Simon & Garfunkel: una despedida agridulce

La lucha de egos no impidió que Simon & Garfunkel grabaran un disco brillante justo antes de separarse definitivamente

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Hace unos años, un amigo músico y yo debatíamos sobre quién era mejor compositor, si Paul Simon o Neil Young, yo defendía al primero y él al segundo; el fin en sí mismo no era tener razón, sino mostrar nuestros argumentos, sólidos en ambos extremos, por los que el legado de estos dos músicos ha sido uno de los mayores regalos que nos ha dado la música en las últimas décadas. Mi argumento principal se basaba en que Paul no dejó nunca de investigar en los sonidos de las diferentes culturas, arriesgando al extremo en cada uno de sus trabajos, incluyendo fusiones que van desde ritmos tribales a ska, pasando por bossa nova o ritmos peruanos; es cierto que en su época con Art Garfunkel todo estaba más enfocado al folk rock, pero cuando sacaron su último trabajo juntos ya se podía entrever por dónde iba a discurrir su batalla en solitario.

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No puedo olvidar aquellas tardes de verano adolescente en las que debía estar estudiando, pero a mi me metes en una habitación con un tocadiscos y me tienes perdido, y si entre los vinilos está este ‘Bridge Over Troubled Waters’, no hay manera de concentrarse en otra cosa. Allí surgió mi amor a este dúo, no solo sus armonías vocales fueron lo que llamaron mi atención desde el inicio, también como empastan sus voces, la dulzura de Art y la versatilidad y contundencia de Paul. No es de extrañar, ya que desde los 13 años se juntaban después de clase para aprender a armonizar, lo que les llevó, cuatro años después, a convertirse en un dúo con un solo single que alcanzó un número de ventas que nadie esperaba, más de 250.000. Por aquel entonces se hacían llamar Tom & Jerry, y así acabaron, como el gato y el ratón.

Tras grabar su primer disco ‘Wednesday Morning, 3 A.M.’, sin demasiada repercusión -a pesar de contener “The Sound of Silece”-, se separaron “definitivamente” por primera vez. Paul se fue a Inglaterra a componer, pero, cuando menos se lo esperaba, estaba echando de menos a su compañero, por lo que le pidió que volvieran a trabajar juntos. Al retomar su carrera vieron cómo, de la noche a la mañana, eran famosos, ya que las radios norteamericanas habían decidido poner sin parar “The Sound of Silence”, eso sí, se trataba de una canción transformada, ya que CBS y el productor Tom Wilson, habían añadido una batería y guitarras eléctricas a la original sin el permiso del dúo, convirtiéndola en un superhit instantáneo.

Llegaron sus siguientes trabajos, incluida la B.S.O. de ‘El Graduado’, por lo que el éxito fue en aumento mientras su relación se iba deteriorando poco a poco, desde los celos de Art por no invitarle a las grabaciones en solitario de Paul, como el cansancio de este por llevar todo el peso de composición y ver como se reconocía más la voz de su compañero que los logros musicales de la asociación, celos también, al fin y al cabo. Después de su ‘Bookends’ de 1968 les quedaba, por contrato, un disco más con CBS, por lo que tenían que aparcar sus rencillas para llevar a cabo el trabajo.

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Lo que parecía pan comido, se convirtió casi en un infierno para Paul, ya que Art tenía entre manos la grabación de una película en México (“Tom, get your plane right on time / I know your part’ll go fine / Fly down to Mexico”); se trataba de la película ‘Catch-22’ para la que Simon había hecho un papel también que después no incluyeron en la cinta. Como el rodaje iba a tener una duración de dos meses, Art le pidió que mientras él estuviera ausente, Paul escribiera las canciones para grabarlas a su vuelta; sin embargo, todo se alargó hasta casi ocho meses, haciendo que Simon perdiera la paciencia y dedicara toda la cara B del disco a despedirse de su amigo.

