Rod Stewart: una voz con alma propia

Compaginaba su vida musical con Faces, pero cuando publicó ‘Every Picture Tells A Story’ logró superar el éxito de una de las grandes bandas del momento

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Tengo una debilidad especial por este bicho raro, me ha conquistado en un millón de ocasiones, pero adoro su primera época por encima de todo, especialmente todo lo que concierne a Faces, por lo que, si hablamos de ‘Every Picture Tells A Story’, tenemos que rendir tributo a los miembros de la banda, que ayudaron a Rod Stewart a construir este imprescindible del rock, y, aunque en los créditos no aparecen en todas las canciones, participaron en la mayoría; eso sí, no se olvidó de incluir esos créditos dos marcas de bebidas, que, seguramente, le ayudaron también de lo lindo…

Estaba claro que los egos eran difíciles de manejar en una banda con ese talento, Rod y Ronnie Wood habían dejado tirado al mismísimo Jeff Beck para unirse a Small Faces, que acortaron su nombre simplemente a Faces con esta fusión. Stewart ya había empezado su carrera en solitario y cuando “Maggie May” se convirtió en número uno, las giras comenzaron a anunciarse como Rod Stewart & The Faces, algo que no sentó bien a todos los miembros, aunque lo siguieron apoyando tanto en las grabaciones de estudio, como en las giras de promoción de sus discos; pero en el 75, con Ronnie Wood ya en The Rolling Stones y Stewart dándole más importancia a su propio proyecto, se disolvieron definitivamente, aunque el resto de miembros intentaron refundar Small Faces, pero no fue más que un empeño fallido, no tanto como su vuelta a principios de siglo con Mick Hucknall -Simply Red- a la voz y Glen Matlock -Sex Pistols- al bajo, junto a Jones a la batería y Wood a la guitarra; una vuelta con cierta repercusión que duró poco más de cinco años.

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Mi pasión por Stewart comenzó cuando escuché su ‘Unplugged… and Seated’ (1993), un trabajo increíble con una superbanda rodeando al maestro, y, a su derecha, Ronnie Wood, con quien no tocaba desde la separación de Faces. Esa voz rota e inconfundible se mezclaba con los mejores sabores del rock, su habilidad para subir al falsete y recuperar la voz natural sin despeinarse (posiblemente la laca también tenía que ver en esto) fue una de las cosas que más me llamó la atención, pero no tanto como la interpretación y la forma en la que me movía el alma con cada tema que escuchaba.

Su fama de rockero indomable y conquistador ha dado la vuelta al mundo, cientos de anécdotas rodean su figura, la mayoría falsas, como que tuvieron que hacerle un lavado urgente de estómago, del que sacaron cosas cuanto menos inesperadas, tras una extravagante fiesta de carácter erótico (fue el primero de una larga lista a la que atribuyeron esta loca historia: Elthon John, Bowie, Mick Jagger, Bon Jovi o Britney Spears, entre otros fueron los siguientes); lo que sí es cierto es que su primera relación con España fue cuando en 1963 lo arrestaban en Barcelona, donde se encontraba tocando en las calles junto a Wizz Jones, por lo que fue deportado a Gran Bretaña tras considerarlo un vagabundo. Otra de las gordas, según cuenta el periodista Xavier Valiño, fue pasar un largo viaje a Nueva Zelanda totalmente inconsciente en la bodega de un avión después de una buena paliza asestada por uno de los pilotos, que no soportaba más su borrachera.

No sabemos si por la falta de confianza o por exceso de vaguería, Stewart no quería componer sus discos enteros, algo que, seguro, le hubiera dado mucho más éxito del que cosechó en aquella época; más adelante, a partir del 78 con ‘Blondes Have More Fun’ fue más productivo, pero todos sabemos que de mediados de los 90’s a 2013 lo único que ha hecho ha sido interpretar éxitos ajenos, no es que me parezca mal, pero se le ha echado mucho de menos.

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Precisamente de este trabajo los mejores temas son los suyos, pero hay que reconocer que las versiones están muy trabajadas y el sonido, especialmente el de las guitarras acústicas, es asombroso. Uno de los grandes logros de la producción, al margen de los minuciosos arreglos que hace la banda, es la introducción de un instrumento que nunca se habían utilizado en el mundo del rock: la mandolina; aunque ya había hecho pruebas en su disco anterior, ‘Gasoline Alley’, llevó este sonido a la gloria eterna gracias a “Maggie May” y “Mandolin Wind”. Uno de los peros del trabajo es que peca de finales demasiado largos en algún momento, pero no se le puede reprochar mucho más.

EL DISCO

1. “Every Picture Tells A Story”. Con una guitarra de 12 cuerdas comienza Wood el espectáculo al que se une la gran batería de Waller y de inmediato una de las mejores interpretaciones del disco a cargo de Rod, que va hilando versos sin estructura definida -ni siquiera tiene rimas-, relatando, a ritmo de Hard Rock, sus aventuras por el mundo. Es todo un chute de adrenalina, que se activa aún más a partir de la cuarta estrofa en la que entran los coros. El vídeo, al igual que alguno más que ofreceremos, pertenece al Unplugged del 93, pero he querido incluirlos porque conserva la fuerza y el espíritu del original y, además, la interpreta junto a Ronnie Wood, con quien compuso este tema.

