido de guitarra que saca Kurt con tan solo dos pedales (Overdrive y Chorus), marcó el tono a los músicos de los 90’s. Canciones con melodías pop pasadas por las distorsiones enérgicas del grunge. Y esa portada. Ese niño buceando a la caza de un billete de 1 dólar. La propia compañía quiso censurarla quitando los genitales del bebé, pero, tal fue el cabreo de Cobain, que dijo que, si se atrevían a borrarle el pene al niño, habría que poner una inscripción en la que se leyera “si te sientes ofendido, debes de ser un pedófilo encubierto”.
EL DISCO
1. “Smells Like Teen Spirit”. Uno de los mejores singles de todos los tiempos. Directo al estómago, te golpea y vapulea con todo. Cuatro acordes que atraviesan la espina dorsal y se clavan en el bulbo raquídeo para no salir jamás. Comienza con un sonido de guitarra desnudo, casi cutre, hasta que entra la batería y sueltan las distorsiones, ahí ya no hay escapatoria. Las melodías sensibles de las estrofas y el pre-chorus se convierten en una brutalidad durante el estribillo y el solo, sin parafernalias, continuando esa melodía vocal que funciona a la perfección. Solo grabaron tres tomas y se quedaron con la segunda de ellas. Increíble es también el esfuerzo vocal de Cobain en los últimos compases. La historia de la canción es curiosa, Kurt se despertó después de una noche loca con Kathleen Hanna, cantante de Bikini Kill, que había escrito en la pared de su cuarto “Kurt smells like teen spirit” (“Kurt huele a espíritu adolescente”), él lo interpretó como un símbolo de rebeldía y lo quiso utilizar en el tema, lo que no sabía es que Teen Spirit era una marca de desodorante para niñas, y era el que usaba Kathleen, por lo que el significado real de la frase era que Kurt olía a ella, todo es un poema en sí. ¿Qué decir del vídeo? Lleva más de mil millones de visitas en YouTube, poco se puede añadir.
"With the lights out, it's less dangerous
Here we are now, entertain us"
"We can have some more
Nature is a whore
Bruises on the fruit
Tender age in bloom"
"Come as you are, as you were
As I want you to be
As a friend, as a friend
As an known enemy"
"Even if you have
Even if you need
I don't mean to stare
We don't have to breed"
5. “Lithium”. Una de esas letras que te desgarra, recurrir a la religión para no acabar suicidándote. Irónico. Esta canción se había grabado anteriormente para la cinta de demo y fue el punto clave para el cambio de batería, ya que Channing no aportaba lo que la banda necesitaba en ese momento de cambio. La grabación para el disco fue un infierno, las guitarras estaban aceleradas, los patrones de batería no acababan de encajar y Vig dijo que se tomaran un descanso, por lo que decidieron hacer una jam sobre un tema en el que estaban trabajando; el productor, ágil, lo grabó y lo convirtió en la pista oculta del disco (“Endless Nameless”) que trataremos más adelante.
"I'm so happy
'Cause today I've found my friends
They're in my head"
"Polly wants a cracker
Maybe she would like some food
She asks me to untie her
A chase would be nice for a few"
"Never met a wise man
If so it's a woman"
8. “Drain You”. La canción con más producción del disco, dejando a un lado el power trío habitual, quisieron grabar hasta seis pistas diferentes de guitarra, lo que le da un aire más del estilo noise rock, con un interludio en el que se les va un poco la cabeza, y en el que se pueden escuchar sonidos de patos de goma, cadenas y todo tipo de locuras. Una de las favoritas de Kurt que, sin embargo, no concebía como tema para Nirvana, sino para otra banda que estaba creando en 1990 que se llamaba The Retards.
"Chew my meat for you
Pass it back and forth in a passionate kiss
From my mouth to yours
I like you"
9. “Lounge Act”. Espectacular esfuerzo vocal, que convierte, al final de la canción, una melodía pop en un grito desesperado. Dedicada a su ex, la del desodorante.
"Truth covered in security
I can't let you smother me
I'd like to but it wouldn't work"
10. “Stay Away”. Muy punk todo. Aquí vemos a Kurt como muestra su antipatía social hacia todas aquellas personas que son producto de la sociedad, a las que pide que se alejen de él lo más posible. No queremos más contagios…
"Monkey see, monkey do
(I don't know why)
I'd rather be deal than cool
(I don't know why)"
11. “On A Plain”. Una melodía de voz machacona que acaba por instalarse en tu cabeza durante todo el día. La letra la escribió Kurt minutos antes de entrar a grabar en el estudio, por lo que parece no tener ningún sentido específico, algo que queda patente al ver que en las entrevistas que le hicieron, cada vez explicaba algo diferente, aunque muchos coinciden en que se trata de una canción sobre cómo escribir una canción.
"Love myself
Better than you
I know it's wrong
So what should I do?"
12. “Something In The Way”. Aunque no es verdad que Kurt viviera una temporada debajo de un puente, esta canción alimentó la leyenda. Lo que sí es real es que la grabación del tema fue muy especial. Cobain quería que fuera muy sentida, por lo que se la mostró a Vig en el sofá del estudio, casi tumbado y susurrando, éste quedó tan impresionado con la forma de cantar que quiso grabarlo allí mismo, tal cual; apagó los aparatos eléctricos que hacían ruido y puso el micrófono. La pega llegó al grabar el resto de la banda, ya que al ir sin claqueta ni con la afinación regular, todos tuvieron que apañarse como pudieron, grabando los instrumentos compás por compás. Pero el resultado es inmejorable. El cello de Kirk Canning, aunque, debido a las circunstancias, parece algo desafinado en ciertos momentos, pone los pelos de punta. Aquí, al no existir videoclip oficial, y saliéndome de lo habitual, quiero poner el vídeo del ‘Unplugged In New York’, ya que se ajusta mucho a la versión original.
"Underneath the bridge
The tarp has sprung a leak
And the animals I've trapped
Have all become my pets"