El Francotirarock y la vez que se disfrazó de banco de semen

El carnaval es una festividad arraigada en la historia de la humanidad que tiene sus raíces hundidas en las celebraciones en honor a Baco. Una época de colorido, creatividad y diversión desenfrenada. Pero entre todas las historias que circulan sobre disfraces memorables, hay una que destaca por su singularidad y, quizás, su falta de gusto estético. Es la historia del disfraz más cutre que Álex Clavero, un joven entusiasta de los carnavales, haya vivido.

El relato se remonta a hace muchos años, en el pequeño pueblo de la esposa de Álex. En ese momento, él y su grupo de amigos se enfrentaban a un dilema típico de esta época del año: ¿de qué disfrazarse para el esperado baile de disfraces y concurso? Las ideas parecían esquivas, y la inspiración se negaba a hacer acto de presencia, al menos para la mayoría. Mientras sus amigos intentaban avivar la creatividad con bebidas y conversaciones, Álex, en un estado un tanto más...horizontal, se encontraba en su propio mundo frente al suelo.

Después de un rato de deliberación infructuosa, alguien lanzó la pregunta que cambiaría el curso de la noche: "¿Qué tenemos todos en casa? Ropa. Ropa blanca..." La propuesta de disfrazarse de blanco entero no desencadenó la euforia esperada. Pero, de repente, como una revelación divina, surgió la idea más absurda y, al mismo tiempo, hilarante: ¿por qué no disfrazarse de... semen?