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Nancy Kaye

Mira que los dos parecen angelitos recién salidos de un cuadro de Botticelli, pero carácter no les faltaba, por lo que la gira de presentación de 1970 acabó por minar su amistad, una amistad que han retomado un sinfín de veces dependiendo de las necesidades económicas del momento, con giras y conciertos multitudinarios que no han hecho más que agrandar la leyenda del dúo en la misma proporción que sus cuentas de ahorro.

Este disco fue una auténtica revolución, se convirtió en aquellos tiempos en el álbum más vendido de la historia, puesto que ocupó hasta que Michael Jackson se lo arrebatara con ‘Thriller’ en 1982, un momento agridulce para Simon, que estaba a punto de casarse con la Princesa Leia (no sabía como meter este dato que me parece de lo más interesante, muy por encima de que ese año se juntaron para hacer en Central Park el concierto más multitudinario de la historia con 500.000 personas). Si seis Grammys no son suficientes para mostrar la calidad del trabajo, dadle al play y lo comprobaréis vosotros mismos.

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EL DISCO

“Bridge Over Troubled Waters”. Un increíble gospel nos abre el camino a su universo de aguas turbulentas. La voz cristalina y enérgica de Garfunkel suena a divinidad sobre el piano de Larry Knetchel, pero el pico emocional llega en el tercer verso, cuando Simon se incorpora a las voces mientras el resto de instrumentos van uniéndose a la fiesta, batería, xilófono, cuerdas, un bajo que te remueve… curiosamente este último verso lo escribió Paul bajo la presión del propio Art y el productor, Roy Halee, ya que les parecía que con él, la canción podía tomar tintes épicos, no les faltaba razón. Fue Paul quien quiso que Art fuera el que cantara el tema, algo de lo que se arrepintió más adelante viendo el gran éxito de la canción, que en su época fue la más versionada y, de hecho, es uno de los singles más vendidos de la historia. Casi dos meses les llevó la grabación completa, lo que les llevó a rechazar su participación en el mítico concierto de Woodstock. La letra habla de la esposa de Simon, que había conocido ese mismo año.

When you're down and out
When you're on the street
When evening falls so hard
I will comfort you

“El Condor Pasa (If I Could)”. Sonidos andinos con esta canción perteneciente a una zarzuela peruana y que tuvo sus líos legales en la época, ya que Simon se la había escuchado a una banda llamada Los Incas, a quienes produjo uno de sus trabajos. Paul, pensando que era de la banda, le pidió a Milchberg el permiso para utilizarla añadiendo él añadiendo su propia letra, a lo que le comentó que se trataba de una canción popular peruana del siglo XVIII, pero que, si le incluía en los créditos como arreglista, se la cedía encantado. Una confusión que aprovechó el hijo del autor real, Daniel Alomía, que interpuso una demanda que acabó ganando, por lo que tuvieron que incluirlo como autor.

I'd rather be a forest than a street
Yes I would, if I could, I surely would

“Cecilia”. Todo un entramado de elementos componen esta canción en la que el frenético ritmo percusivo no deja mucho al resto de instrumentos, excepto a las voces, llenas de coros brillantes. Parece ser que estaban una noche de fiesta loca y se pusieron a tocar este tema improvisando los ritmos con palmas y percusión, que grabaron en una cinta para después reproducirlos e ir añadiendo instrumentos y melodías de voz. Dedicada a Santa Cecilia, patrona de los músicos en agradecimiento a lo inspirado que se sentía Paul.

Cecilia, you're breaking my heart
You're shaking my confidence daily

“Keep The Customer Satisfied”. A ritmo de rock and roll nos reciben en esta divertida pista que habla de lo que cansan las giras y los viajes interminables para mantener al público satisfecho. Enormes los arreglos de vientos y, como siempre, las armonías vocales.

Gee but it's great to be back home
Home is where I want to be.

