Esa anti-leyenda llamada Bob Dylan

Crónica del concierto del músico de Duluth (Minnesota) en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.

 

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Locutor RockFM

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A algunos artistas hay que perdonárselo todo. O casi todo? ¿Según qué Ley no escrita hay que tocar una y otra vez las canciones que te hicieron popular, y además tal y cómo se compusieron y grabaron originalmente en su día? Eso se debe llevar preguntando Bob Dylan desde hace muchos años? Y eso sigue siendo algo que, lamentablemente, mucha gente no entiende? 

Madrid fue la tercera parada de la actual gira española del maestro de Duluth (Minnesota); el ecuador de un tour de seis fechas por nuestro país. A estas alturas de la gira, uno ya ha podido leer las crónicas de muchos compañeros de profesión y, según parece, el setlist de Madrid fue calcado al de Barcelona y Zaragoza. Pero nunca vayas a ver a este Bob Dylan sabiendo de antemano lo que (supuestamente) va a tocar. A este Dylan hay que ir a verlo con ganas de sorprenderse.

Ya sabemos desde hace muchos años que es una auténtica lotería escuchar en directo himnos de la talla de "Like a Rolling Stone" con la voz de su autor. Y mucho más complicado es reconocerlos tras una siempre premeditada "deconstrucción". Y es que da la sensación de que el bueno de Bob le ha cogido el gustillo a eso del "descoloque" generalizado, haciendo todo lo contrario de lo que se espera de un artista de su generación. Ya sea grabando discos de toda índole o tocando en directo.

Está claro que Bob Dylan se reinventó y se sigue reinventando, primero porque quiere, pero también porque puede. Porque aunque ya no toque sus "grandes éxitos" tiene una parroquia fiel que siempre acude a verlo en masa, habida de "novedades", por así decirlo.

Ver a Dylan en 2015 es toda una experiencia en sí misma. Casi da la sensación de estar viendo a un artista emergente que apenas tiene un puñado de discos. A ver si va a ser verdad que Robert se tomó demasiado en serio aquello de "Forever Young"... Y digo esto, porque su actual repertorio está trufado de composiciones más o menos recientes. Canciones de algunos de sus discos del siglo XXI (los fantásticos Modern TimesTogether Through Life o Tempest, entre otros), e incluso también del último gran caprichazo de un tipo que, según dicen por ahí, no tiene voz: el disco de canciones de -precisamente- "La Voz", Frank SinatraShadows In The Night del que, por cierto, sólo tocó "Full Moon And Empty Arms".

Pero insisto, una vez que el Barclaycard Center dejó de ser un pabellón para convertirse en un club -gracias a una cuidadísima y muy cálida iluminación, amén de un sonido nada atronador- lo del setlist fue lo de menos. Por mucho que la gente celebrará reconocer clasicazos como "Tangled Up In Blue" (casi al final del primer acto, antes de un descanso de veinte minutos) o como el mismísimo "Blowin' In The Wind" (el penúltimo regalo de la velada), la sensación es siempre la misma: Bob Dylan es un artista diferente; libre y único en su especie. Sigue sentando cátedra, sigue haciendo lo que le da la gana y eso es, cuanto menos, encomiable y digno de elogio.

En fin, gracias por ser cómo eres, Bob.
Hasta pronto.

Texto: Raúl Carnicero
Foto: Archivo

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