Crónica de Roger Waters en Madrid: la experiencia audiovisual definitiva y un claro mensaje

El ex-componente de Pink Floyd nos regala un concierto personal y a su medida, colmando lo que empezó con Pink Floyd
  • @kate.izor
Live Nation

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Ver a Roger Waters en directo es una experiencia que se tiene que vivir al menos una vez en la vida. El que fuera miembro fundador de Pink Floyd es un músico cuyo mensaje está cargado de contenido político y sus declaraciones en la prensa marcan, sin dejar lugar a dudas, cuál es su posición respecto a cualquier cosa de la que hable. Su concierto tiene muchas similitudes con esa forma de ser: brillante y a veces incluso incomprendido.

Ya lo avisaban las pantallas del imponente escenario 360º en el que tendría lugar el show: “Si eres de esos a los que les encanta Pink Floyd pero no soporta a Roger Waters hablando de política, vete cagando leches al bar”. Irónicamente, esas pantallas serían uno de los elementos más importantes del concierto.



Lo primero que hay que saber de un show de este calibre es que música, pantallas y efectos se combinan a la perfección para crear una intensa experiencia narrativa y audiovisual. Desde el comienzo, cuando comenzaron a sonar los acordes de “Confortably Numb” hasta el final con “Outside the Wall”, los elementos gráficos serían una importante parte del show. No en vano, el final acaba con el músico y su banda terminando el concierto, literalmente, tras bambalinas, dando el último acorde sobre un corte abrupto a negro. La combinación es sublime. No faltan ovejas y cerdos voladores (además de la pirámide de láser), por cierto, que nos recuerdan que el tipo al que estamos viendo tocaba en Pink Floyd y es el autor material de muchos de sus grandes éxitos tanto dentro como fuera del escenario.

Puede que ahora te preguntes: “¿Pero dio 'la chapa' Roger con la política?”. Pues, sinceramente, no hubo tantos discursos ni tan largos, pero cuando habló fue para mandar un mensaje anti-belicista. Antes de tocar “The Bar”, el músico hablaba de parar de matarnos los unos a los otros y de líderes que crean bombas nucleares cada vez más eficientes en su tarea de aniquilarnos a todos. Waters no entró mucho más a fondo en temas de actualidad y no fue tan agresivo en su discurso como se podría haber imaginado en un primer momento.

Sea como fuere, hay que incidir una vez más en las pantallas que acompañan al show. Estas, muchas veces, hablaban por Waters. Y ya no sólo nos referimos a un mensaje político. “Wish You Were Here” y “Shine On You Crazy Diamond” sonaron mientras su historia se explicaba a través del texto. La idea no podría ser mejor.

El sonido, aunque podrás escuchar a quien se queje de que estaba un poco bajo, fue, en todo momento, claro y preciso. Aparte, No cabe duda de que tienes que ser muy buen músico para acompañar a Waters, que confía tanto en su banda que, en temas como “Money”, se limitó a tocar el bajo y dejar a su “Gilmour” -su guitarrista, vaya- particular que cantase. En Pink Floyd tampoco los cantaba todos y así seguirá siendo, aunque ahora el show sólo lleve su nombre.

Y sí, toca hablar del repertorio. Ahí, una vez más, Roger demuestra que va a hacer lo que quiera una vez más. El legendario artista no se guarda hits como “Another Brick in the Wall pt.2” para el final del show y “Wish You Were Here” (tremendamente emocionante) sonó en la primera mitad del mismo. Este concierto está hecho a su medida, para hacerte sentir las cosas que tienes que sentir en el momento en el que tienes que hacerlo. Si te dejas llevar, si confías en él, vas a quedarte con la boca abierta incluso aunque no seas fan de Pink Floyd ni de su música en solitario.

El vocalista, por cierto, estaba lesionado de un tobillo y cojeaba en ocasiones, lo cual no le impidió ni cantar, ni tocar, ni moverse, ni disfrazarse (disparando una falsa metralleta al público, por cierto), ni, por supuesto, brindar con un chupito de mezcal (por suerte dijo lo que era, porque la botella llevaba toda la noche sobre su piano y provocaba mucha curiosidad) junto a su banda.

Es complicado sintetizar, en unas pocas líneas, lo mucho que te hace sentir Waters con esta experiencia. Su show, hecho a medida por y para él, es todo un regalo tanto para los sentidos como para el alma. Y es que Roger intenta demostrar que “aunque pensemos diferente, podemos seguir llevándonos bien” y, con su música, lo demuestra. Olvida la polémica, seas como seas, y déjate llevar por uno de los mejores espectáculos de música en directo que jamás verás. Merece la pena.

Setlist completo

  1. Comfortably Numb
  2. The Happiest Days of Our Lives
  3. Another Brick in the Wall, Part 2
  4. Another Brick in the Wall, Part 3
  5. The Powers That Be
  6. The Bravery of Being Out of Range
  7. The Bar
  8. Have a Cigar
  9. Wish You Were Here
  10. Shine On You Crazy Diamond (Parts VI-VII, V)
  11. Sheep
  12. In the Flesh
  13. Run Like Hell
  14. Déjà Vu
  15. Déjà Vu (Reprise)
  16. Is This the Life We Really Want?
  17. Money
  18. Us and Them
  19. Any Colour You Like
  20. Brain Damage
  21. Eclipse
  22. Two Suns in the Sunset
  23. The Bar (Reprise)
  24. Outside the Wall
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