“So Long, Frank Lloyd Wright”. Art, que estudió arquitectura antes de dedicarse a la música, le pidió un día a Paul que escribiera algo sobre un arquitecto que admiraba, Frank Lloyd, y Simon, sucumbiendo a la petición, habló de él sin tener ni idea de quién era, por lo que la letra refleja también, en parte, una especie de despedida a Garfunkel, de hecho se escucha un grito en la pista del productor diciendo “So long, alredy, Artie” (“Hasta luego, Artie”). Una bossa nova rica en matices en la que Art lleva la parte principal de las voces y donde destaca la flauta travesera que nadie sabe quién toco, ya que no lo incluyeron en los créditos del disco.

I'll remember Frank Lloyd Wright
All of the nights we'd harmonize till dawn
I never laughed so long

“The Boxer”. Las raíces folk de Paul se notan en este tema que se convirtió enseguida en un himno gracias, en parte, a ese lamento tan pegadizo (“Lie-la-lie”) que conforma el estribillo, al que acompaña un tambor con una reverb que consiguieron colocando la batería en un largo pasillo que recogía el sonido como un disparo. Hay que pensar que, a falta de pluggins y previos de efectos sonoros, tenían que buscar los métodos más arcaicos para conseguir lo que querían. La canción va creciendo según se va acercando el final, en el que se funden las intensidades de la voz con las cuerdas y los vientos. Sorprende la versatilidad de Curly Chalker con su pedal steel. En la letra, un luchador incansable, que se levanta una y otra vez de cada pelea, antes luchaba en el ring y ahora lo hace contra la soledad y la pobreza que le ofrece Nueva York.

"I am leaving, I am leaving"
But the fighter still remains

“Baby Driver”. Un divertido rock and roll al estilo de los Beach Boys, con una amena y sexual aventura de un chico que se cansa de no haber perdido aún la virginidad y viaja para perderla. Fabuloso el sonido de la guitarra acústica y genial el piano y las trompetas.

Scoot down the road
What's my number?
I wonder how your engines feel

“The Only Living Boy in New York”. Una de mis favoritas del disco y del inmenso repertorio que nos legaron. Un dardo algo envenenado hacia Garfunkel, ya que, tal y como os contaba anteriormente, se fue a México a grabar su debut cinematográfico con la película ‘Catch-22’. En la canción Art es Tom, volviendo a su etapa de Tom y Jerry. No se lo tomó mal a la vuelta y lograron completar una obra maestra de las armonías.

Tom, get your plane right on time
I know you've been eager to fly now
Hey let your honesty shine, shine, shine now
Do-n-do-d-do-n-do
Like it shines on me

“Why Don’t You Write Me”. Uno de los muchos experimentos de Simon, en este se le ocurrió pasarse a los ritmos de ska que, en aquella década, tenían una gran aceptación, de cuya fusión nacería, años después, el reggae y que él mismo plasmaría en su época en solitario siendo uno de los primeros músicos blancos que grabaría este estilo. La canción habla de un momento de separación con su esposa, a la que pide una mísera carta para saber que se encuentra bien, aunque hay quien dice que también va dirigida a Art.

Why don't you write me
I'm out in the jungle
I'm hungry to hear you.

“Bye Bye Love”. Cuando Art volvió de México hicieron varios conciertos para presentar las canciones y ver qué acogida tendrían, en ellos incluían este tema de una de sus bandas favoritas, The Everly Brothers, y al ver que los aplausos del público la convertían en algo tan especial, decidieron grabarla e incluirla en este trabajo, pidiendo a la audiencia que no cesaran sus aplausos hasta el final de la canción, algo que tapa casi toda la instrumentación, pero que tiene su gracia.

There goes my baby
With someone new
She sure looks happy
I sure am blue

“Song for the Asking”. Con la separación decidida, Simon escribe este tema que deja entrever una reconciliación, pero que es el adiós definitivo y una llamada a la audiencia para que acepten lo que está por llegar, quizás por eso es él quien lo canta entero, acompañado de una guitarra espectacular que crece con los arreglos de violín y cello. Fabuloso final.

Here is my song for the asking
Ask me and I will play
So sweetly, I'll make you smile

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