Sailing on my way back here
I fell in love with a slit-eyed lady
By the light of an eastern moon
Shangai Lil never used the pill

2. “Seems Like A Long Time”. Aunque el piano llene la escena, quien domina es Wood que se ha colgado el bajo para esta pista escrita por Theodore Anderson. También es Ronnie quien se hace cargo de la parte instrumental con un gran momento a la guitarra. La historia muestra la agonía que supone esperar a tiempos mejores y lo larga que se hace la espera.

Hard times are only the other side of good times
But if you ever wished hard times were gone
You know what it's like to wish good times would come

3. “That’s All Right/Amazing Grace”. Qué decir de este tema de Cudrup que inmortalizó Elvis Presley y que Rod lleva a su terreno de una manera magistral. Enorme la aportación de Sam Mitchel al slide guitar que sobresale durante toda la pista; se encadena “That’s All Right” con la tradicional “Amazing Grace”, a la que otorga un sabor añejo que nos transporta a las orillas del Misisipi para que saboreemos mejor la interpretación de Stewart, afligida y sangrante.

My mother, she did tell me
Papa did tell me too
Son, that woman that you're foolin' with
She ain't no good for you

4. “Tomorrow Is A Long Time”. Esta canción de Dylan llevaba tiempo en el mercado pirata después de haberla grabado para una demo en 1963, una versión folk que, dos años más tarde, Elvis Presley convertía en un monumento country; Rod Stewart quiso ponerla a mitad de camino mezclando estos dos estilos y añadiendo algo de pop, además trató de hacer que la letra tuviera una musicalidad mucho más melódica, redondeando la perfección lírica de Dylan. También contribuyó a la gloria el violín de Dick Powell. Meses después de que saliera este disco, Bob incluyó su propia versión en ‘Greatest Hits Vol. II’.

Ah but only if my own true love is waitin'
Yes and if I could hear her heart a softly poundin'
Only if she were lying by me
Would I rest in my bed once again

5. “Maggie May”. Rod tenía 16 años y se coló en el Festival de Jazz de Beaulieu, con su crisis de identidad no quiso desaprovechar la oportunidad que le ofreció una mujer mayor de robarle la virginidad en un descampado cerca del escenario y, aunque no fue la mejor experiencia sexual de su vida, sirvió para que, años después, construyese uno de los míticos temas junto a Martin Quittenton, que es quien elaboró la intro medieval que se escucha al inicio del tema y que, en algunas ediciones, aparece como una canción aparte llamada “Henry” para que Quittenton se llevará algo más por los royalties. Aunque la mujer en cuestión no se llamaba Maggie May, Rod quiso rendir homenaje a una canción tradicional de Liverpool que se titula Maggie Mae y que relata la historia de una prostituta. La pista lo tiene todo, desde las acústicas, las eléctricas, el bajo o el icónico solo, pero puede que sea la mandolina la que otorga a este tema un sabor tan especial, para la tarea llamaron a Ray Jackson, al que pagaron la tremenda cantidad de 15 libras y que, además, ningunearon en los créditos, en los que el bueno de Rod puso que se le escapaba el nombre, no sabemos qué pasaría entre ellos, pero fue bastante mezquino por su parte. La pista, en un principio, salió como cara B del single “(Find A) Reason To Believe”, pero el entusiasmo de los locutores de radio por esta canción hizo que saliera como sencillo un poco más adelante y conseguía así entrar en el número uno de las listas de EE.UU. y Gran Bretaña.

All I needed was a friend
To lend a guiding hand
But you turned into a lover, and mother what a lover!
You wore me out

6. “Mandolin Wind”. Una excelente balada que nos muestra el lado más tierno de Rod al relatarnos la historia de un hombre que, tras una larga vida, da las gracias de esta manera tan especial a su mujer por permanecer a su lado. No puede sonar mejor. Es una de esas canciones a las que no le falta ni sobra nada y, por supuesto, la mandolina tiene un protagonismo muy especial, hay diferentes teorías sobre quién la toca: la mayoría concluye que fue también Ray Jackson, pero otros sostienen que lo hizo Quittenton, mientras que el mismísimo Elton John asegura que fue Davey Johnstone antes de unirse a su banda.

Don't have much but what I've got is yours
Except of course my steel guitar

7. “(I Know) I’m Losing You”. The Temptations fueron los que pusieron en órbita este tema cinco años antes de que Stewart se decidiera a incluirlo en este trabajo, huyendo del sonido Motown y otorgando al tema un toque funky pero sin perder un pequeño toque soul en su interpretación. La división de ritmos y estilos se van conjugando durante toda la pista, luciendo músculo instrumental por parte de toda la banda, que en esta ocasión la integran Ian McLagan al teclado, Kenney Jones a la batería y Ronnie Lane al bajo (brutal), junto a Wood a la guitarra.

When I look into your eyes
A reflection of a face I see
I'm hurt, downhearted and worried, girl
'Cause that face doesn't belong to me

8. “(Find A) Reason To Believe”. Rod convierte este tema de Tim Hardin en una balada con tintes folk, jugando con el piano de Sears, el hammond de McLagan y los violines de Powell, que decoran la canción de forma magistral. La voz de Stewart suena impresionante, rompiendo moldes cuando se queda solo. La letra nos conduce a un callejón sin salida del protagonista, que no acaba de encontrar una razón que le haga creer que su amante le conviene del todo.

If I listened long enough to you
I'd find a way to believe that it's all true
Knowing that you lied
Straight-faced while I cried

RockFM